Un puñado de desertores no podrá empañar el trabajo de la vasta mayoría

El personal médico español improvisó batas con bolsas para basura. Nadie desertó ni se involucró en politiquerías.

Augusto Zamora Rodríguez

Lleva meses la derechona en Nicaragua, esa que recibe fondos del gobierno de EEUU y de fundaciones financiadas por la CIA (y no es cuento ni invento: lo dicen ellos mismos), en una campaña feroz por presentar al gobierno sandinista como una panda de carniceros psicópatas, que han entregado al pueblo a los estragos de la pandemia.

En su campaña falsean datos, presentan como de Nicaragua hechos ocurridos en Ecuador o Bolivia, inventan horrores… en suma, transmitir la imagen de un gobierno totalmente indiferente ante el reto que representa el Covid-19.

Nada más lejos de la realidad. Nicaragua fue de los primeros países en prepararse y en preparar al país para el horror que venía. Había, para ello, infraestructura y personal como pocos en la región. 18 nuevos hospitales, 143 centros de salud, 1.333 puestos médicos por todo el país y 66 clínicas móviles (tema aparte son los planes para construir 15 hospitales más, mientras hoy se están se construyen 6 nuevos hospitales en distintos departamentos).

Se contaba con más personal sanitario que nunca en la historia: 36.649 trabajadores de la salud en 2020, por 22.083 en 2006; 6.045 médicos en 2020 por 2.715 en 2006. Previendo el impacto de la pandemia, desde enero se adoptaron medidas para mitigar su impacto. Fueron preparados 19 centros con equipos, medicamentos e insumos para enfrentar el COVID-19; también 11.732 camas de hospitalización general y 562 camas de cuidados intensivos.

Se obtuvieron 449 ventiladores, 954 monitores de signos vitales y 574 succionadores para todo tipo de enfermedades. A todo ello se debe agregar que el gobierno impulsó una jornada masiva de vacunación, en la que se aplicaron 1.2 millones de dosis contra neumonía e influenza estacional para reducir el número de casos de enfermedades respiratorias. Datos en mano, resulta falso, absolutamente falso que el gobierno no haya asumido con absoluta seriedad el reto de la pandemia. Ha ocurrido lo contrario. Nicaragua ha estado preparada desde antes.

En España la pandemia goleó al país como un tsunami. Nadie estaba preparado para un impacto de esa magnitud. Cuando los hospitales y el personal sanitario se vieron desbordados, todos a una buscaron unir esfuerzos. La escasez de material protector fue uno de los episodios más dramáticos.

Pero los médicos y sanitarios no renunciaron a sus puestos ni intentaron hacer política. Buscaron formas de protegerse y una de ellas las recogieron las fotos que acompañan este escrito. No había batas y se las hicieron con bolsas de basura. No habían mascarillas e improvisaron con lo que había. Pero se quedaron. Maravilloso y conmovedor testimonio de vocación y responsabilidad. Eran la primera y esencial línea de defensa. Pagaron su tributo.

El número de personal sanitario español contagiado con covid-19 ascendía, el 11 de junio, a 51.849, con 63 fallecidos hasta el 5 de junio, según datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad. España tiene 243.209 casos de coronavirus, de los que el 21,3% de contagiados corresponden a personal sanitario.

Creo que sobran los comentarios, en estos como en otros temas, sobre la profesionalidad y la responsabilidad del personal sanitario. También en Nicaragua nuestro personal sanitario está respondiendo masivamente. Un puñado de desertores no podrá empañar el trabajo y la dedicación heroica de esa vasta mayoría.

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