El presidente de EE.UU., Donald Trump, que provocó controversia en los últimos días con sus comentarios sobre el interés en comprar Groenlandia, habría bromeado con la idea de intercambiar Puerto Rico por el territorio danés, revela The New York Times.
Según el medio, el presidente llevaba hablando en privado con ayudantes sobre la adquisición de Groenlandia durante más de un año e incluso llegó a presentar la idea al Consejo de Seguridad Nacional. En una reunión a lo largo de ese periodo, soltó el comentario sobre el eventual intercambio, según un exfuncionario de la Casa Blanca que lo escuchó.
La broma parece haberles hecho gracia a los internautas puertorriqueños, algunos de los cuales ya se han autodenominado los «vikingos caribeños», mientras que otros enumeraron todos los beneficios que obtendrían de convertirse en un territorio danés autónomo, como gozar de «la mejor educación del mundo» o tener representantes en la Copa de Europa y posiblemente en el Mundial de fútbol.
Algunos usuarios compartieron imágenes de «su» reina Margarita II de Dinamarca, de diccionarios y manuales de danés, o incluso de una suerte de ‘kits de inicio’ con galletas de mantequilla ‘Delicias danesas’, el programa de televisión ‘Vikingos’ y botellas de cerveza nacional.
«No sé vosotros, pero yo no tengo ningún problema con que me vendan a Dinamarca»; «Honestamente, ser parte de Dinamarca puede ser lo mejor que nos puede suceder nunca», han sido algunos de los comentarios con la etiqueta #DinamarcaPR.
– Trump ha discutido frecuentemente con políticos puertorriqueños, a los que llamó «corruptos» y acusó de «estar robando» al Gobierno de EE.UU.
– El presidente estadounidense expresó esta semana su interés por comprar Groenlandia —que pertenece a Dinamarca pero disfruta de amplios derechos de autonomía— por motivos estratégicos. La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, tachó la idea de Trump de «absurda» y aseveró que Groenlandia «no está en venta».
– En respuesta, el mandatario norteamericano pospuso su reunión con la primera ministra, prevista para septiembre, además de calificar de «grosera» y «poco amable» la forma en que Frederiksen rechazó públicamente su propuesta.