Urge sacar a criminales de las calles

* En el vídeo encontrado en el celular de un detenido originario de Carazo, se aprecia la saña utilizada para ultimar a don Bismarck. Amarrado, medio desnudo, golpeado casi hasta la inconsciencia, con un mecate apretando su cuello… los criminales, envilecidos por el odio que les inculcaron sus jefes, no se esforzaban en ocultar la dicha que los embargaba.

Viendo los horrores que sufrieron militantes sandinistas, policías y población en general de parte de los golpistas dirigidos por el MRS, Obispos, ONG y empresarios oligarcas, no es exagerado decir que los “líderes” opositores padecen de una personalidad tóxica y contagiosa.

Ya habíamos visto, espantados, muchas de las torturas y asesinatos practicados en los tranques de la muerte, lo que no impidió que las imágenes del vídeo que recogen el martirio del señor Bismarck Martínez nos impactaran profundamente.

Don Bismarck, un empleado estatal y habitante de la Colonia Centroamérica, había ido a Jinotepe a visitar a su nieto hace 70 días, pero nunca llegó a su destino. Fue capturado por golpistas instalados en la Iglesia de San José, donde literalmente le arrancaron la vida a pedacitos en medio de una orgía sangrienta pocas veces vista en Nicaragua.

En el vídeo encontrado en el celular de un detenido originario de Carazo, se aprecia la saña utilizada para ultimar a don Bismarck. Amarrado, medio desnudo, golpeado casi hasta la inconsciencia, con un mecate apretando su cuello… los criminales envilecidos por el odio que les inculcaron sus jefes, no se esforzaban en ocultar la dicha que los embargaba.

La mayoría de verdugos actuaba como hienas sobre su presa. Por su edad, podían ser hijos de don Bismarck, pero ni eso los detuvo. Los cabecillas del MRS, del IEEPP, del CENIDH, de la ANPDH, la CPDH y otros como la Violeta Granera -que por cierto se anda ocultando y por algo será-, compraron su innata maldad con abundante dinero, lo que es una característica de las almas ruines.

El cadáver de Bismarck fue sepultado por los asesinos en el colegio San José, regentado por monjas que para muchos son sinónimo de pureza y bondad, pero que en este caso actuaron poseídas por infernales y demoníacas fuerzas. 

Mientras los golpistas y los delincuentes de los tranques mataban, robaban, violaban y vejaban, los medios de comunicación derechistas que apoyan la perversidad, trataban de distraer a la población con mal elaboradas ficciones sobre presuntas tropelías de “paramilitares” y policías atacando a inocentes querubines.

Igual hacían obispos y curas cómplices, quienes se encargaron de “bendecir” cada asesinato, robo, violación y otros abusos aberrantes que cometían sus amados tranqueros.

¿Se acuerdan de Silvio Báez llorando cuando quitaron las primeras barricadas de Masaya? Eso da una medida del compromiso entre la Iglesia Católica y sus pares criminales de la “sociedad civil” y el MRS. Ahora que descubren varios esqueletos en el Colegio San José, no han dicho ni media palabra, mucho menos derramar alguna lágrima, aunque sea de “cocodrilo”.

Pero la mentira tiene patas cortas. Ellos mismos, psicópatas por naturaleza, se encargaron de filmar y fotografiar a sus víctimas. Y en un alarde de impunidad, incluso subieron a las redes sociales sus imperdonables crímenes.

Fue así que nos enteramos sobre varios asesinatos de policías que de previo habían secuestrado, incluyendo a una joven madre. Por sus afanes exhibicionistas también vimos cuando quemaron –y se solazaron-, a varios militantes sandinistas, agentes del orden y a un estudiante.

Presumieron de las armas de guerra que portaban, por lo que resultó inútil la defensa a ultranza que hicieron sus amigos periodistas y obispos, para tratar de convencer que se trataba de simples protestas “pacifistas” de ciudadanos opositores al gobierno.

Se dieron el lujo hasta de filmar las orgías sexuales practicadas en los tranques con presuntas “luchadoras por su pueblo”.

Como se aprecia, los tranqueros y sus infames líderes caen fácilmente en la definición de los psicópatas, caracterizados por exhibir una conducta “anormalmente agresiva y gravemente irresponsable”, según el doctor Hervey Cleckley.

No es cualquier persona la que mata a otro ser humano. Hay que estar desprovisto de cualquier tipo de empatía para quitarle la vida a alguien que no te ha hecho nada.

Por eso es que los psiquiatras atribuyen otros rasgos a los psicópatas: ausencia de remordimiento y vergüenza, conducta antisocial sin un motivo que la justifique, pobreza generalizada en las principales relaciones afectivas e incapacidad para seguir cualquier plan de vida, entre muchos otros.

Una particularidad es la sangre fría. Por eso vemos a algunos sonriendo tras ser capturados, convencidos de que actuaron bien porque así se los ordenaron sus también enajenados –por el odio-, mentores.

En estos crímenes estremecedores existe también complicidad de sectores del gobierno de Estados Unidos como los representantes republicanos Marco Rubio e Ileana Ros-Lehtinen, entre otros, padrinos de los dirigentes del MRS, la CPDH, ANPDH, CENIDH y otros asesinos golpistas.

Desde un inicio inventaron muertos, justificaron los ataques mortales a la Policía e hicieron ver a los victimarios como víctimas, sobre todo ante la comunidad internacional, un componente indispensable para tratar de aislar al gobierno sandinista y a sus seguidores.

A como apuntamos en notas anteriores, el odio irracional y las ansias desenfrenadas de poder de la dirigencia del MRS, los ha empujado a acciones insospechadas. Una de ellas fue tratar de organizar a grupos de bandas delincuenciales que operan en centros montañosos cercanos a la frontera con Honduras.

Un asesino rocía ácido sobre el cuerpo de don Bismarck para que les dijera qué hacía en Jinotepe.

Es decir, siempre han tenido en mente asesinar a dirigentes, militantes y simpatizantes sandinistas. El intento fallido de golpe les dio la oportunidad de saciar en parte su sed de sangre. Creemos que una vez recopilada la información pertinente de parte de los tranqueros detenidos, el próximo paso debe ser llevar ante los tribunales a estos heraldos de la muerte.

Hay que sacarlos de las calles, todos corremos un grave peligro si las autoridades permiten que sigan conviviendo entre nosotros. No importan sus supuestas creencias religiosas ni la vestimenta que utilicen.

 

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