Augusto Zamora Rodríguez
Buenos días, atlántidas y palinuros. ¿Ya se enteraron? Supongo que sí. Pepito Baiden, al que dudo alguien llame en un futuro Pepito el Bueno, ha ido sacando sus uñitas de manicura explosiva, con cosas que ya son como, no sé, ¿el made in USA? Ordenó un bombardeo en Siria (vaya, tenía ganas de apretar el botoncito); amenazó a Irán (qué miedo); ha extendido las sanciones que Trump impuso a Venezuela y no considera levantar las impuestas a Irán y ha sacado un documento de guía provisional de intereses estratégicos, con dos objetivos fundamentales:
-Promover una distribución favorable del poder para disuadir y prevenir que los adversarios amenacen directamente a Estados Unidos y sus aliados, restrinjan el acceso a los bienes comunes globales o dominen regiones clave; y
-Liderar y mantener un sistema internacional estable y abierto, respaldado por sólidas alianzas democráticas, asociaciones, instituciones multilaterales y reglas.
Les ´traduciré´ a cristiano ese lenguaje de sacristía:
-Que EEUU establecerá y/o reforzará sus bases militares en el mundo, de forma que su poder militar quede distribuido en las zonas de mayor relevancia estratégica para EEUU, de forma que EEUU pueda impedir que sus rivales (China y Rusia) amenacen sus intereses o los de sus aliados, puedan cortar vías de suministros de bienes estratégicos (petróleo, gas o minerales vitales) o dominen regiones claves, que deben seguir siendo dominadas por EEUU. Se está hablando del Mar de la China Meridional, del Golfo Pérsico y Oriente Medio y la zona euro-atlántica, fundamentalmente.
-Mantener la hegemonía mundial, apoyándose en la OTAN, Japón, Australia y (el sueño de EEUU), la India (aunque India no tiene, por ahora, ningún interés en ser convertida en ficha de EEUU).
Como pueden observar, el Pepito apostará hasta el último centavito en intentar prolongar el delirio estadounidense de un dominio mundial que ya no existe, pues una cosa -ya lo saben ustedes, inteligentes atlántidas y palinuros- son los sueños y otras las realidades. Pero Pepito, representante del establishment imperial, no quiere renunciar al sueño. En fin. Para que entiendan que los imperios son los imperios y rara vez caen solos. Y nos despedimos -por ahora- recordando los célebres versos de Calderón de la Barca: «que toda la vida es sueño y los sueños… sueños son».