Un matón acorralado. Así luce el estafador Gerardo Sánchez en su conversación con el “gringo caitudo” Enrique Castillo. Más amenazas de muerte para sus reclutas y sus familiares con el argumento de que su propia familia está en riesgo (como si alguien lo mandó a meterse a delinquir).
Su misoginia lo impulsa a ensañarse con las mujeres. Mayra Dávila (dijo que la iba a “desbaratar”) fue condenada a muerte varias veces por el estafador, quien desde su laptop “dispara” contra todo el que se atreve a pelarle la cara como lo hizo su hoy arrepentido lugarteniente José Ramón Gutiérrez Martínez.
Gutiérrez Martínez publicó un escrito contra Gerardo Sánchez donde señala sus nexos con el sandinismo antes de cambiar de acera, debido a que no pudo seguir sacando provecho económico de militantes del partido rojinegro en Costa Rica.
José Ramón lo pintó de cuerpo entero. Lo llamó mercenario por recibir plata de organismos y partidos políticos nicaragüenses como Movimiento por Nicaragua, PLC, ALN y MRS, entre un “rosario” de denuncias. Por su parte, Enrique Castillo le recomendó no contestar públicamente, que “si tomaba una decisión” (asesinarlos) lo hiciera de manera secreta.
Desesperado por “probar su inocencia”, Sánchez se enreda más y se revela como “multiagente”. Ha confesado que trabajó con el EPS, la DGSE, la Contra, el Ministerio del Interior y la DID, entre otros. Esta vez señala que también es colaborador de los organismos de Inteligencia de la Embajada de Estados Unidos en Costa Rica. ¿Será cierto?
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