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Angélica Ferrer | Sputnik
* “… es vital pensar en planes que también aborden el lavado de dinero que realizan organizaciones, bancos y empresas estadounidenses, delito que ayuda a la proliferación de los cárteles”, destaca analista y catedrático mexicano.
Estados Unidos mantiene una política contra los grupos del crimen organizado, que se ha intensificado desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. Como prueba de ello, designaron a ocho agrupaciones, en su mayoría mexicanas, como «terroristas», lo cual podría no rendir frutos, refieren expertos en temas de seguridad consultados por Sputnik.
«Lo que podríamos observar por parte de estos cárteles es, sin duda, un efecto de internacionalización. Es decir, buscarán ampliar sus acciones más allá del territorio mexicano, como lo hemos visto en Centro y Sudamérica, así como en el Caribe. El propósito sería evitar ser ubicados en un espacio físico específico, como puede ser México», apunta el doctor en ciencias políticas y sociales por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Jesús Gallegos.
Otra de las secuelas, de acuerdo con el especialista, sería que busquen alianzas entre ellas mismas y acercarse más a la sociedad para evitar ser amedrentadas por las autoridades, tanto las de EEUU como las mexicanas.
En sentido opuesto, el doctor por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), Víctor Manuel Sánchez, destaca que este listado podría causar que los cárteles se fragmenten aún más, debido a posibles traiciones dentro de los grupos para buscar beneficios judiciales.
«Habrá mayor nerviosismo y podríamos ver cambios de nombres o una mimetización de los grupos. Actualmente, están abiertos muchos escenarios que podrían detonarse», expone en una charla para este medio.
El 19 de febrero, el Departamento de Estado publicó un texto donde anunció el nombramiento como «terroristas» de diversas agrupaciones del narcotráfico, en su mayoría, originarias de México.
1.Cártel de Sinaloa.
2.Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
3.Cárteles Unidos, conformados por organizaciones criminales de Michoacán.
4.Cártel del Noreste.
5.Cártel del Golfo.
6.La Nueva Familia Michoacana.
Los otros dos señalados por las autoridades estadounidenses, pero que pertenecen a otras naciones, son la Mara Salvatrucha y el Tren de Aragua.
Un día después, Canadá replicó la medida. En su caso, incluyó a los mismos que EEUU, con excepción del cártel del Noreste.
Los especialistas vaticinan que, tras estas medidas, EEUU incremente acciones como vigilar a posibles personas relacionadas con el narcotráfico y delitos derivados de ese acto, el congelamiento de activos de los integrantes de las agrupaciones señaladas y más sobrevuelos de drones.
¿Qué hay detrás de los grupos?
La mayoría de los grupos mexicanos del crimen organizado que fueron mencionados por las autoridades estadounidenses, tienen menos de 20 años de existencia, pero cuentan con presencia en casi todo México.
El único que cuenta con una larga trayectoria es el cártel de Sinaloa, cuyos cofundadores, Joaquín Chapo Guzmán e Ismael Mayo Zambada, están arrestados en EEUU. En la actualidad, sufre una crisis, la cual ha derivado en dos facciones: los Chapitos y los Mayitos.
Sin embargo, los especialistas destacan que hay agrupaciones que, en la actualidad, podrían haber aparecido también en el listado, como La Barredora, conformado por viejos integrantes de los Zetas y que ha sido causante de la violencia en Tabasco, en el sureste mexicano.
«Hay organizaciones medianas que no fueron consideradas. La más grande de ellas es la de los Beltrán Leyva y es extraño, porque a su líder Isidro Meza, el Chapo Isidro, lo acaban de incluir en la lista de los más buscados del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés)», recuerda Sánchez.
Esto puede ser contraproducente, comenta el experto, debido a que, tanto ese cártel como el de Santa Rosa de Lima o Guerreros Unidos, por ejemplo, pueden optar por acciones más mesuradas, lo que dificultaría su captura y desintegración.
La respuesta mexicana
Desde el 20 de enero, fecha en la que Trump emitió una declaratoria para nombrar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas, el Gobierno mexicano se opuso a la medida, aludiendo que no era la solución al trasiego de drogas.
Después de que la medida se oficializó, la presidenta Claudia Sheinbaum anunció dos acciones para contestar a las autoridades estadounidenses:
1.Modificaciones a los artículos 19 y 40 de la Constitución, para reforzar la soberanía nacional.
2.La ampliación de una de las demandas que su Administración sostiene contra los fabricantes de armas en EEUU, tal y como había comentado la semana pasada.
«Lo que queremos dejar claro frente a esta designación es que nosotros no negociamos la soberanía (…). Esta no puede ser una oportunidad por parte de EEUU para invadir [nuestro país]. Ellos pueden ponerle el nombre que ellos decidan, pero con México es colaboración y coordinación, nunca subordinación, no injerencismo y, menos, invasión», afirmó Sheinbaum el 20 de febrero.
Frente a estas decisiones, los especialistas indican que, al menos en el caso de la extensión de la demanda, no será suficiente para frenar a los grupos del narcotráfico y tampoco para hacer un plan integral bilateral en este ámbito.
Para que no ocurra esto, Gallegos dice que es vital pensar en planes que también aborden el lavado de dinero que realizan organizaciones, bancos y empresas estadounidenses, delito que ayuda a la proliferación de los cárteles.
«México tendría que permitir un ejercicio multilateral, donde la estrategia sea avanzar con otros países y acompañarse de estos esfuerzos para lograr los resultados esperados. Por otro lado, también el Gobierno debe entender que necesita avanzar como un líder regional, no como un actor débil y subordinado a EEUU», acota.
Lo que queda por hacer
Los expertos mexicanos en temas de seguridad expresan que, más allá de lo discursivo, es esencial que se tomen acciones adicionales en México para frenar a los grupos del crimen organizado y actores de otros sectores que pudieran estar implicados.
Por ejemplo, Gallegos se decanta por la creación de una fuerza de operaciones especiales contra la corrupción, establecer un marco de seguridad bilateral con EEUU con miras a largo plazo, un sistema de inteligencia para operativos nacionales y transparencia en las acciones que se realicen, ya sea de manera nacional o entre los países.
«Habría también que pensar en una diplomacia militar híbrida de comunicación, con planes preventivos, e impulsar una doctrina de seguridad y militar», analiza el también docente en la UNAM y en la Universidad Rosario Castellanos.
Mientras tanto, Sánchez hace énfasis en que las autoridades mexicanas deben ser autocríticas sobre lo que no se ha realizado adecuadamente en el rubro de seguridad, con el fin de que se perfilen mejor los planes en la materia.
«Esta designación puede servirnos para reencausar la estrategia de seguridad y comenzar a dar resultados para la población», finaliza.