Charly Morales Valido | Prensa Latina
Las relaciones entre los gobiernos de El Salvador y Estados Unidos sufren hoy una crisis sin precedentes, agravada con la llegada a la Casa Blanca del demócrata Joe Biden.
Una escalada de desencuentros, confrontaciones y desplantes sembraron esa percepción en la sociedad salvadoreña, confirmada con todas sus letras por el diplomático y analista político Rubén Zamora.
Para Zamora, embajador de El Salvador en EEUU durante el mandato de Barack Obama, la frialdad con que el presidente Nayib Bukele trató al enviado especial de Biden, Ricardo Zúñiga, le puso la tapa al pomo.
Bukele se negó a reunirse con Zúñiga durante una visita inicial, en abril pasado, y recién esta semana lo recibió, pero sin pronunciarse sobre el encuentro en redes sociales, como suele hacer cuando le interesa.
Lo cierto es que, ni siquiera durante las dos administraciones del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN, izquierda), el ambiente estuvo tan crispado y distante entre San Salvador y Washington.
El trato comenzó a decaer tras el triunfo demócrata en las presidenciales de noviembre pasado, que marcaron un borrón y cuenta nueva en las relaciones bilaterales, sobre todo por el cambio de correlación en el Congreso.
A varios influyentes legisladores no les hizo mucha gracia que Bukele los ‘ninguneara’ en sus cadenas nacionales, con actitud desafiante que rara vez mostró ante los desplantes del expresidente Donald Trump.
Al respecto, Zamora comentó a Prensa Latina que la relación Bukele-Trump alcanzó ribetes de sumisión cuando El Salvador, un país del que cada año emigran miles de personas huyendo de su situación, aceptó recibir a quienes llegan a Estados Unidos en busca de asilo.
Tan absurdo fue ese pacto de Tercer País Seguro, que el secretario de Estado Anthony Blinken lo suspendió en febrero pasado, no más tomar las riendas de la política exterior de la administración Biden.
Negociador de los Acuerdos de Paz que pusieron fin a 12 años de conflicto armado, Zamora alertó que en el Capitolio norteamericano hay políticos que conocen muy bien El Salvador, y les importa este país.
“Mucha gente de las que se mofó Bukele ahora encabezan comisiones que deciden sobre cooperación y fondos para el desarrollo, o sea, es un terreno que el presidente ha perdido”, señaló el también historiador.
Así, legisladores como Jim McGovern, Norma Torres o Albio Sires se han pronunciado contra ciertas posiciones autoritarias de Bukele, e incluso el Caucus Hispano criticó la hostilidad del mandatario salvadoreño.
A su vez, tras la instalación de la nueva legislatura, controlada por el oficialista partido Nuevas Ideas, fueron aprobados una serie de movimientos que fueron criticados incluso por la vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris.
En medio de la polémica sobrevino la nueva visita de Zúñiga, que Zamora interpretó como un ultimátum diplomático, y la respuesta de Bukele fue recalcar que los cambios iniciados eran “irreversibles”.
Tal posición, que podría dificultarle la vida a los millones de migrantes salvadoreños que viven en EEUU y cuyas remesas prácticamente mantienen a este país, sugiere que Bukele está dispuesto a encarar cualquier consecuencia.
Por demás, el mediático jefe de Estado insiste en el mensaje que envió a la comunidad internacional el pasado 1 de mayo: “Nuestras puertas están más abiertas que nunca. Pero con todo respeto: Estamos limpiando nuestra casa… y eso no es de su incumbencia”.