El entrenador francés regresa al Real Madrid y firma para lo que resta de temporada y tres más
Tan solo han pasado 284 días desde que Zinedine Zidane apareció al lado de un compungido Florentino Pérez para anunciar que dejaba de ser entrenador del Real Madrid.Poco más de nueve meses pero que han parecido una eternidad por la que han pasado dos entrenadores y muchas derrotas, algo inadmisible en el club más ganador.Zidane vuelve, y lo hace ya. Firma para lo que resta de temporada y las tres próximas. El entrenador que dio las tres últimas Champions regresa en medio de la mayor crisis deportiva en 13 años y con un puñado de partidos aparentemente poco trascendentes por jugar. “Vuelvo porque el presidente me llamó. Y como quiero mucho a este club, aquí estoy. No podía decir que no”, dijo en su primera comparecencia.
La decisión pilló por sorpresa a todo el mundo, pero el protagonista negó que hubiese tenido dudas cuando el mandatario le llamó cinco días atrás. Igual de llamativa fue su dimisión el pasado 31 de mayo, cuando aún sonaban los fastos de la Decimotercera, lograda en Kiev cinco días antes. “Me fui porque lo necesitaba. La plantilla necesitaba un cambio tras ganarlo todo”, argumentó el flamante técnico blanco, que reconoció que tiene un recuerdo agridulce de su último curso: “Ganamos la Champions, pero en la liga y la Copa…”. El francés nunca negó que el batazaco ante el Leganés de enero de 2018 fue su momento más duro en el banquillo del Bernabéu.
Estos meses sabáticos han servido para “descansar” y “cargar baterías”. También para que el técnico recibiese otras ofertas. “Pero yo quiero estar aquí, porque quiero a este club y al presidente”, repitió. Florentino Pérez, el hombre que fichó al entonces mejor jugador del mundo en 2001, miraba atentamente a su nuevo entrenador después de sufrir uno de los periodos más duros desde que asumió la presidencia del club en 2000.
El regreso del técnico de las tres Champions seguidas, del que no sabe qué es perder en Europa, es un bálsamo en un club que la semana pasada salió por la puerta de atrás de su competición fetiche con una derrota inesperada ante el Ajax (1-4). Tan solo tres días antes se despidió de la Liga tras caer ante el Barça (0-1) y poco antes dijo adiós a la Copa del Rey con otro batacazo contra el eterno rival (0-3). La semana más trágica de la historia reciente del madridismo fue demasiado para Santiago Solari, el entrenador que había asumido el cargo en octubre sustituyendo a un Julen Lopetegui, que nunca encontró el pulso al equipo. Florentino Pérez se limitó a agradecer el trabajo realizado al técnico argentino, que el domingo acudió a Valladolid con el cartel de despedido, y a ofrecerle que se quedase en el club.
Tras días de rumores y un carrusel continuo de nombres, entre los que destacaba el de otro ilustre ex, José Mourinho, la recontratación de Zidane viene avalada por los innegables éxitos deportivos. Cuando el francés apareció junto a toda su familia en enero de 2016, el Madrid vivía otra época convulsa. Rafa Benítez acababa de ser despedido y el público del Bernabéu empezaba a volverse contra el palco. Por entonces el francés llevaba las riendas del Castilla, sin ocultar sus deseos de sentarse en el banquillo del primer equipo.
El escaso bagaje como entrenador no impidió a Zizou ganarse a una plantilla talentosa, pero que nunca tuvo conexión con Benítez. Aquel curso, un Madrid casi desahuciado en Liga se quedó a un punto de ganarla y se llevó la Champions en Milán contra el Atlético. Llegar y besar el santo para un entrenador novato, que la temporada siguiente dobló el botín: Liga y Champions, un hito inédito en 59. Su tercera temporada no fue tan dulce. Ni el logro de su tercera Orejona valió para que el mito se sintiese con fuerzas para seguir. “No me gustó marcharme, pero era lo mejor”, insistió a la vez que asumía la responsabilidad por las cosas que hizo “mal” —“yo estaba al mando”— y avanzaba: “Hay que cambiar cosas para el próximo año”.
En tan solo dos años y medio Zidane labró un currículum al alcance de muy pocos. Nueve títulos. Una hoja de servicio que no tiene miedo de manchar. “Si pensase en eso, no habría vuelto. Tengo muchas ganas de ponerme a trabajar. Si me llaman hace cuatro meses, quizá no hubiese aceptado, pero ahora es el momento”, aclaró el entrenador. “No creo tener ninguna deuda con el madridismo”, contestó sobre si debía algo a la afición por su marcha.
Zinedine Zidane inicia su segunda etapa en el banquillo del Madrid en tiempos extraños. Con el club revuelto y un presidente cuestionado en la grada y el vestuario, puede que el regreso del ídolo calme las aguas en el Bernabéu, que anda con marejada desde que el francés se despidió. “Uno de los mayores disgustos de mi vida”, dijo Florentino Pérez ese 31 de mayo. Desde entonces todo ha ido mal en la casa blanca.