Manuel S. Espinoza Jarquín
En su desenfrenada y desesperada terquedad por destruir la Revolución Sandinista, el imperialismo gringo tiene conformadas diversas redes a nivel local y en otros países aliados en América. Ahora que se acercan las elecciones las mantiene activas con la esperanza de provocar caos que deslegitimen un triunfo del FSLN en los comicios del 2021. Aquí estas redes:
La Red Local desde EEUU
Desde Miami, la organización recolectora y canalizadora de los fondos era El Carmen Group, fundado en 1982. Ésta jugó un papel importante en la promoción de la «guerra Contra» desde su inicio. No era para menos pues uno de sus fundadores fue Max Hugel, exdirector de las operaciones clandestinas de la CIA tras la victoria de Reagan en las elecciones del 80.
Siempre usando el método de crear organizaciones que sirvan de tapadera a la participación intervencionista norteamericana, se procedió a crear y escoger finalmente a una organización que tuviera la cara nicaragüense. Entre estas figuraron la Fundación Nacional Nicaragüense Norteamericana (FNNN) de Adolfo Calero, Bosco Matamoros y Álvaro Rizo; la Fuerza de Tarea Civil de Nicaragua (FTCN) de Antonio Alvarado, la que posteriormente la CIA convirtió en el Comité para las Elecciones Libres y la Democracia en Nicaragua (CELDN) o mejor conocido como el Comité de Miami.
A esta última organización le crearon un consejo directivo honorifico con Jef Bush, quien brindó la oficina donde estaría ubicada y Donald Trump, entre otros ya conocidos. Se inició financiando al Comité reduciendo los gastos de mantenimiento de las oficinas de la resistencia en Washington y Miami. La Contra estaba ya en otro plano.
El Carmen Group se dedicó a la recaudación de fondos paralelos a los dados por el congreso. Estos fondos provenían de un sinnúmero de actividades de relaciones públicas dentro de los EE.UU. Desde tours políticos para la Violeta Barrios de Chamorro, hasta la organización de cenas y banquetes que costaban desde mil hasta 5 mil la entrada, pasando por donaciones desde 10 mil hasta 145 mil dólares por congresistas y millonarios estadounidenses. Se estipula, que entre 600 mil y un millón de dólares fueron recolectados y utilizados para el financiamiento electoral, sin que pasaran por el CSE o el BCN.
Ya ni se diga las recolectas paralelas que desde la UNO en Managua se orientaba realizar de manera independiente a varios delegados nicaragüenses que tampoco fueron reportados. Decenas de miles lograron recolectar en campañas de radio y televisión, conferencias y simposios que de igual manera no enteraron a las autoridades nicaragüenses.
La red en Costa Rica
Desde Costa Rica operaba otro enjambre de organizaciones norteamericanas y ticas con el mismo fin antisandinista. La NED operaba a través de la American Development Foundation (ADF), que desde Esquipulas comenzó a recibir fondos para la «Promoción de la Democracia» trasladando una parte al Centro de Asesoría para la Democracia (CAD) de origen tico.
Unos 250.000 dólares fueron usados para el programa de «Entrenamiento y Educación Cívica» a los líderes de la oposición antisandinista, y creando una macro estructura política opositora. Desde el CAD se trabajaría con el Grupo Delphi, que a su vez asistía al Centro de Formación Juvenil (CEFOJ) y al periódico La Prensa, la Federación Internacional de Sistemas Electorales (IFES) y el Instituto de Sindicatos Libres (FTUI).
Por su parte, el Instituto Republicano para las Relaciones internacionales, (NRI) fundó en 1986 en Costa Rica la Asociación para la Defensa de la Libertad y la Democracia (ADLD), del Partido Social Cristiano Unido (PSCU).
A esta le destinaria unos 500 mil dólares de no ser por las protestas del Partido Liberal Nacional (PLN) de Oscar Arias, quien sintió en carne propia el intervencionismo político USA, pero a quien no le importaba cooperar en contra de la Revolución sandinista. Como siempre, la doble moral de Costa Rica.
El Centro de Asistencia para la Promoción Electoral (CAPEL) era financiado por la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID), lo que hoy se conoce como USAID, creado en 1984 con 3.1 millones de dólares. Sus objetivos macros eran coordinar la asistencia técnica y financiera en los procesos electorales en Centro América y el Caribe.
