Nathali Gómez
* Las voces que están al frente de los medios “independientes” han vaticinado la muerte del periodismo, luego de que la agencia les cortara el financiamiento para su presunta “lucha contra la corrupción” en países considerados “enemigos” de Estados Unidos.
En los últimos días, los medios “independientes” han hecho una feroz defensa de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID), sin asomar ningún tipo de cuestionamiento al llamado ‘poder blando’ que ejerce la nación norteamericana a través de esa agencia.
En distintas publicaciones, los directores de estos medios —que se especializan en investigaciones sobre los mecanismos para ejercer el poder de los gobiernos que adversan— han lamentado el cese temporal del chorro de recursos.
Entre los temas que abordan en sus páginas digitales y en redes, es frecuente la denuncia de entramados de corrupción en gobiernos que no son considerados aliados a Washington, mientras que los que se muestran más cercanos pasan inadvertidos.
El investigador venezolano Diego Sequera, entrevistado por RT, explica que la USAID de alguna manera es «el brazo financiero informal más eficiente, más extensivo, más completo y más voluminoso en materia de presupuesto del Departamento de Estado estadounidense».
¿La muerte del periodismo?
Los editores y directores de los medios que dejaron de recibir dólares de la agencia federal estadounidense, presentan un panorama sombrío que pareciera anunciar la ‘muerte del periodismo independiente’, tal como ellos lo concebían. Para Sequera, esto no es más que una muestra de «narcisismo galopante, languidez, comodidad y rentismo».
El analista consultado afirma que «ninguna» de estas plataformas informativas es «genuinamente independiente». Para sustentar su afirmación, se refiere a unas declaraciones del periodista Drew Sullivan, cofundador del Proyecto de Información sobre Crimen Organizado y Corrupción (OCCRP, por sus siglas en inglés), quien reconoció que, por lo menos, 50 % del financiamiento que reciben los medios independientes con los que trabaja provenía del Departamento de Estado.
En una publicación de la Red Global de Periodismo de Investigación (GIJN, por sus siglas en inglés), Sullivan comenta los criterios que utiliza la red que fundó para investigar los casos de corrupción y a los «Estados mafiosos», principalmente en países del Sur Global. Sus fuentes van desde hackeos, filtraciones de datos, fuentes anónimas, «expertos en redes sociales» y «reporteros locales», entre otros.
A pesar de estas acuciosas investigaciones, los casos de corrupción donde está involucrado EE.UU. «no se pueden tocar», agrega Sequera, citando otras afirmaciones de Sullivan.
«Es un criterio radicalmente selectivo de cuáles son los casos, bien sean Estados objetivos dentro de los intereses estratégicos de EE.UU. y otras zonas grises donde haya que ‘deshacerse’ de alguien», manifiesta.
Como ejemplo cita los Pandora Papers y Panama Papers, donde las revelaciones «se podían usar en contra de funcionarios políticos», de una forma «más crítica, más gris o más neutral».
Los gobiernos ‘buenos’ y ‘malos’
Estas clasificaciones entre gobiernos ‘buenos y malos’ buscan «vender una visión cerrada del mundo, sin contraste», manifiesta.
«Esta es la única definición de corrupción, estos son los únicos países corruptos, estas son las únicas formas de totalitarismo y de autoritarismo, cuando son perfectamente discutibles, respecto a cualquier otro lugar del mundo, siempre y cuando hay una mirada honesta. En esencia, volvemos a una premisa demasiado básica: ‘El que paga los mariachis, elige las canciones'».
Algunos medios suelen presentarse como los únicos autorizados para denunciar la corrupción en sus países, sin mencionar el financiamiento que reciben de Washington, que cuida sus propios intereses.
Sequera dice que este tipo de narrativa de medios «ferozmente independientes» está «controlada de cabo a rabo», por lo que queda en tela de juicio qué tan independientes y no gubernamentales son.
Asimismo, se refiere a los «vulgares empleados ultramarinos», que este tipo de prensa ha convertido en «héroes» cuando son «figuras corruptas y corrompidas, tanto en un sentido moral como económico».
USAID y Venezuela
En el caso venezolano, menciona a la exdiputada María Corina Machado, «que es una creación de la USAID» y al prófugo de la justicia venezolana Juan Guaidó, quien incluso sería investigado por el FBI por malversación de fondos.
Sequera descarta que la USAID sea un «objetivo» largamente acariciado por el actual Gobierno republicano. En su opinión, «no hay figura más fríamente calculada que un funcionario de la Cooperación de la Extranjera de EE.UU, de la USAID, en este caso».
El analista y escritor también define el uso «doble propósito» de esta agencia: por un lado, se ocupa del desarrollo internacional, de la creación de capacidades, en un punto determinado, pero a la vez recaba información, hace espionaje y operaciones políticas.
En Venezuela, explica, como su actuar ha quedado en evidencia, antes de 2018 «triangularon todos esos fondos a través de ONG europeas o de gobiernos europeos, que también son beneficiarios de la USAID».
«No creo que a la USAID la vayan a destruir», dice Sequera. En su opinión, medios venezolanos como Armando.info, Efecto Cocuyo, entre otros, creados luego de 2015, que reciben financiamiento por parte de esa agencia, buscarán la forma de volver a posicionar sus contenidos para obtener dinero.