Terrorista de buena familia

Cuatro días después de la muerte de Aaron Driver cuando se disponía a realizar un atentado suicida en Canadá, las autoridades aún no logran determinar cómo un conocido simpatizante del Estado Islámico (EI) se hizo con material explosivo ni cómo se radicalizó el joven, de una familia militar y cristiana.

 

A pesar de que Driver, de 24 años, actuó solo, según lo revelado por las autoridades canadienses, las dudas que han provocado el fallido atentado y su muerte están causando ansiedad en la población.

La policía canadiense no ha pudo o no quiso explicar por qué fue el FBI estadounidense el que detectó la planificación del atentado y quien proporcionó a Canadá la información, incluido el video en el que Drive, cubierto con un pasamontañas, anunciaba sus intenciones.

Según reveló el jueves la Policía Montada durante la rueda de prensa, en la mañana del miércoles el FBI comunicó a sus colegas canadienses la inminencia de un atentado suicida contra un medio de transporte público en algún lugar del país, no especificado.

El FBI también proporcionó a la Policía Montada canadiense un video en el que un supuesto terrorista encapuchado amenazaba a Canadá, diciendo: “Todavía tienes una enorme deuda que tiene que ser pagada. Todavía tienes sangre musulmana en tus manos y por ello, estamos sedientos de tu sangre”. “Juro mi lealtad a Abu Bakr al Baghdadi (líder del EI), que ha llamado a la jihad en la tierra de los cruzados y respondo a esta llamada”, lanzó Driver en su video.

A pesar de que el individuo estaba encapuchado, la Policía Montada rápidamente lo identificó como Aaron Driver, un joven que vivía en la pequeña localidad de Strathroy, a unos 225 kilómetros al oeste de Toronto. Driver era conocido desde 2004 por los servicios de seguridad canadienses como un simpatizante del EI que en 2015 había sido puesto en libertad condicional tras hacer apología del terrorismo de ese grupo.

Los miembros de la unidad antiterrorismo de la Policía Montada llegaron a su domicilio justo cuando Driver subía a un taxi para ir a London. Se produjo un enfrentamiento y Driver detonó en el interior del taxi un explosivo que llevaba. Antes de que pudiese activar otro artefacto, Driver murió. La policía está esperando los resultados de la autopsia para saber si fue a consecuencia de las heridas causadas por la explosión o los disparos de los agentes.

Pero quizás la mayor duda que atenaza a los canadienses es cómo un joven procedente de una familia militar y cristiana se radicalizó hasta convertirse en un mártir del EI. El padre del joven muerto, Wayne Driver, es un militar de la Fuerza Aérea canadiense ya retirado que está preparándose para convertirse en pastor cristiano.

Wayne Driver declaró el jueves que el mundo de su hijo se volvió oscuro a los siete años, cuando murió su madre: “Me echaba la culpa a mí. Estaba enfadado con el mundo. Estaba enfadado con Dios por haberle robado su mejor amiga”.

A los 10 años, Aaron Driver se emborrachaba y fumaba marihuana. A los 17, su novia quedó embarazada pero la pareja perdió el hijo en un aborto espontáneo. A los 20 años, Aaron se convirtió al Islam.

Dos años después, el servicio secreto canadiense avisó a Wayne Driver que su hijo alababa las acciones del EI a través de Twitter, utilizando el seudónimo Harun Abdurahman.

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