Después de celebrar misas y colgar sus sotanas en algunas de las tantas iglesias de la Ciudad Santa, «miles» de curas salen a disfrutar de la noche gay de Roma.
Eso es lo que alega «Sodoma: poder y escándalo en el Vaticano«, un polémico libro del periodista francés Frédéric Martel que sale a las librerías este jueves, el mismo día en que los principales líderes de la Iglesia católica se reúnen para discutir una estrategia contra el abuso sexual de menores.
«El texto es resultado de una investigación que realicé durante más de cuatro años, para la que viajé por varios países y para la que entrevisté a decenas y decenas de cardenales, obispos, sacerdotes, seminaristas y personas muy cercanas al Vaticano», asegura el autor.
Se trata de un texto que denuncia, según su sinopsis, la «corrupción y la hipocresía» dentro del catolicismo romano, que ha condenado por siglos la homosexualidad.
Martel afirma que, por condiciones históricas y sociales, el sacerdocio fue un escape para cientos de jóvenes que eran acosados en sus pueblos por su condición sexual y que, por eso, la Iglesia es ahora, en su criterio, una institución formada «mayoritariamente» por personas homosexuales.
«A medida que fui avanzando con la investigación, descubrí que el Vaticano es una organización gay al más alto nivel, una estructura formada en gran medida por personas homosexuales que durante el día reprimen su sexualidad y la de los otros, pero que en la noche, en muchos casos, toman un taxi y se van a un bar gay», alega el escritor.
Una de sus fuentes, le llegó a asegurar incluso que el 80% de los curas en el Vaticano son homosexuales, un dato que no corroboró de forma independiente.
Pero el autor afirma que uno de los hechos que más llamó su atención fue la «banalidad de la vida gay» para «miles» de sacerdotes, «que viven encerrados en el closet por una organización» y «que están atrapados en ese propio sistema», pero que disfrutan, a la vez, de lo que critican desde los altares.
El Vaticano no respondió de forma inmediata sobre el libro y las duras acusaciones que el autor hizo en esta entrevista sobre la institución.
No obstante, el renombrado teólogo jesuita James Martin, si bien destacó la envergadura del estudio, cuestionó los mecanismos que empleó Martel para la verificación de los datos o los testimonios.
«Martel ha realizado una impresionante investigación para su nuevo libro y ofrece algunas ideas importantes sobre la hipocresía y la homofobia en la iglesia», señala.
«Sin embargo, esas ideas están enterradas bajo una avalancha de chismes, insinuaciones y pesadez general que abruman al lector y hacen que sea difícil discernir los hechos de la ficción», agrega.
Desde este jueves, más de 190 cardenales, obispos y otras autoridades de la Iglesia católica se reunirán en el Vaticano para determinar qué hacer ante la avalancha de denuncias de abusos sexuales que han aparecido contra sacerdotes en casi todo el mundo.
Dentro del sector más derechista de la institución, una de las acusaciones más frecuentes es vincular la ocurrencia de estos delitos con la homosexualidad de los curas.
De hecho, el martes dos renombrados cardenales de Estados Unidos y Alemania enviaron una dura carta al papa Francisco en la que lo urgen a terminar con «la plaga de la agenda homosexual» y llaman a los obispos a romper su complicidad con los casos de abusos sexuales.
Pero de acuerdo con Martel, quien se reconoce a sí mismo como gay, el problema dentro de la Iglesia no es la opción sexual de los curas, que es un asunto privado, sino la «doble moral» de la institución hacia la sexualidad.
«El abuso sexual no está relacionado con la homosexualidad, puede ocurrir dentro de familias heterosexuales y la mayoría de las víctimas en el mundo son mujeres. Ahora, si miras dentro de la iglesia, la mayoría de los abusos son de curas homosexuales», afirma.
Lo que sucede, según Martel, es que una supuesta «cultura de secretismo» existente en la Iglesia conlleva al encubrimiento de los abusos.
«Sucede que como muchos obispos son gay, tienen miedo del escándalo, de los medios y, al final, de ellos mismos. Entonces protegen a los abusadores, no por el hecho de encubrir el abuso, sino para que no se sepa que ellos mismos son homosexuales. No solo están protegiendo al abusador, se están protegiendo a ellos mismos», considera.
En criterio de Martel, esto no solo lleva a que, por años, se hayan ocultado los abusos, sino a que muchos cardenales, obispos y sacerdotes se conviertan en fervientes críticos de la homosexualidad.
«Lo que encontré es que, en muchos casos, mientras más críticos eran con la homosexualidad, más lujuriosa era su vida oculta como gays«, opina.
Y ¿qué pasa en América Latina?
Durante sus más de 500 páginas, el libro expone que esta situación no es exclusiva del Vaticano, sino también de muchos otros países, incluidos algunos de América Latina.
«Estuve varias veces en Argentina, Cuba, México, Chile y Colombia y lo que encontré fue que la situación no era muy diferente que en el Vaticano«, sostiene.
Martel asegura que, como factor común en algunos de estos países, se manifestó una «insólita» relación entre la cúpula religiosa y la militar, ya fuera hace décadas con los gobiernos de facto de Argentina y Chile, la guerrilla de Colombia o después con el régimen de Fidel Castro en Cuba.
«En la mayoría de estos casos, existía una complicidad entre la Iglesia y estos gobiernos o fuerzas que hacían que se encubriera la homosexualidad y los abusos de los sacerdotes en estos países», señala.
En México, señala, uno de los casos más conocidos fue el de Marcial Maciel, el fundador de la Legión de Cristo, pero también descubrió otros menos conocidos, como el del fallecido cardenal colombiano Alfonso López Trujillo.
Según el libro, el prelado merodeaba seminaristas y jóvenes sacerdotes, y contrataba a prostitutos masculinos de forma rutinaria.
Mientras promovía la enseñanza de la Iglesia de que todos los hombres gay están «objetivamente desordenados» y cuestionaba el uso del condón.
Y aunque Martel asegura que incluso se reunió con trabajadores sexuales que prestaron sus servicios al fallecido cardenal, muchos críticos del libro han cuestionado que la mayoría de las acusaciones que realiza carecen de pruebas sustentables y que solo se basan en «chismes» o «comentarios de pasillo» .
Otros han cuestionado también que el texto podría dar lugar a una «cacería de brujas» contra curas homosexuales o promover estereotipos negativos, pues según Martin «es más fácil buscarse chivos expiatorios que confrontar la hipocresía y la cultura del secretismo» al interior de la Iglesia.
Para otros, el libro ha sido una revelación de lo que muchos consideran un «secreto a voces» y podría constituir un llamado a cambiar las anquilosadas estructuras del Vaticano.
«La Santa Sede debe ser un modelo para todas las diócesis del mundo, incluida la selección y la vigilancia de sus propios miembros. En este momento no lo es«, dice a BBC Mundo el monseñor Stephen J. Rossetti, profesor de la Universidad Católica de Estados Unidos.
«Debe hacer un mejor trabajo para asegurar que sus clérigos sean fieles a su llamamiento a ser célibe. Y deben ser también más agresivos, especialmente cuando se enfrentan a clérigos homosexuales que no son célibes. Se han producido varios casos recientemente y continuarán envueltos en escándalos hasta que se hagan cargo de esto», agrega.