¿Y la prisión de Abu Ghraib, en Irak? En medio de los falsos argumentos de armas químicas y biológicas para atacar a Estados Unidos y naciones vecinas, la soldadesca norteamericana destruyó el país donde estuvo la antigua Babilonia, asesinando de paso al presidente Saddam Hussein.
Ocurrió en 2003 y en la cárcel antes mencionada, el ejército de Estados Unidos cometió espantosas torturas y crímenes en contra de prisioneros iraquíes, cuyo único delito había sido defender con ardor su nación invadida.
Unos cuantos soldados sancionados sirvieron para acallar a su condescendiente opinión pública interna, que es la única que les interesa.
Se “horrorizan” por rumores
Trece años después, los gringos, cuyas muertes y daños en todo el mundo son incontables, se dan el lujo de emitir un reporte “denunciando” a los países de América Latina, casualmente de izquierda, que según ellos torturan y castigan a los opositores.
Si el señalamiento no proviniera de un país lleno de políticos inescrupulosos como Estados Unidos, el asunto movería a risa, pero son el imperio y como tal todavía tienen capacidad de hacer mucho daño.
En el marco de su nueva estrategia de “golpes suaves” o intervenciones presuntamente incruentas, han gastado millones de dólares en la desestabilización de la revolución bolivariana de Venezuela apoyando a partidos políticos, ONG opositoras, medios de comunicación derechistas y periodistas “independientes”.
La falsa huelga de hambre
Como bandera de sus ataques, el Departamento de Estado utiliza como ciertas las denuncias del opositor venezolano Leopoldo López, condenado a casi 14 años de prisión, que han señalado que les negaron el permiso para ver a un médico durante la presunta huelga de hambre de 30 días que mantuvo el año pasado.
Las autoridades venezolanas desmintieron la tal huelga y señalaron que López hacía sus tres tiempos de comida, pese a la reacción histérica de su esposa y otros familiares que veían con “horror” que un señorón de su categoría estuviera detenido.
Sin embargo, al igual que las presuntas armas de destrucción masiva de Irak, los gringos toman como cierto lo que les conviene y ahora señalan que “hay información sobre tortura, tratos inhumanos o degradantes y castigos a prisioneros durante todo el año; dos métodos comunes de tratamiento cruel fueron la negación de asistencia médica de las autoridades de prisiones y el mantenimiento de los presos en régimen de aislamiento».
Cuba: la mastican pero no la tragan
En el caso de Cuba, país al que de una manera rara se han acercado, sostienen que el acoso, las detenciones y las amenazas a los disidentes continuaron durante 2015, al igual que la práctica de los arrestos «arbitrarios» de pocas horas «para impedir el ejercicio de las libertades de expresión y reunión pacífica».
¿Qué podríamos decir por estos lados de los negros y latinos asesinados o condenados a prisión perpetua por la policía norteamericana? ¿Quién condena estos hechos sobre los que sí existen pruebas documentales y fotográficas y no meras presunciones como en las que se basa el informe norteamericano?
En el reporte de marras, el Departamento de Estado colocó este año a Cuba entre los países cuyos gobiernos usan métodos «directos y abiertos» para «reprimir a la sociedad civil».
Pese al proceso de normalización bilateral y la reciente visita del presidente Barack Obama a Cuba, el informe de este año no baja el tono sobre las denuncias acerca de las violaciones de derechos humanos que Washington considera que se siguen cometiendo en la isla.
Otra imagen de la infinita crueldad de la soldadesca norteamericana. No es nada nuevo, para esto son entrenados.
Al presentar el informe, el secretario de Estado, John Kerry, recordó que en ese viaje a Cuba de marzo pasado, tanto él como Obama «urgieron» a las autoridades «a permitir una mayor apertura política» y más acceso a internet.
Los casos de México y Colombia
En tanto, en el capítulo referido a México menciona que la impunidad, la corrupción y los abusos cometidos por las fuerzas de seguridad fueron las principales violaciones de derechos humanos en el país vecino en 2015. Hay que recordar que el mercado ilegal de armas de los narcos y pandillas proviene principalmente de Estados Unidos.
La participación de la Policía y de las Fuerzas Armadas en «graves abusos», como «ejecuciones ilegales, tortura y desapariciones», es uno de los «problemas más significativos» de México que señala el informe.
En cuanto a Colombia, refiere que el sistema judicial es «ineficaz» para juzgar a antiguos paramilitares, al denunciar que los problemas más graves del país suramericano en derechos humanos son la impunidad, la corrupción y los desplazamientos forzados. En este caso, no estaría mal empezar con el multiasesino Álvaro Uribe.
«Un sistema judicial ineficaz sujeto a la intimidación limita la capacidad del gobierno para perseguir eficazmente a individuos acusados de violaciones de derechos humanos, entre ellos ex miembros de grupos paramilitares», añade sobre Colombia.
Dolidos por su “sociedad civil”
Finalmente, el trabajo afirma que los gobiernos de Ecuador, Bolivia y Nicaragua usan «pesada» burocracia administrativa para restringir la libertad de asociación y «reprimir» a la sociedad civil.
Claro. Las agencias desestabilizadoras norteamericanas no ven con buenos ojos que los países mencionados en el párrafo anterior hayan puesto regulaciones al envío de millones de dólares que ingresaban para las actividades desestabilizadoras de las ONG opositoras, que enmascaran sus actividades bajo el eufemismo de “sociedad civil”.
Estas “sociedades civiles”, cuyos líderes han sido formados en Estados Unidos, tienen como misión apoyar el exterminio de los gobiernos progresistas de América Latina. Han avanzado mucho en Brasil y Venezuela, asestaron un duro golpe en Argentina. ¿Quién será el próximo? Tenemos que estar en alerta.