CAPEL coordinó con Nicaragua unos 150 mil dólares para el proceso electoral a través del CSE. Pero no coordinó los 500 mil dólares que le dio la AID para el mismo proceso. Eso le facilitó a CAPEL financiar a la Federación Internacional de Sistemas Electorales (IFES) en su momento creado por la NED. IFES creó en Nicaragua la «Vía Cívica» y los registros de votos que junto con los equipos de CAPEL distribuidos por toda Nicaragua entrenaron a los miembros de la UNO por todo el país.
La embajada tica también era un puesto de apoyo a la oposición antisandinista dado al militantismo de su propio embajador Farid Ayales, quien daba todo tipo de cenas y reuniones a los opositores. Para ese tipo de menesteres tenía asignado un presupuesto de 5,000 dólares mensuales. Negoció a favor de la reapertura del diario La Prensa y hasta publicaba artículos y editoriales en contra del gobierno sandinista.
Radio Impacto, ubicada en Costa Rica, fue otra fuente receptora de fondos para unirse en la campaña mediática en contra del gobierno y la revolución sandinista.
Posteriormente, entre 1988 y 1989, crearon la Academia Centroamericana de Entrenamiento (ACE), con bases en cada capital del istmo. El monto asignado eran unos 226 mil dólares. Su labor principal era organizar comités y grupos políticos que apoyaran la política exterior norteamericana, inclusive en caso de una intervención militar directa contra Nicaragua.
Entre otras tareas estaba canalizar fondos a la UNO a través de cuentas abiertas en Miami a diversos centros y organizaciones creados por ellos mismos, y con las mismas características como el Centro de Estudios Económicos, Políticos y Sociales (CEEPS), el Instituto para la Promoción y la Capacitación Electoral (IPCE), etc.
La red venezolana
Desde las diversas agencias de financiamiento en Washington, se manejaba otra red de organizaciones venezolanas en función de la desestabilización del proyecto revolucionario y la facilitación de la victoria electoral antisandinista en las elecciones del 90.
Desde Venezuela funcionaban la Fundación Nacional Democrática (FND) y la Fundación Rómulo Gallegos y se costeaban con los 200 mil dólares mensuales que servían para mantener la oficina de la Contra en Miami. Estas eran parte de un esquema que desde 1988 el Departamento de Estado, por medio del Secretario de Planificación Política para América Latina, Luigi Enaudi, había creado para el apoyo de la oposición nicaragüense. Posteriormente este llegó a ser el embajador USA en la OEA.
El esquema era el mismo, solo que usando de enlace al cardenal Obando y Bravo y a otros miembros de la UNO para poder generar asistencia técnica y económica a la oposición. Los miembros del FND se inscribieron como observadores electorales ante el CSE, lo que les permitiría el contacto directo con la oposición.
Entre estos observadores estaba Tor Halversen, hombre convocado por la CIA y que desde el inicio de la guerra Contra en 1981, financió un viaje a Caracas al directorio de la Contra para crear campañas antisandinistas a través de los Comité de Defensa de la Democracia en Nicaragua. No había pues tales observadores imparciales, mucho menos independientes.
Desde luego que para la inteligencia y seguridad sandinista este era el pan de cada día y el lector entenderá lo harto difícil de lidiar con este tipo de acciones y sus modalidades. Hoy día el accionar es el mismo, solo que muchas organizaciones han mudado su nombre y en las próximas entregas las compartiremos.
Aprovechando la coyuntura electoral nacional, el caso del financiamiento encubierto de las agencias norteamericanas y sus métodos en las elecciones del 90 sirve como cartilla para nuestro pueblo en función de que se mantenga el firme convencimiento de que cómo se ataca a Nicaragua, cómo se lesiona su soberanía, quiénes y cómo lo hacen y quiénes en Nicaragua se lucran permitiéndoselo al yanqui intervencionista.
Lo anterior es muy importante si logramos generar conocimiento y conciencia en el pueblo trabajador, en el nicaragüense humilde y honrado. El campesino, el zapatero, el barbero, la vivandera, el albañil, el carpintero, el busero, los estudiantes y los docentes deben saber dimensionar el nivel de lucro, la cantidad de dinero que ganan los malos nicaragüenses que reciben dinero del financiamiento yanqui. Cómo deben entender el dominio y el saqueo a los que nos someten las estrategias norteamericanas.
Es este tipo de traslado de información, a través de la cátedra sobre sistemas de desestabilización propuesta e impartida en cada centro universitario, el que hará que miles de Andrés Castro se reproduzcan en el devenir histórico de Nicaragua. ¡Arroja de nuevo la piedra, Andrés!