USA pone la guerra, ¿pondrían sus aliados los muertos y los costos?

Augusto Zamora Rodríguez

Buenos días, palinuros y atlántidas. ¿Han visto? 2021 ha empezado con sonidos metálicos (y no de banda de música) y crujir de dientes (ya que estamos en Semana Santa). Han pasado tantas cosas tan decidoras que intentaré resumirlas, con orden y sin concierto o con concierto y sin orden, da igual, que el orden de los productos no altera los factores, ya me entienden, y si no lo entienden no hay ningún problema. Me invitan a cenar en París y les aclaro el tema (ya, ya, que peco de modestia en proponer París, pero es que soy así, tremendamente modesto).

Empecemos. Toñito Blinken, secretario de Estado de EEUU, dio una larga vuelta por el mundo para, dijo, estrechar lazos con los países aliados -los más importantes, vale aclarar- para crear un bloque que defienda los valores de Occidente, esos de democracia, derechos humanos y por ahí. Objetivo: enfrentar unidos a los países con regímenes autoritarios (léase China y Rusia). Al respecto, basta hacer memoria y recordar la casi infinita lista de dictadores apoyados o puestos por EEUU para entender el valor real que le dan a esos temas. En el presente, si hacemos lista de aliados estratégicos, nadie puede pensar que Arabia Saudita o Egipto son modelos de democracia. En fin, el discursito mentecato de siempre, que quiere tapar las razones reales de su gira. Es esta:

El estamento político-militar-económico que gobierna EEUU ha llegado a la conclusión (no ahora), de que EEUU no puede solo contra la alianza chino-rusa o ruso-china. Necesita de aliados dispuestos a luchar por EEUU, bajo las directrices de EEUU. Los aliados indispensables en ese plan son Corea del Sur, Japón e India frente a China, y Alemania, como principal potencia europea y país determinante para que la OTAN funcione, contra Rusia.

En un mundo donde el panorama militar está siendo, cada día más, dominado por los misiles en toda su amplia variedad y potencia, la principal fuerza que proyecta el poder de EEUU, que es la naval, se vuelve inútil (esto lo explico con detalle en mi libro Réquiem polifónico por Occidente). Es una cuestión de costos y velocidades. Un portaaviones cuesta -de media- 9.000 millones de dólares y tarda entre ocho y diez años en estar completamente operativo. Los misiles cuestan -según misil- 500.000 dólares y pueden ser fabricados en serie, en cuestión de semanas. Para mayor desmayo, la flota china ya supera a la de EEUU y los sistemas de misiles rusos están años luz de los sistemas antimisiles estadounidenses. En caso de conflicto, EEUU no podría mover tropas ni armamento por mar y, por aire, es misión imposible y suicida. Por eso EEUU necesita, perentoria y desesperadamente, que otros países pongan las tropas y las armas, es decir, los muertos y los costos en destrucción de una guerra. Esa es la música. La letra, la real, es otra. Veamos.

Corea del Sur tiene de vecino a Corea del Norte, país que posee armamento nuclear, 7 millones de combatientes y decenas de miles de pieza de artillería y blindados, obsoletos casi todo, ciertamente, pero eso no dice nada. Los talibanes, en Afganistán, derrotaron a la OTAN con fusiles automáticos y bombas caseras. Pero eso es lo de menos. Corea del Sur, como en 1950, tendría que combatir contra China y Rusia y el resultado de esa guerra se puede predecir sin necesidad de ser Merlín el mago. Corea del Sur desaparecería, sería anexionada al norte y quedaría bajo control chino-ruso.

Japón cuenta con casi todo, menos armas nucleares. Pensar en que invadiría otra vez China no lo sueñan ni los más dementes. Intervendría en Corea, pero correría la misma suerte que Corea del Sur. Desde las Kuriles, Japón está a tiro de pichón de Rusia. En el mar no le iría mejor. Está, en fin, el factor psicológico. La población querrá todo, menos otra ración de átomos. Vamos, que lo veo yo más próximo a la tocata y fuga que a la inmolación.

¿Y qué decir de Alemania? Es mi primer candidato a desertar de la porosa idea estadounidense de alianza mundial. Con dos guerras mundiales con resultados desastrosos en términos absolutos; con la posibilidad de recibir un ataque nuclear limitado y la posibilidad real de desaparecer, dudo mucho que avale los sueños delirantes de EEUU. Un hecho sostiene este análisis: Alemania ha rechazado rotundamente todas las presiones y sanciones de EEUU para que renuncie al gasoducto Nord Stream 2, que la unirá a Rusia. Es todo un mensaje, para quien quiera leerlo. Alemania no quiere una nueva confrontación con Rusia. Hará lo posible por evitarla, pues sabe que de la tercera puede que no queden ni los ladrillos.

En suma, que la alianza, tal y como la ve EEUU, tiene pocas opciones de ser y, de ser, como que terminaría muy mal.

En fin, que, como les conté antes, la pandemia ha acelerado las contradicciones entre EEUU, por una parte, y Rusia y China por otra, en un mundo donde la correlación de fuerzas se inclina cada vez más, y con más contundencia, en favor de Rusia y China. Yo, por lo pronto, ya solicité un terrenito en Siberia, a ver qué tan bien se cultivan los frijolitos. Que sea buena su semana, que santa no lo será, que nunca lo ha sido.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *