Era una noche de expectativa en la política de Estados Unidos: por primera vez en sus casi dos años de gobierno, el presidente Donald Trump dirigiría un mensaje a la nación desde la Oficina Oval.
La escenografía, reservada para las ocasiones de más relevante interés político del país, llegó tras 18 días de cierre parcial del gobierno federal en medio de un férreo pulso político entre Trump y la bancada demócrata en el Congreso.
Y es que el presidente exige fondos para financiar la construcción de un muro en la frontera con México.
Muchos esperaban que Trump aprovechara su mensaje para declarar una emergencia nacional, lo que le permitiría, sin necesidad de la aprobación del Congreso, redirigir los fondos para poner en concreto y cemento una de las bases de su campaña.
Pero en su mensaje grabado de 11 minutos (las cadenas de televisión habían acordado solo ocho), el mandatario dedicó su discurso a repetir sus argumentos en contra de la inmigración ilegal y se resignó a exigir los fondos para un muro que ahora, según dijo, sería una valla de barras de acero.
Y reiteró que México pagaría de forma indirecta su construcción con el nuevo Tratado de Libre Comercio o que el muro se «pagaría por sí solo», dados sus «beneficios».
Los demócratas, que ahora controlan la cámara baja, se niegan a aprobar un presupuesto que incluya los más de US$5.700 millones para la construcción de la barrera, impopular entre los estadounidenses, según diversas encuestas.
Y en respuesta al mensaje de Trump, criticaron duramente que se dedicara a alimentar los miedos contra los inmigrantes indocumentados desde la Oficina Oval.
La respuesta
En una breve respuesta, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, y el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, cuestionaron que Trump utilizara un espacio destinado a mensajes de gran relevancia para «magnificar la crisis» y generar miedo.
«El presidente Trump ha apelado al miedo, no a los hechos. División, no unidad. El símbolo de Estados Unidos debería ser la Estatua de la Libertad, no un muro de 30 pies», agregó Schumer.
Ambos congresistas demócratas consideraron que la seguridad fronteriza se puede mejorar con nuevas tecnologías y no con un muro fronterizo cuyo gasto tendrían que asumir los que pagan impuestos en Estados Unidos.
Con el objetivo de mantener la presión, el presidente Trump buscará reunir a los senadores republicanos en el Capitolio el miércoles antes de recibir a los líderes del Congreso para las conversaciones sobre el cierre del gobierno, del que volvió a culpar a la oposición.
«El gobierno federal permanece cerrado por una razón y solo por una razón: porque los demócratas no financiarán la seguridad fronteriza», afirmó el presidente.
El cierre actual de un cuarto de las agencias federales es el segundo más largo en la historia de Estados Unidos y ha dejado a cientos de miles de trabajadores del gobierno sin salarios.
La «crisis humanitaria»
El jueves, Trump tiene previsto viajar a la frontera, según anunció la Casa Blanca.
Frenar la inmigración ilegal y construir un muro (por el que México debería pagar) fueron dos de las principales promesas de campaña que hizo Trump cuando se postuló para presidente en 2016.
Durante la campaña para las elecciones de medio término en noviembre pasado repitió la idea sistemáticamente tras el avance a Estados Unidos de una «caravana» de migrantes centroamericanos.
En una reacción que muchos vieron como una estratagema política durante una temporada de campaña, desplegó 5.800 soldados en la frontera debido a lo que describió como una «invasión».
Aunque tanto demócratas como republicanos coinciden en calificar como crisis la situación en la frontera, algunos críticos han acusado a Trump de exagerar el problema.
De hecho, el número de cruces fronterizos ilegales ha bajado de 1,6 millones en el año 2000 a menos de 400.000 el año pasado.
Otras investigaciones indican que los inmigrantes indocumentados son mucho menos propensos a cometer delitos que los ciudadanos estadounidenses nativos.
La Casa Blanca sugirió durante el fin de semana que miles de «terroristas» fueron atrapados intentando cruzar la frontera entre Estados Unidos y México, pero de hecho la mayoría de ellos fueron detenidos en los aeropuertos.