Uno de los eslabones más puntuales del fallido golpe de Estado fue Radio Darío, ubicada en León, Nicaragua. Su propietario, Aníbal Toruño, tuvo una participación activa en el complot que inició en abril pasado y que culminó en junio con una victoria contundente del pueblo sandinista.
Toruño es un golpista muy apegado al guion que le entregó la USAID a través de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, cuya propietaria es Cristiana Chamorro Barrios, una autodenominada “periodista” a como se creen todos los miembros de dicho clan familiar.
Radio Darío fue uno de doce medios de comunicación –simbólica la cifra, ¿no?-, escogidos para ser favorecidos con astronómicas “donaciones” en dólares a fin de desarrollar operaciones en contra del gobierno, a través de supuestas campañas cívicas.
El señor Toruño, al igual que la mayoría de los seleccionados, es de los principales propagadores del odio y de mentiras en contra del gobierno y sus funcionarios, así como de militantes y simpatizantes del FSLN.
Aparte del dinero para adquirir costosos equipos de última generación, Toruño y demás reclutados por la USAID y Cristiana Chamorro Barrios, reciben jugosa paga mensual en concepto de publicidad, misma que tiene que ir acorde con los lineamientos golpistas de sus benefactores económicos.
A fin de enmascarar el financiamiento, los contratos señalan que el desembolso es por impulsar campañas por los derechos de la diversidad sexual (lesbianas, gays, trans, bisexuales, etc.), o bien en concepto del fortalecimiento de la conciencia ciudadana en torno al voto, entre otros.
Sobre lo último, resulta contraproducente que una de sus metas sea promover el respeto a la voluntad popular durante las votaciones, cuando todo el mundo sabe que es lo que menos hacen, al extremo de que intentaron violentar la decisión del pueblo nicaragüense con un sangriento golpe de Estado.
La única votación que respetan los derechistas en Nicaragua, es la que ellos ganan.
Estos son algunos de los documentos sobre Radio Darío: