Zidane agita Valdebebas

El técnico, que se pone este miércoles al frente del Madrid, decidirá el futuro de una parte importante de la plantilla en el tramo final de la temporada.
Cuando los jugadores de la plantilla del Real Madrid conocieron en el mediodía del pasado lunes el retorno de Zinedine Zidane
 se vieron atrapados por la estupefacción y la incredulidad. Al igual que sucedió con su repentina dimisión, el vestuario tampoco intuía ahora un posible retorno. El último entrenamiento de Santiago Solari había finalizado dos horas antes y la mayoría de la plantilla conoció la noticia por la televisión, las redes sociales o a través de mensajes de WhatsApp. Solo Luca, su hijo, y sus compañeros más cercanos lo intuían desde unas horas antes. Zizou ni siquiera se lo confirmó con anterioridad a su vástago.

A la perplejidad le siguió de inmediato una sensación de liberación generalizada. La situación de una parte importante del grupo con Solari se había vuelto insostenible en la última semana. La ruptura era prácticamente total, pero en el vestuario existía la sospecha de que quizás tendrían que lidiar con el argentino hasta final de temporada. La sombra de José Mourinho también atormentaba a la mayoría del plantel, especialmente al núcleo duro, liderado por Sergio Ramos y Marcelo.

La opción de Zidane obtenía un respaldo prácticamente total. Este miércoles a primera hora dirigirá su primera sesión y se reencontrará con una plantilla que conoce prácticamente al completo. 19 de los 25 jugadores que componen el vestuario del Madrid descorcharon al menos una de las tres Champions consecutivas que conquistó el francés; con Reguilón coincidió en su segunda pretemporada en el filial, y a Fede Valverde lo llamó para alguna sesión de entrenamiento del primer equipo cuando el uruguayo recaló en el Castilla, en el curso 16-17. Solo Courtois, Odriozola, Brahim Díaz y Vinicius Júnior son desconocidos para Zidane.

Precisamente, el belga es uno de los pocos titulares que observa con incertidumbre el cambio en el banquillo. Es el segundo portero con peor porcentaje de paradas de LaLiga (67%) y no ha mejorado los promedios de Keylor Navas, uno de los hombres fuertes de Zidane en su primera etapa. La situación privilegiada en la que le colocó Solari queda ahora en suspenso, pese a que es una apuesta personal de Florentino Pérez, quien ya tuvo un encontronazo con el francés por la portería. El entrenador frenó la decisión del club de contratar a Kepa Arrizabalaga en enero de 2018 y repitió con insistencia que su portero era Navas.

No hay nadie en Valdebebas que lamente el retorno de Zidane tanto como Gareth Bale. La relación entre ambos se deterioró en los últimos meses de la temporada pasada. El galo le relegó a la suplencia y solicitó al club que le traspasara en verano. La decisión de Florentino de vender a Cristiano y apostar por el galés fue uno de los motivos que provocó su dimisión. «Me sentí realmente frustrado cuando me vi suplente en la final de la Champions, me merecía estar desde el principio», reconoció Bale en febrero en una entrevista a Four Four Two. «Teníamos una relación profesional. No éramos los mejores amigos», detalló.

Más duro fue Dani Ceballos, otro de los damnificados. El utrerano cargó duramente contra él en septiembre del año pasado. «Si seguía estaba claro que buscaría una salida», llegó a reconocer el volante, quien solo jugó 899 minutos bajo las órdenes del francés. Impulsado por Julen Lopetegui, menos importante para Solari, este curso ha jugado más del doble que el anterior: 1.774 minutos.

La llegada de Zidane pone en peligro su continuidad y también la de Marcos Llorente. El pivote nunca tuvo buena sintonía con el entrenador, con el que mantuvo diferencias desde su etapa en el Castilla. El verano de 2017, tras su retorno al Madrid desde Vitoria, sumó 1.063 minutos. Olvidado para el francés y en el ostracismo con Lopetegui, Solari le rescató de la grada y fue el único que le dio continuidad. Pese a sus lesiones musculares, disputó 909 minutos bajo sus órdenes. Con Vinicius lesionado hasta final de temporada, está por ver en qué lugar queda ahora Sergio Reguilón, la gran apuesta del rosarino junto al joven extremo. En el pasado Zidane le descartó para el Castilla y autorizó su primera cesión al Logroñés.

Liberación de Isco y Marcelo

En el lado opuesto se encuentra Isco y, especialmente, Marcelo. Ambos acudieron a ejercitarse a Valdebebas en la mañana del martes pese a que los jugadores tenían libre. El brasileño es el principal beneficiado por la llegada del entrenador francés, con quien fue indiscutible en sus dos años y medio al frente del Madrid. Titular en todas las grandes citas, fue el cuarto jugador de campo más utilizado por Zizou en su primera etapa en Chamartín. Con Solari figuraba el 16 de la lista con 1.156 minutos disputados en poco menos de cinco meses. El último episodio se vivió en Valladolid, cuando el argentino le dio entrada con el partido resulto en el minuto 87 después de cuatro encuentros sin participar. Su continuidad, que estaba en el aire tras lo acontecido en los últimos meses, gana fuerza.

Pero si alguien se ha visto aliviado en Valdebebas, ese ha sido Isco Alarcón. Solari mantuvo sonados desencuentros en privado con el mediapunta, solicitó expedientarle, y le señaló en público acusándole de no estar en forma física. Era el jugador número 21 en la rotación del argentino, que le apartó de las últimas convocatorias después de brindarle solo 528 minutos. Para Zidane ocupaba un rango medio en la plantilla. Nunca fue imprescindible, pero sí un jugador con un rol importante. Ocupó el duodécimo lugar por minutos jugados con el galo y, ahora, tras vivir los peores meses de su carrera profesional, intentará revertir su delicada situación.

Otros integrantes del vestuario como Marco Asensio o el delantero Mariano también recibieron con agrado la decisión de la dirigencia de destituir ya a Solari y contratar a Zidane.

Con la certeza de que el técnico, con plenos poderes deportivos a su retorno, acometerá una revolución en la plantilla el próximo verano, los jugadores y el club observan estos 11 duelos, carentes de objetivos competitivos, como determinantes para su futuro. «Hay que cambiar cosas para el próximo año», avanzó Zidane en su presentación. Algunos de sus actuales futbolistas se juegan el puesto y otros, el estatus.

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