Javier Benítez │Sputnik
La OTAN ya lo sabe. Y los medios de comunicación occidentales, también, aunque intenten maquillarlo de muchas maneras.
Y es que en el campo de batalla Rusia está derrotando a la OTAN, lo que deja en evidencia que los estrategas occidentales que comandan a las fuerzas de Ucrania en el conflicto, subestimaron la realidad del gigante euroasiático.
La OTAN condenada
La OTAN es todo lo que está mal. Tanto en lo político, como en lo militar. Es lo que podría concluir cualquier persona que se detenga por un momento a analizar sus políticas y sus estrategias militares, que siempre van de la mano, utilizando lo que hasta ahora era una superioridad militar para lograr sus objetivos expansionistas.
Claro, eso ocurría porque siempre se metían con países pequeños, o no tanto, a los que sometían a sangre y fuego para expoliarlos. Pero cuando en un conflicto tiene frente a sí a un verdadero Ejército, y no a unos montañeses que no tienen ni para chaleco antibalas, las cosas cambian para la Alianza Atlántica.
En este sentido, el conflicto en Ucrania es una clara muestra de que esta alianza de 31 países, donde hay varias potencias mundiales, es incapaz de enfrentarse a un solo país cuando este no es, ni tan pequeño, ni tan débil, en este caso, Rusia.
Entonces, a la OTAN se le empiezan a ver las costuras y su realidad emerge a la superficie en forma de receta para el desastre. Y ellos lo saben, por eso lo único que les va a quedar al final será ladrar un poco, y luego claudicar al nuevo mundo multipolar.
Y tanto lo saben, que la verdad empieza a abrirse camino incluso en medios de comunicación occidentales, pese al esfuerzo dictatorial ingente del Occidente colectivo para que a su auditorio no llegue la versión rusa de los acontecimientos, mediante la censura de sus medios de comunicación.
Saltan las alarmas
En este sentido, la cadena CNN avisa que los desafíos que enfrentan las tropas ucranianas tienen que ver con las capacidades, el entrenamiento y la coordinación, que el medio entiende como factores críticos, cuando una fuerza atacante se enfrenta a tal variedad de defensas como las establecidas por Rusia.
El medio advierte que el Ejército de Ucrania, que utiliza equipo militar occidental incluyendo los vehículos de combate Bradley, ha redoblado sus esfuerzos en un intento por romper las defensas rusas en la dirección sur, en el marco de su fallida contraofensiva que dio inicio a principios de junio.
En su artículo, la CNN cita a varios analistas, entre ellos, a Franz-Stefan Gady, quien visitó las líneas del frente y conversó con los militares ucranianos. Gady señaló que las operaciones son más de carácter táctico que sincronizadas, al indicar que «Ucrania tendrá que coordinar y adaptar mejor sus tácticas actuales, sin lo cual los equipos occidentales no resultarán [tácticamente] decisivos a largo plazo».
Unas palabras bien fundamentadas, si nos remitimos a los datos de la realidad que por estos días brindó Putin en declaraciones a la prensa. Al referirse a las fuerzas ucranianas en el contexto de su contraofensiva iniciada el pasado 4 de junio, el presidente ruso manifestó que «sufrieron grandes pérdidas, tanto de personal como de equipos».
Detalló que las tropas de Kiev han perdido 415 tanques, y que en total se habían destruido más de mil 300 vehículos blindados de diversas clases, dos tercios de los cuales eran de fabricación occidental.
Según Putin, las fuerzas ucranianas fueron repelidas y detenidas en todas las líneas de operaciones de la zona de la operación militar especial, añadió que Ucrania se está quedando sin recursos de movilización, y advirtió que la introducción de tropas polacas en Ucrania podría provocar la pérdida de los territorios ucranianos en el oeste del país en favor de Varsovia.
Pero en este sentido, las cosas no se detienen allí. En una videoconferencia con altos mandos, el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, declaró: «El enemigo sufrió más 20 mil 800 bajas militares en el último mes como resultado de acciones acertadas de nuestras tropas: 20 mil 824 efectivos, para ser exactos, y dos mil 227 piezas de material bélico», precisó.
Asimismo, mencionó que las fuerzas ucranianas perdieron numerosos equipos de fabricación extranjera, incluidos 10 tanques alemanes Leopard, 11 vehículos de combate de infantería estadounidenses Bradley, 40 sistemas de artillería М777 hechos en EEUU y 50 obuses autopropulsados procedentes del Reino Unido, EEUU, Alemania, Francia y Polonia.
Finalmente, Shoigú sentenció: «Las armas proporcionadas por Occidente no llevan al éxito en el campo de batalla, sino que extienden el conflicto bélico», al advertir que, ante el fracaso de la llamada contraofensiva, Kiev se centra en llevar a cabo ataques terroristas contra infraestructuras civiles en el territorio ruso.
Para el analista internacional Eduardo Luque, el problema de la OTAN es que «acabaron por creerse sus propias películas de guerra y se creyeron que las batallas reales eran lo más parecido a ‘Salvar al soldado Ryan’, cuando la realidad es ‘muy otra’, cuando la realidad demuestra que además el Ejército ruso estaba muy bien preparado, muy bien entrenado, y con armamento de ultísima generación».