Tras la votación judicial que mantuvo la cárcel política de Luiz Inácio Lula da Silva, el Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil afirma que la lucha solo termina con el expresidente libre y la condena anulada.
El Supremo Tribunal Federal (STF) votó este martes dos procesos de dos habeas corpus presentados por la defensa del exdirigente obrero que podrían poner fin a su prisión política, pero optó por mantener el encarcelamiento.
Ante tal hecho, la presidenta del PT, Gleisi Hoffman, y el líder del partido en la Cámara de Diputados, Paulo Pimenta, dejaron en claro que la movilización por la libertad del exsindicalista sigue siendo la máxima prioridad para la militancia.
En una nota en la página oficial de la organización política, ambos dirigentes aseguran que el voto en el STF “ya tiene una victoria porque puso a debatir la parcialidad del exjuez Sergio Moro”.
Moro, ministro de Justicia y Seguridad Pública, condenó, cuando se desempeñaba como magistrado federal, a Lula por supuestos actos de corrupción, sin embargo ahora está en duda su imparcialidad tras comprometedores e ilícitos mensajes divulgados por el sitio digital The Intercept.
El exmandatario ‘fue juzgado porque se está haciendo cada vez más evidente que ese proceso no tuvo la sinceridad que debería tener’, dijo Hoffmann.
Denunció que “un juez que debería ser limpio y escuchar el caso era el jefe de la acusación, del Ministerio Público. Moro orientaba lo que debía hacer la operación Lava Jato y articulaba con la prensa para condenar al expresidente.
Pimenta pidió por su parte intensificar la “movilización y lucha en defensa del presidente Lula y contra la narrativa de los que intentan minimizar las denuncias que se han hecho”.
Y es que ayer martes, el La Corte Suprema de Justicia de Brasil rechazó un pedido de liberación del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, condenado a más de ocho años de cárcel.
De hecho, el Supremo Tribunal Federal (STF) rechazó el primero de los dos habeas corpus presentado por la defensa de Lula da Silva, donde solicitaba la anulación del fallo pronunciado contra Lula por el exjuez y actual ministro de Justicia, Sergio Moro, por supuesta “parcialidad”.
Unas revelaciones a principios de junio mostraron cómo Sergio Moro y el fiscal del país Deltan Dallagnol aprovecharon el caso de corrupción de Lava Jato para obstaculizar una eventual victoria del Partido de los Trabajadores (PT) en las presidenciales de 2018.
Mis abogados recurrieron al Supremo para que tuviera finalmente un proceso y un juicio justo, lo que nunca tuve en manos del juez Sergio Moro; mucha gente poderosa, en Brasil e incluso en otros países, quiere impedir esa decisión, o continuarla aplazando, lo que es lo mismo para alguien que está preso injustamente”, dijo Lula el lunes en una carta a su exministro de Relaciones Exteriores Celso Amorim.
La Justicia de Brasil condenó al exdirigente brasileño (2003-2011) por corrupción pasiva y lavado de dinero, acusaciones que él siempre ha negado. Desde su encarcelamiento el 7 de abril de 2018, gran parte de la población brasileña reclama su puesta en libertad.
Lula, de 73 años, que cumple una condena de 8 años y 10 meses de cárcel, se declara inocente y afirma que Moro formó parte de una confabulación para impedir el retorno de la izquierda al poder.
En agosto de 2018, el Tribunal Superior Electoral de Brasil invalidó la candidatura de Lula para postularse a las elecciones presidenciales, en el marco de la llamada ley de “Ficha Limpia”, que prohíbe a los aspirantes presentarse a los comicios si tienen condenas confirmadas. Asimismo, impidió a sus correligionarios que utilizaran la figura del líder izquierdista en los debates electorales televisivos.