Quieren convertir inmigración en “reality show”

 

Raúl Antonio Capote | Granma

* Nada refleja mejor el sueño americano que competir en pruebas extremas televisadas, para ganarse el derecho a vivir en la tierra de los «justos» y los «libres».

El Departamento de Seguridad Nacional (DSN) de Estados Unidos, está considerando la idea de convertir el proceso de obtención de la ciudadanía en un espectáculo televisivo al estilo yanqui.

¿Para qué someterse a engorrosos exámenes y trámites legales lentos, cuando se puede, simplemente, competir en una serie de desafíos al estilo reality show?

Ver a inmigrantes enfrentándose por su lugar en la «tierra de las oportunidades», mientras realizan pruebas de resistencia dignas de un programa de supervivencia, parece ser un espectáculo provechoso y divertido para los funcionarios del DSN.

Bajo el liderazgo del guionista canadiense Rob Worsoff, conocido por su trabajo en Duck Dynasty –un referente de la cultura estadounidense–, se presenta The American, la nueva odisea estadounidense, tonta y desalmada, promovida por la sinrazón de un sistema en el que solo existes si eres parte del show.

En el transcurso de la competencia, a los concursantes se les entregarán premios «tan importantes para la integración» como un millón de puntos de American Airlines, milkshakes de variados sabores, deliciosos Filet-O-Fish de McDonald’s, hamburguesas de Burger King y Wendy’s, o una tarjeta de regalo de Starbucks.

Porque, claro, nada une más a los futuros ciudadanos que un buen café con leche (lo de bueno queda a consideración de los lectores), mientras esperan su turno para el juramento en las escaleras del Capitolio.

Sin embargo, no hay que apresurarse, la portavoz del DSN, Tricia McLaughlin, informa que la idea está en «las primeras etapas de evaluación», y que el Departamento recibe cientos de propuestas cada año. Así que, si esta idea no prospera, seguramente habrá otro show para entretener, mientras la burocracia sigue su curso.

En fin, parece que ya no basta con poner en venta la ciudadanía estadounidense mediante una visa de «tarjeta dorada», que ofrezca un camino hacia la nacionalidad por cinco millones de dólares –como anunció recientemente el presidente Donald Trump–, pronto podría convertirse en el premio de un reality show.

Es que nada refleja mejor el sueño americano que competir en pruebas extremas para ganarse el derecho a vivir en la tierra de los «justos» y los «libres».

Si alguien tiene alguna duda de los antecedentes ideológicos que acompañan tamaño despropósito, remítase a la historia de los Osage, las naciones Iroquesas, los Pequot y otros pueblos nativos, víctimas de la limpieza étnica cometida por esos mismos «justos» y «libres».

En resumen, podemos estar seguros de que las decisiones sobre la vida y el futuro de las personas están en manos de un riguroso proceso de selección que, claramente, no incluye la lógica, la ética ni la humanidad.