Vigor y gloria de la Nicaragua Sandinista

Demetrio Hernández, Secretario General del MIR, Chile.

 

Demetrio Hernández*

En una afectuosa conversación, llevada a cabo recientemente con el compañero Carlos Midence, jefe de Misión de la embajada de Nicaragua en Chile, acompañado de nuestra responsable internacional, compañera Mónica Quilodrán, hablamos sobre una diversidad de temas, entre ellos: las revoluciones como acontecimientos transformadores, el nuevo orden internacional que se está conformando.

Hablamos también sobre las permanentes campañas de mentiras lanzadas por la prensa imperialista en contra de las naciones soberanas, que han decidido construir su propio modelo de desarrollo con dignidad y sin arrodillarse, anclado en sus propias realidades, circunstancias y recursos.

Dentro de esta campaña no escapa el presidente de Chile, Gabriel Boric, que no puede mostrar cifras reales de crecimiento económico político y social, sin embargo, se permite mentir sobre el gobierno de la hermana república de Nicaragua; no existe en la actualidad puntos de comparación entre la catástrofe que se vive en nuestra sociedad y el crecimiento de la república de Nicaragua en todos los planos.

En este aspecto, hablamos de las fortalezas del proceso revolucionario nicaragüense, sobre la dirección y conducción del comandante Daniel Ortega y la compañera Rosario Murillo y los resultados positivos que ha tenido la revolución en las grandes mayorías del hermano país centroamericano.

El modelo nicaragüense está sustentado en el convencimiento de soberanía existente en la gran mayoría del pueblo, del gobierno y del Frente Sandinista, que dejó de ser patio trasero de los Estados Unidos, articulándose así, como una patria autónoma, independiente y digna.

Pasemos, entonces, al tema de fondo de este escrito: la Revolución Sandinista, sus logros, transformaciones estructurales y conquistas. En primer lugar, debemos decir que estos logros son el fruto de un modelo y un proceso de administración pública democrática, efectiva y vivaz, como muy bien lo explica el compañero Carlos Midence, quien también se destaca por ser un académico e intelectual con varios reconocimientos internacionales.

Entre muchos logros, es factible mencionar que el sandinismo ha garantizado una sociedad con vida saludable, consiguiendo con ello aumentar la esperanza de vida de su pueblo. Esto es sostenido mediante la construcción y mantenimiento de la más grande y mejor equipada red hospitalaria y centros de salud de la región.

El reconocido periodista argentino, Alberto Más, en un artículo titulado: La salud en Nicaragua. Una prioridad del gobierno sandinista de Daniel Ortega, publicado en la Revista H, indica que “el presupuesto del Ministerio de Salud se incrementó en seis veces y medias”. Ministerio que ha basado “su política en tres puntos centrales, la construcción de una nueva infraestructura hospitalaria y de atención primaria, la modernización de las existentes y la red comunitaria de apoyo”, expresa Alberto Más.

Asimismo, el gobierno sandinista ha impulsado una educación gratuita y con calidad en todo su territorio, aumentando casi 500% el presupuesto para educación primaria y secundaria y, garantizando el 6 % del presupuesto nacional para las universidades públicas. El ya citado periodista argentino, en otro artículo titulado: Nicaragua, un ejemplo en las transformaciones de la educación y la batalla contra el analfabetismo, expresa:

“Entre los años 2007 y el primer semestre del 2023, se construyeron y rehabilitaron 35.969 aulas, se construyeron 7.820 espacios complementarios a los ámbitos escolares, como canchas deportivas techadas, bibliotecas, salas de maestros, aulas TIC, bodegas, cocinas y obras exteriores y se entregaron 1.185.510 pupitres”.

Como podemos observar, las cifras distan mucho de las chilenas. Ahora bien, el mismo periodista, reflexiona:

“Este Nuevo Modelo Educativo se sustenta en un presupuesto económico destinado a solventar no solo la estructura edilicia y formación docente, sino también el apoyo a las familias a través de los programas sociales”.

Podemos observar un criterio de complementariedad. Es decir, a la par de dignificar los espacios educativos, el gobierno sandinista, forma, capacita a los docentes y a la vez lanza programas que tienen como objetivos: mejorar la calidad de vida de las familias y apoyar directamente a los estudiantes, tales como la merienda escolar, bonos y paquetes escolares para todos los estudiantes del país, entre otros.

Nicaragua también ha construido una infraestructura nacional que ya la quisiéramos en Chile, lo que se traduce en carreteras, caminos para traslado de la producción, puentes, puertos de primera, hasta el punto que la tierra de Sandino está entre los que tienen las mejores carreteras públicas (sin peaje) de la región.

En términos de seguridad, estabilidad y paz, Nicaragua hoy, es uno de los países más seguros de la región y del continente. Datos certificados por el Informe Global de Competitividad del Foro Económico Mundial.

En lo referido a la producción de alimentos, el país goza de plena autonomía alimentaria: produce más del 90% de los alimentos que consume el pueblo, consiguiendo con ello, incluso, abastecer al mercado centroamericano. Es por ello que en trabajo publicado por la agencia Europa Press, se indica que Nicaragua prevé alcanzar el 95% de seguridad alimentaria para 2026.

De igual modo, en lo que refiere a la energía, el sandinismo ha logrado soberanía energética, cambiando con ello la matriz energética del país: solar, eólica, hídrica, geotérmica, biomasa, son parte de los rubros que se han puesto en marcha, para alcanzar esos números.

Un dato sumamente interesante es lo relativo a la igualdad social e igualdad de género. En cuanto a lo último, Nicaragua ocupa actualmente, el lugar número cinco-seis en el mundo, como uno de los países más igualitarios en lo referido a políticas de género. Ratificado esto por el Foro Económico Mundial. Un gran logro, desde todo punto de vista.

Las transformaciones mencionadas, imposibles de ocultar, son producto de la participación activa del pueblo y en particular de la juventud en las decisiones fundamentales de la sociedad nicaragüense. Hemos visto de manera directa que el pueblo en Nicaragua confía en el sandinismo, porque el sandinismo es el pueblo.

Cada vez que hay elecciones nacionales, municipales o regionales, los nicaragüenses siguen depositando de forma contundente su confianza en el Frente Sandinista. En este mismo aspecto, las encuestas, estudios y sondeos de opinión que se realizan sistemáticamente en el país, arrojan siempre una altísima aprobación de la gestión gubernamental revolucionaria y democrática ejecutada por el sandinismo.

Dos cosas más, para ir concluyendo: el gobierno sandinista ha conseguido una exitosa reducción de la pobreza, fruto del crecimiento sostenido de la economía del país. Mejor todavía: resultado de un modelo que redistribuye equitativamente esa riqueza y crecimiento. Cito nuevamente a Alberto Mas, al referirse al presupuesto nacional de Nicaragua y su distribución:

“El presupuesto para este año 2023 llega a parámetros que pocos gobiernos del mundo destinan a cubrir las necesidades populares, se ha aplicado un 56.3% para la inversión social: en salud el 21%, en educación el 21.7%, Vivienda y servicios comunitarios 9%, Protección Social 3.5% y recreación Cultura y Religión 1.1%”. Apreciado lector, saque sus conclusiones.

Partiendo de todo lo anterior, la Nicaragua sandinista es una patria dispuesta y en condiciones de profundizar su Revolución, su modelo de desarrollo y Justicia Social, de participación popular y Estado revolucionario. Nicaragua hoy es una patria de “vigor y de gloria”, como diría su gran poeta Rubén Darío.

* Demetrio Hernández es docente, Secretario General del MIR, Chile.