
José Negrón Valera | Sputnik
La puesta en marcha de la ruta marítima entre los puertos de China y Venezuela, un proyecto que busca reducir a la mitad los tiempos de navegación, emerge no solo como un hito logístico, sino como un movimiento de relevancia dentro de la geopolítica regional.
La conexión de los puertos venezolanos será con el de Tianjin, uniendo el corazón industrial asiático con la nación suramericana, en un nexo comercial que podría reconfigurar los ejes de influencia en la región. Según información del medio venezolano Radio Miraflores, esta iniciativa optimizará la cadena de suministro y fortalecerá la integración bilateral.
En un paso que consolida esta asociación, ambas naciones negocian además un acuerdo de «arancel cero» para al menos 400 productos venezolanos, una medida que eliminaría barreras comerciales críticas y potenciaría las exportaciones nacionales hacia el gigantesco mercado chino.
Intercambio bilateral en crecimiento
La especialista en relaciones internacionales Elizabeth Pereira, basándose en cifras oficiales, señaló para Sputnik que el volumen del comercio entre ambas naciones es significativo y va en aumento.
«El comercio entre China y Venezuela se ubica en torno a los 6.800 millones de dólares, según cifras divulgadas por la Cámara de Comercio e Industria China–Venezuela y se estima este siga aumentando basado en la exportación de productos alimentarios como semilla de ajonjolí, frijol verde chino, sésamo, café verde, cacao y aguacate, tras la aprobación de protocolos fitosanitarios», explicó.
La especialista citó además cifras de Coromoto Godoy, ministra del Poder Popular para Comercio Exterior, las cuales muestran que el comercio bilateral aumentó en un 120% en comparación con el 2024, convirtiendo a China en el principal socio comercial de Venezuela de la nación latinoamericana.
Este crecimiento no es azaroso. Pereira enumeró los principales rubros que dinamizan este intercambio: «Productos agrícolas, pesqueros como el camarón, tajalí y cangrejo, y de la industria ligera, que representan la diversificación del portafolio exportable venezolano».
En ese sentido, la analista destaca que dicho perfil exportador ha abierto oportunidades para los productores nacionales, promovido la industrialización interna y, lo más importante, «fortalece la confianza de China en Venezuela como un socio comercial confiable».
Los proyectos que cambiarán el juego
«Los proyectos estratégicos que actualmente se impulsan entre China y Venezuela están inscritos en el marco de la integración económica de nuestro país a las economías emergentes y la Iniciativa de la Ruta y la Seda, orientados a incrementar significativamente el intercambio comercial, fortalecer la infraestructura logística y consolidar la asociación estratégica a toda prueba y todo tiempo entre ambas naciones», dijo Pereira.
La experta destacó así que la apertura de una ruta marítima directa entre el puerto de Tianjin y Venezuela representa «un avance logístico sin precedentes», el cual estima que reducirá hasta en 65 días la llegada de mercancías desde Asia.
«Directamente, significa la modernización de nuestros puertos aumentando inversiones en los transportes multimodales hasta la llegada al puerto, el aumento de empleo en el sector portuario y aduanal para atender el aumento del flujo tráfico comercial que traerá consigo la nueva ruta, entre otros», dijo.
A esto se le suma el acuerdo de «arancel cero», que, según Pereira, «reforzará aún más el acceso al mercado chino y contribuirá a diversificar el portafolio exportable, especialmente en los sectores agrícola, pesquero e industrial, a fin de dinamizar el comercio bilateral». Con una visión geopolítica amplia, la experta añade que esta ventana marítima no será solo para Venezuela, sino que servirá «para ser usado por los países vecinos al momento de exportar o importar», posicionando a la nación como un hub logístico clave en Suramérica.
«Contener el ascenso de nuevas potencias»
De cara al despliegue militar estadounidense en el Caribe, la analista considera que uno de los objetivos reales de Washington con dichas operaciones es el freno de la influencia de otras potencias en el continente.
«Es componente de una estrategia más amplia para contener el ascenso de nuevas potencias que desafían la hegemonía unipolar de Estados Unidos, particularmente en el contexto de la región latinoamericana, que históricamente ha estado bajo su dominio», sentenció Pereira.
