Estados Unidos sale del Medio Oriente sin mayores logros, el Estado Islámico, su proxy en Siria, fue desplazado hasta sacarlo del juego fragmentación de la nación árabe; la situación en Afganistán le ha obligado a negociar con el Talibán; renunció al Acuerdo con Irán debilitando su histórica alianza con Europa occidental.
Dadas esas circunstancias geopolíticas, Washington trabaja para derribar al chavismo y así tomar el control político y económico de Venezuela, remodelar su identidad y ganar un pulso político en el que el dólar proveniente del negocio petrolero es un arma fundamental. Dicho pulso también es global y en él participan aliados del gobierno venezolano: China y Rusia.
El petrodólar: arma fundamental del estado de excepción global
Hablar de petrodólar es aludir a la estrategia usada por los gobiernos de los Estados Unidos desde 1974 para mantener la hegemonía de su moneda luego de eliminar su convertibilidad con el oro.
Se trata de una herramienta de poder para controlar el petróleo y sostener su dominio financiero global al «convencer» a los productores de petróleo que sus dólares podían estar seguros en los bancos estadounidenses. En un acuerdo realizado por el ex secretario de Estado, Henry Kissinger, y primeramente con la Casa de los Saud, se pactó que el dólar fuese la única moneda utilizada en el comercio del producto más importante del planeta, el petróleo, generando la necesidad de contar con dólares para transar energía.
Dos pilares sostienen el poder de los EEUU como superpotencia mundial desde 1945: la fuerza militar y su red de 800 bases y el dólar como moneda indiscutible de reserva mundial, lo que le permite controlar la economía mundial. Desde 1944 todas las otras divisas fueron vinculadas al dólar, ahí comenzó a ser retenida por los bancos centrales del mundo como reserva o moneda de referencia, ayudada por el hecho de que los países de la OPEP acordaron vender su petróleo en dólares y de que la mayoría de la financiación del comercio se realiza en dicha moneda.
Estados Unidos extorsiona a todos los países obligándoles a cambiar trabajo real por el petrodólar, una moneda que sólo les cuesta lo que vale el papel y la tinta con la que se hace el billete, y más recientemente no cuesta siquiera eso por la emisión preferencial de dólares digitales.
La creación de dólares nuevos consiste en que una entidad privada, el Banco de la Reserva Federal, recibe una promesa de pago por parte del Tesoro y procede a crear esa cantidad solicitada en la promesa de pago. Vale acotar que esta deuda nunca se paga y seguramente nunca se pagará, por lo que la creación del dólar desarrolla deuda, y esto es sólo una pequeña parte de esta trama de irregularidades que rodea a la divisa.
La coacción, la intimidación, las sanciones comerciales y financieras, el cerco diplomático, los golpes de Estado, las invasiones y los asesinatos selectivos son algunos de los recursos utilizados por los Estados Unidos para mantener estas condiciones de comercio desde aquella época hasta la actualidad. Los ejemplos más vivos en la memoria, por ser los más escandalosos, son el de Libia e Irak en años recientes, donde la intención expresa de salir del sistema del petrodólar dejó a los dos países completamente devastados.
El declive de la moneda de todas las monedas
Al eliminarse unilateralmente las condiciones del Breton Woods durante el gobierno de Nixon, Estados Unidos pudo permitirse en su momento una capacidad de endeudamiento gigantesca que, cuatro décadas después, es el punto de inflexión hacia su declive, y por añadidura de la crisis de deuda global, que cada cierto tiempo causa colapsos desastrosos como la explosión de la burbuja inmobiliaria en 2008.
Los problemas de debilidad del dólar, en parte por su emisión descontrolada, su relación intrínseca con la ludopatía de Wall Street (donde se crea la mayor cantidad de riqueza por la menor cantidad de trabajo) y la deuda trillonaria de los Estados Unidos, ya están haciendo mella en la credibilidad de esta divisa.
Todavía un 64% de todas las reservas mundiales están en dólares mientras que el euro está en un 20%, aun cuando Estados Unidos ha tenido déficits presupuestarios en 41 de los últimos 45 años. Para muchos países esto es una enorme desventaja porque las inversiones en bonos del Tesoro en dólares estadounidenses de sus propias reservas del banco central, se están convirtiendo en papeles sin valor.
Existen países que ven la hegemonía del dólar como un obstáculo para el desarrollo de su soberanía y su buen desenvolvimiento dentro de la economía global, no solo se trata de aquellos que han sido atacados por procurar la desdolarización de su economía sino de los países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica).
Este grupo de economías que, en conjunto, hacen la más grande del mundo y el eje con mayor crecimiento económico en los años recientes, precipita en lo geopolítico la crisis existencial del dólar.
Venezuela, entre otros países, ha sufrido sanciones económicas por parte de Estados Unidos que casi siempre dificultan, cuando no eliminan, la posibilidad de adquirir recursos necesarios para la vida diaria: alimentos, insumos industriales, materias primas y hasta productos elaborados, especialmente aquí, donde Estados Unidos es el principal socio comercial.
