* El 24 de febrero de 1990, el ahora traidor Sergio Ramírez escribió sobre el comandante Daniel Ortega: “El único candidato a la presidencia de Nicaragua por el que me hubiera sumado como compañero de fórmula y, para decirlo en pocas palabras, el mejor presidente de la historia de Nicaragua. Por eso les escribo estas líneas que te sorprenderán, cuando las leas ahora, que vamos a votar por la paz en Nicaragua y te vamos a elegir Presidente”.
Numerosos intelectuales destacados han puesto su pluma al servicio de políticos y militares. Un ejemplo lejano es el de Jerónimo Pérez (1828-1884), autor de la biografía -elogio convincente- del general Tomás Martínez (1820-1873); otros como Manuel Coronel Matus (1864-1910), intelectual orgánico del liberalismo de Zelaya; y el de su hijo José Coronel Urtecho (1906-1994), ideólogo del somocismo fundacional. Pero el más trascendente ha sido el de Sergio Ramírez Mercado (1942), el vicepresidente más poderoso que hemos tenido en Nicaragua.
Colaborador ejemplar e incomparable en la primera administración del presidente Daniel Ortega (1984-1990), Sergio escribió un artículo muy destacado, publicado en el diario Barricada el sábado 24 de febrero de 1990, un día antes de las elecciones que llevaron a la presidencia de la señora Violeta Barrios, candidato presidencial de la UNO.
Quod scripsi, scripsi, dice el adagio latino. Y como la mayoría de los nicaragüenses tienen muy mala memoria, olvidando pronto hechos y documentos como ese artículo, modelo de propaganda electoral y subalternidad arraigada, he decidido rescatarlo y reproducir parte de él.
En el artículo, Ramírez se refiere al mitin de clausura de la campaña del FSLN el 21 de febrero de 1990 en la Plaza de la Revolución, «frente a una multitud sin horizonte que festejaba anticipadamente la victoria definitiva, diez pasos frente a mí, con micrófono en la mano, caminando por ese escenario que se adentraba en el inmenso mar de gente, el estadista de jeans desteñidos y camisa juvenil que había salido del foso de los leones para liderar tantas luchas y tantas victorias, después de tantos años de prisión y lucha clandestina, el líder guerrillero del Frente Norte en Macuelizo y Dipilto que ahora encarnaba, frente a su pueblo despierto, lúcido y consecuente con su nueva victoria, a la Nicaragua invicta que jamás entregaríamos a ningún imperio”.
Postulado por un segundo tiempo como candidato a la vicepresidencia, recuerda su primer encuentro con Daniel, en San José, Costa Rica, en abril de 1977. «Desde entonces», señaló, «nació esa hermandad inmejorable que nos ha unido, una amistad serena y sólida, un acompañamiento de más de diez años, día a día, noche a noche, amanecer tras noche, afrontar desafíos, dificultades, victorias, verlo madurar sin tregua, afinar su sagacidad, desarrollar su pensamiento político frente a cada uno, prueba, todo un sistema de pensamiento entre llama y fuego que ya es historia viva, viéndolo avanzar a paso firme hasta emerger al frente de esta revolución victoriosa ”.
Relaciones Este-Oeste y Perestroika, religión o lenguaje popular, barajar cifras económicas, hablar de tiempos pasados, pero, sobre todo, de tiempos venideros. Comer en horas impares, hablar en horas impares, trabajar en horas impares».
«Su rostro transfigurado por la dureza – dureza de lágrimas puras reprimidas al abrazar a una madre que ha perdido a su hijo en la guerra y eso también queda en las fotografías, junto a su modestia, humanidad e identificación – cuerpo, corazón y alma – con la humildad de Nicaragua y la humildad del mundo.
El único candidato a la presidencia de Nicaragua por el que me hubiera sumado como compañero de fórmula y, para decirlo en pocas palabras, el mejor presidente de la historia de Nicaragua. Por eso les escribo estas líneas que te sorprenderán, cuando las leas ahora, que vamos a votar por la paz en Nicaragua y te vamos a elegir Presidente”.
Estas joyas antológicas, reitero, fueron publicadas en la página «Opiniones» de Barricada el sábado 24 de febrero de 1990, con la aprobación del director del periódico, Carlos Fernando Chamorro.
* Jorge Eduardo Arellano es un muy distinguido escritor nicaragüense, poeta, narrador, ensayista, filólogo, crítico de arte y literario, bibliógrafo, editor e historiador.