La internacionalista argumenta que, a pesar de los intentos de Washington, su poder para frenar a Pekín es limitado. «Difícilmente EEUU puede frenar el avance y repunte de China, en ningún ámbito. China está superando progresivamente a EEUU y las potencias occidentales en muchos aspectos: el tecnológico, las inversiones, el financiamiento al desarrollo, entre otros».
En este sentido, interpreta que la intimidación militar contra Caracas genera inmediatas condenas del gigante asiático, que «al mismo tiempo continúan avanzando en proyectos conjuntos y demostrando que la solidaridad y la cooperación son el marco de relacionamiento bilateral respetuoso esperado entre los actores internacionales».
«Sin lugar a dudas EEUU busca reconstruir su disminuida hegemonía residual en la región, especialmente frente a la derrota arancelaria que tuvo EEUU ante la imposibilidad de doblegar a la región y a China con la guerra arancelaria [o] sanciones (…) su política ahora es de contención a la influencia y los mecanismos del nuevo mundo, que está fracasando igualmente frente a alianzas antihegemónicas», dijo.
En ese sentido, Pereira dijo que uno de los propósitos de la política exterior estadounidense hacia Venezuela ha sido mermar sus relaciones comerciales y estratégicas, incluyendo las tecnológicas y militares, así como limitar la influencia de la cooperación en América Latina y el Caribe.
«Intentos en los que han fracasado, siendo al contrario un ejemplo exitoso de nuevas dinámicas del poder en el nuevo orden económico y financiero internacional en la región geopolíticamente más sensible para EEUU: la que tiene el país con las mayores reservas de petróleo del mundo y demás recursos estratégicos», añadió.
Para la especialista, esta alianza representa una alternativa existencial al modelo occidental: «La relación con China no será bien vista por EEUU en ninguna de sus áreas, ya que representa una alternativa concreta de desarrollo soberano, cooperación y respeto mutuo, basada en la igualdad entre los Estados y en el beneficio compartido».
Este modelo, subraya, se traduce en «acceso a fuentes de financiamiento, a la tecnología y la ciencia y la innovación sin restricciones o chantaje y el acceso al uso de medios financieros propios no coercitivos, a través de intercambios comerciales y financieros en general en monedas propias». Para Venezuela, ratifica, «esta alianza seguirá siendo defendida como garantía de la independencia económica y del progreso nacional y del orden multipolar».
¿Cuál sería la respuesta de China ante una agresión militar?
Frente a la posibilidad de un escenario de conflicto, la naturaleza de la asociación estratégica «a toda prueba y en todo tiempo» se pondría a examen. Pereira es enfática al definir el nivel del compromiso chino.
«Responder esta pregunta pasa por reconocer que la relación entre Venezuela y China no es una alianza coyuntural ni de conveniencia momentánea, y más bien afirmar que esta trasciende a los contextos políticos y geopolíticos. Es una asociación estratégica sólida, basada en el respeto mutuo, la cooperación y la defensa de la soberanía nacional», afirmó.
En caso de una agresión militar, la especialista anticipa una respuesta multifacética de Pekín. «China expresaría un respaldo firme a Venezuela, tanto en el plano político como en los espacios multilaterales, como la ONU, especialmente impulsaría la solución pacífica de controversias y la no intervención militar basado en el derecho internacional», dijo.
Este apoyo, sin embargo, no se limitaría a la diplomacia. Pereira prevé que China «reforzaría su cooperación económica, militar, tecnológica y humanitaria, demostrando con hechos su compromiso con el pueblo venezolano». Este respaldo, asegura, «tendrá un peso político y moral enorme frente a la comunidad internacional, especialmente como actor líder del mundo multipolar».
La analista finaliza enmarcando la posible acción china en su visión de gobernanza global. «Si tomamos en cuenta las apuestas de China por la democratización y mejora de la gobernanza internacional sin imposiciones ni amenazas, podemos afirmar categóricamente que China no se quedaría callada, sino que actuaría dentro de los marcos del derecho internacional para defender la estabilidad, la paz y la soberanía de los pueblos de América Latina y el Caribe».
Esta postura, recuerda, no es solo por Venezuela; la región es vital para los intereses de la nación asiática, ya que es una fuente crucial de «materias primas e insumos estratégicos como petróleo, hierro, litio, coltan, cobre, entre otros».