La ley de 2018, aprobada en plena guerra comercial del expresidente estadounidense Donald Trump con Pekín, que prohíbe el uso de componentes cruciales producidos en China, causa grandes problemas a la industria de defensa de Estados Unidos, la producción de autos eléctricos y otras industrias, comunica el diario ‘The Wall Street Journal’.
La ley prohíbe el uso de imanes de tierras raras fabricados en China en equipos militares estadounidenses. Los potentes imanes, producidos a partir de metales exóticos como el neodimio, el europio y el itrio, son muy apreciados por su fuerza y se utilizan en todo, desde aviones no tripulados y submarinos nucleares hasta aviones F-35 y sistemas de guiado de misiles, señala la publicación.
Pero la gran mayoría de ellos se producen en China y, aún más, contienen materiales extraídos o procesados en el país. La ley de Trump prohibiría el uso de todos esos imanes por parte de la industria de defensa estadounidense para 2027, lo que dejaría a los fabricantes de armas con un suministro mundial insuficiente para satisfacer las necesidades actuales, detalla el medio.
«Estamos hablando de una cadena de suministro del mundo occidental que básicamente no existe», indicó a The Wall Street Journal el director ejecutivo de la empresa MP Materials, James Litinsky.
De acuerdo con el periódico, la incapacidad de Estados Unidos y de los países aliados para lograr la autosuficiencia en la producción de imanes de tierras raras, es un caso de estudio de los efectos de décadas de política económica occidental.
Después de tres décadas de desindustrialización tras la Guerra Fría, la reconstrucción de la industria —a pesar del peso de China en el mercado— es una batalla cuesta arriba, incluso con ayuda gubernamental. Solo una empresa estadounidense produce el tipo dominante de imanes de tierras raras, subraya el medio.
Actualmente, los legisladores de Washington que antes abrazaban el neoliberalismo, dudan en trasladar tecnología crítica a un país que se presenta cada vez más como una amenaza. Pero las políticas empresariales y gubernamentales de larga data no se revierten fácilmente y la Administración del presidente Joe Biden ha recurrido a medidas desesperadas para detener la tendencia, precisa. Mientras tanto, las empresas estatales chinas sentaron las bases del dominio moderno del país en la industria pesada.
Para atraer a los fabricantes de imanes de vuelta a Estados Unidos, se han concedido cientos de millones de dólares en subvenciones e incentivos fiscales, lo que aumenta la amenaza de inflación y de mayor endeudamiento público. Además, los expertos en este ámbito destacan que actualmente EEUU sufre de escasez de mano de obra cualificada para resucitar la industria, lo cual requiere de una importación de talentos extranjeros o de enviar a sus propios especialistas al extranjero para su formación. Esto, a su vez, inflaría los gastos aún más.
Asimismo, el mayor obstáculo son los bajos precios chinos. Una investigación del Departamento de Comercio estadounidense de 2022 descubrió que el dominio de China le permitía fijar precios lo suficientemente económicos como para hacer insostenible la producción para sus competidores, concluye. De hecho, según el estudio de una empresa alemana, los imanes estadounidenses serán un 50% más caros que los chinos.