Evadiendo la dependencia del petrodólar y las sanciones
Toda vez que China y Rusia financiaron en los últimos años el presupuesto militar de EEUU mediante la compra de bonos y letras que permiten al Tesoro manejar ese déficit sin aumentar las tasas de interés, comenzaron a implementar alternativas libres de la influencia estadounidense:
Junto a Rusia, China estableció un fondo de inversión por valor de 68 mil millones de yuanes (10 mil millones de dólares), también planean extender el acuerdo bilateral de intercambio de divisas por otros tres años, y el comercio entre ambos aumentó en un tercio en los primeros ocho meses de 2017.
En 2018 Rusia deseaba colocar bonos de deuda soberana valorados aproximadamente en mil millones de dólares pero para ser negociados en yuanes. De esta forma se hace eco de las acciones del gobierno chino y amplifica mucho más el alcance del yuan como una divisa alternativa al dólar para obtener financiamiento y para las reservas soberanas más allá de la frontera china.
China también se ha propuesto crear un marcador en yuanes para el precio del crudo, pero esto requiere que los países productores acepten el yuan como forma de pago, cosa que se hace cada vez más atractiva dados los incentivos que ofrece un contrato de futuros convertible a oro como el que propuso recientemente (el Petroyuan). Ya hay convenios adelantados con Nigeria, Angola, Venezuela, Rusia e Irán para negociar crudo en yuanes, y así se complementan los primeros pasos para destronar al petrodólar y fraguar una economía energética basada en el yuan.
Un sistema multipolar de comercio internacional reduciría el alcance de las sanciones arbitrarias por parte de un actor solitario, como ya se ve en los casos de Irán, Rusia y Venezuela, que cuentan con algunas alternativas que antes eran inexistentes.
China, Rusia, los países aliados de Eurasia, el resto del Brics, países de la Organización de Cooperación de Shanghái y posibles miembros como Irán y Turquía, se están preparando para reducir su vulnerabilidad ante un sistema bancario mundial en quiebra. Si recurren a acuerdos bilaterales para liquidar el comercio pasando por alto el dólar estadounidense, éste como moneda de reserva mundial caerá y otras la reemplazarán. El yuan chino es el principal candidato.
Nuevos ejes geoestratégicos, nuevos sistemas monetarios
Sin la participación de algunos países productores de petróleo como Arabia Saudí, Rusia, Irán, Indonesia o Venezuela, será difícil crear un mercado que marque la diferencia.
Irán, en particular, fue uno de los primeros en adoptar las ventas de petróleo a base de yuanes debido a las sanciones y la persecución global del departamento del Tesoro de Estados Unidos. A esto se sumó Venezuela en 2017. Por la misma razón, Rusia acordó algún comercio de petróleo basado en el yuan en 2015. Cualquier disminución en el estado del dólar debilita severamente la capacidad de Washington para librar una guerra económica contra Rusia y desestabilizar el frente eurasiático.
Por otro lado el gran diseño detrás de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta (ICR) tiene un componente integral de moneda basada en oro que podría cambiar el equilibrio de poder global a favor de las naciones de Eurasia, desde Rusia y las naciones de la Unión Económica Euroasiática hasta China y toda Asia.
El plan que ha determinado a China a incentivar el uso del yuan en el mundo en contraposición al dólar está enmarcado en la necesidad de financiar el proyecto de red ferroviaria que conecta a China con Asia Central, Rusia, Europa y Oriente Medio en el contexto de la ICR, que permitirá el flujo terrestre de mercancías por el norte, sur y occidente chino y no por el Índico, como se hace actualmente. El Banco Asiático de Desarrollo, hoy liderado por Japón, con clara influencia estadounidense, ha puesto la zancada a China limitándole el monto de préstamo para costear la construcción de dicha red de infraestructuras.
La construcción de esa red ferroviaria en el marco de la ICR consolidará la integración asiática que permitirá a China gozar de un acceso privilegiado a los recursos naturales estratégicos de Asia Central y a su vez contará con la capacidad de colocar sus mercancías a nuevos mercados potenciales.
El sistema de liquidación de pagos directos entre China y Rusia se combinará a otros países de la ICR en Eurasia, el Brics y Venezuela como parte de este nuevo eje geopolítico, será un aporte en la creación de este sistema monetario alternativo, una alternativa respaldada por oro, independiente del sistema del dólar estadounidense políticamente explosivo y especulativo, que podría proteger a sus aliados de Washington y la guerra financiera de la Unión Europea en los próximos años.
El mundo en una curva peligrosa llamada Venezuela
Ayer se supo que representantes de la petrolera estatal de Arabia Saudita, Aramco, ha firmado un acuerdo por 10 mil millones de dólares para construir una refinería y un complejo petroquímico en Panjin (Liaoning, China) con empresas del gigante asiático, el proyecto más caro entre empresas chinas y extranjeras.
Este tipo de avances pareciera mover de la órbita imperial a sus tradicionales aliados energéticos, lo que aumenta la presión sobre Venezuela por parte de los intereses corporativos que manejan hoy la Casa Blanca.
Venezuela está en el centro de una disputa global, Estados Unidos busca seguir en su carrera por contener preponderancia de Rusia y China aplicando una severa guerra económica y parapolítica contra Venzuela, con el objetivo de forzar que la correlación de fuerzas globales vuelta a tener su centro de gravedad en Washington. La nostalgia por retornar al ciclo ascendente de la potencia estadounidense, moviliza las acciones de guerra contra Venezuela y le hace saber, con presiones financieras y destrucción intencionada de la economía nacional, la urgencia de sortear su declive.