Prensa Latina
Washington.- El jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, anunció que es el director en funciones de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), tras la fusión con el Departamento de Estado para hacerla desaparecer.
En medio de la ofensiva del presidente Donald Trump y de Elon Musk, que dirige el Departamento de Eficiencia Gubernamental, la Usaid -con un historial tristemente célebre en muchos casos por canalizar fondos federales para intentar subvertir gobiernos o apoyar la desestabilización interna en algunos países- cayó en desgracia, al parecer.
Este lunes mientras Rubio desde San Salvador confirmaba que fungirá como director interino de la agencia, en esta capital legisladores demócratas se reunieron frente a su sede donde plantearon su rechazo al gobierno de Trump y advirtieron que prevén una serie de próximas demandas en este contexto.
Rubio estuvo el domingo en Panamá, una gira (con eso de Estados Unidos primero, la migración y el Canal en agenda) que tuvo segunda parada en El Salvador. Allí insistió en que su frustración con “Usaid (sigla en inglés) se remonta a mi época en el Congreso”, dijo al catalogarla de ser “una agencia completamente insensible”.
“Se supone que debe responder a las directivas políticas del Departamento de Estado y se niega a hacerlo”, subrayó el primer hispano en ocupar el máximo cargo de la diplomacia en la norteña nación.
Recordó que en su audiencia de confirmación dejó claro que “cada dólar que gastemos y cada programa que financiemos, estará alineado con los intereses nacionales de los Estados Unidos”.
Para Rubio -que sigue su periplo por Guatemala, Costa Rica y República Dominicana- “la Usaid tiene un historial de ignorar eso y decidir que de alguna manera son una organización benéfica global separada del interés nacional” y “se trata de dólares de los contribuyentes”.
Señaló que “hay muchas funciones de la USAID que van a continuar, que van a formar parte de la política exterior estadounidense, pero tienen que estar alineadas con la política exterior estadounidense”.
La USAID “no es una entidad no gubernamental independiente. Es una entidad que gasta dinero de los contribuyentes y necesita gastarlo, como dice el estatuto, en consonancia con las directivas políticas que reciben del secretario de Estado, el Consejo de Seguridad Nacional y el presidente”, recalcó.
La política exterior estadounidense es para promover los intereses de los Estados Unidos (…) si vas a gastar el dinero de los contribuyentes, entonces debes gastarlo en beneficio de los intereses nacionales de los Estados Unidos, acotó.
Sin embargo, no pocos analistas califican a la agencia como uno de los instrumentos de la Casa Blanca que utilizan los servicios de inteligencia para su injerencia en otros países.
Los empleados de la USAID recibieron órdenes de no presentarse en la sede en Washington, D.C., y agentes policiales impidieron a legisladores entrar al vestíbulo después que Musk anunciara que Trump ya había acordado con él cerrar la agencia.
Medios locales alertan que miles de empleados de la Usaid fueron despedidos y se puso fin a programas en las dos semanas que transcurrieron desde que asumió el cargo el 47 presidente.
La USAID fue creada por una orden ejecutiva del presidente John F. Kennedy en 1961, luego de considerar que hacía falta «una oficina que se encargara de administrar la ayuda a países extranjeros, para promover el desarrollo social y económico», destacó en su momento su desparecida página oficial.
Los estudiosos opinaron incluso que más de seis décadas después, la agencia disponía alrededor del uno por ciento del presupuesto federal que le asignaba el Congreso para esa «ayuda» a más de un centenar de países.
Un artículo publicado por la revista Foreign Policy apuntó una vez que durante las décadas de 1960 y 1970, la agencia se asoció con la extinta Oficina de Seguridad Pública de la CIA, un departamento que formó cuerpos de seguridad extranjeros en «técnicas de terrorismo y tortura».
Sin embargo, de acuerdo a aquella publicación, la USAID siempre se negó a la participación en este tipo de actividades, por lo que en 1973 el Congreso decidió eliminar el programa, porque tales acusaciones dañaban la imagen pública de Estados Unidos.
Referencias de prensa alegan que cuando el programa de marras «fue cerrado, la Usaid ya había ayudado a capacitar a miles de militares y policías» en distintos países.
Por lo pronto, el multimillonario Musk sigue dando muestras de su amplio poder junto a su recién creado departamento en el gobierno de Trump, aunque hay quienes no le auguran mucho tiempo a esta luna de miel entre el magnate presidente y el magnate tecnológico.