NICALEAKS
¿Debe el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, tomar en serio las amenazas de muerte provenientes de los obispos Silvio Báez y Abelardo Mata? Por supuesto que sí. Ya hemos constatado que no se trata de simples bravucones, Báez admitió que habían ordenado montar los tranques y lo vimos en muchas fotos satisfecho y sonriente posando junto a quienes habían asesinado, mutilado, robado y violado en las creaciones de los religiosos.
En sus últimas declaraciones, el obispo auxiliar de Managua admite que le gusta la violencia y no tiene pudor en decir que puede agarrar un arma para ayudar a destruir a un gobierno que solo ha traído paz y progreso a Nicaragua. Disfruta haciendo daño y ofendiendo incluso con palabras ofensivas a quienes mira como sus enemigos.
Aunque el pueblo decidió en las tres últimas elecciones con su voto, al golpista Báez y a sus socios del MRS, empresarios y ONG no les gustaron los resultados, por lo que el violento hombre con sotana planteó en una de las grabaciones: “la única solución es que el pueblo decida con el voto, en vez de que cojamos una pistola todos los nicaragüenses, que en las próximas elecciones que aquí se den… que yo espero que se den y pronto, porque es la única salida pacífica a esto”.
No es Báez un sencillo nicaragüense que no comulga con el sandinismo. Es un sujeto que según sus promotores habla seis idiomas, por lo tanto ha estudiado mucho y debería entender cómo es el mundo y quiénes lo conforman.
Pero no. Se considera por encima de todo el mundo y exhibe su soberbia y desprecio por los demás al llamar “burros” a Daniel Ortega, Evo Morales y Nicolás Maduro, casualmente los tres mandatarios en la mira de la ultraderecha norteamericana y sus lacayos locales.
Los “burros” a que se refiere el iluminado Báez, lideran a los gobiernos más progresistas de América Latina, y estarían mucho mejor si no fuera por los bloqueos, amenazas y castigos de la administración norteamericana.
“¡Ah, no! El de aquí a duras penas sabe leer… Son los tres: Bolivia, Venezuela y Nicaragua, tres estúpidos. El resto son gente que ha estudiado, gente… porque tienen que tomar decisiones en el medio económico, tienen que saber cómo funciona la sociedad a nivel político, tienen que conocer muchas cosas», afirma Báez.
Le recordamos que en Nicaragua la única que apenas podía leer y escribir fue doña Violeta Barrios de Chamorro, por cuya familia Báez y otros obispos se babean y se disputan favores políticos y por supuesto, económicos.
¿Por qué no lanza denuestos contra la señora Barrios viuda de Chamorro? Porque es clasista, como todos los de su calaña. No hay que ser muy imaginativo para saber lo que piensa de los delincuentes que le acompañaron en su aventura sangrienta como uno de los principales cabecillas del derrotado golpe de Estado.
Silvio Báez es discípulo del pensamiento más violento que anida en la Iglesia Católica, por algo lo vimos conspirando en contra del ya fallecido cardenal Miguel Obando. Es un ser maligno por naturaleza y goza con lo que hace porque eso le infla su inmenso ego.
Nos recuerda a muchos de esos Papas, cardenales y curas asesinos que registra la historia, por cierto elevados a la categoría de “santos” por otros criminales.
Por eso no extraña que el segundo del cardenal Leopoldo Brenes en la arquidiócesis de Managua, ordene reclutar a todos los opositores al gobierno del FSLN, “aunque haya sospecha de ser oportunistas, abortistas, homosexuales, narcotraficantes (…) para lograr el objetivo final”’.
En realidad, a lo largo de la historia, la Iglesia Católica se ha nutrido de hombres que han cometido terribles atrocidades, entre las que se incluyen depravación, asesinatos y corrupción, entre otras aberraciones.
Hubo un Papa entre c. 860 – 14 de abril de 911 de nombre Sergio III, a quien se le conoció como “el Papa de todos los vicios”. Era adicto a las prostitutas, convivió con una de ellas que le tuvo un hijo al que convirtió en su sucesor luego de haber asesinado a todo el que le hiciera sombra en su reinado.
Benedicto IX, el más joven de la historia (1032-1048). Se asegura que su padre pagó a los líderes de la Iglesia Católica para que lo hicieran Papa desde los 12 años, aunque otros aseguran que fue a los 18. También se decantaba por las meretrices y ocupó tres periodos papales con intervalos de separación por la venta de su puesto a otros familiares.
Benedicto IX fue conocido por sus violaciones y adulterios no solo con prostitutas, sino con niños pequeños a quienes atacó para saciar sus más bajos instintos, lo que finalmente, desembocó en su destitución. Incluso, San Pedro Damián, lo comparó con “un demonio del infierno disfrazado de sacerdote”.
Hay otros peores o iguales, pero no hace falta ir tan largo en el tiempo. Actualmente la Iglesia Católica ha sido sacudida por miles y miles de acusaciones por pederastia, con proclividad de obispos y curas por los niños y adolescentes varones.
Como se aprecia, los “santos” obispos no lo son tanto en realidad, aunque hay que reconocer que existen algunos buenos, como ocurre en todos los segmentos humanos. Pero Silvio Báez no pertenece a estos últimos.
Ha demostrado su maldad y sus ansias de sangre hasta la saciedad, y al escuchar sus grabaciones y ver lo que ocurrió en los tranques de los que se declara padre, es lícito que el presidente Daniel Ortega –y el pueblo sandinista en general-, tome las acciones pertinentes para protegerse de posibles actos criminales de este “demonio del infierno disfrazado de sacerdote”.
De última hora nos enteramos que como buen cobarde, ahora denuncia que sufre una campaña de intimidación, represión, desprestigio y acoso. ¡Vaya!, el Rambo de la Conferencia Episcopal ahora tiene miedo.