Racismo recreativo

Opera como un dispositivo que permite que las personas racistas puedan expresar su hostilidad hacia el otro racializado y, al mismo tiempo –al asegurar que no son racistas–, contribuir a la existencia de una «moralidad pública basada en la cordialidad racial» 

Autor: Victor Fowler Calzada 

Constructo teórico del jurista brasileño Adilson Moreira, para quien el racismo recreativo es definido como: «la circulación de imágenes derogatorias que –en forma de humor– expresan desprecio por minorías raciales, un factor que compromete el estatus cultural y material de esos grupos». En el caso del humor, el acto racista es ejercido en relación de oposición, hostilidad, negación o desvío de un grupo social determinado a quienes el creador del chiste, broma, burla o humorada define y nos propone como un «otro». 

Semejante diferenciación entre conjuntos humanos –que suele tener su base en la inferiorización, demérito, estereotipización o cualquier otra práctica reductora de la plenitud humana del sujeto víctima– abre la posibilidad de que el gesto de humor deje de ser un hecho aislado y, en cambio, se integre a un conjunto de acciones y conceptos que se traduce en una verdadera política cultural articulada. Por ello, en afirmación de Moreira, los chistes no son simples ocurrencias individuales, sino «manifestaciones de sentidos culturales que existen en una sociedad determinada». 

El racismo recreativo opera como un dispositivo que permite que las personas racistas puedan expresar su hostilidad hacia el otro racializado y, al mismo tiempo –al asegurar que no son racistas–, contribuir a la existencia de una «moralidad pública basada en la cordialidad racial». Esto último ocurre porque, en opinión del autor, la ambigüedad del humor permite que una ofensa o insulto racial sea enmascarado como «una tentativa amistosa de interacción social con la víctima por medio del humor». Las estrategias de análisis empleadas por Moreira lo conducen a una intensa revisión de conceptos conexos tales como: las microagresiones; la blanquitud, el blanqueamiento y el mejorar (la raza); los estereotipos, estigmas y prejuicios; el privilegio; el humor deprecatorio; las teorías del humor; la práctica de la cordialidad racial; la invisibilización del otro, etc. 

La propuesta de Moreira resulta útil para el estudio y confrontación de otras discriminaciones; en particular, de aquellas maniobras discursivas que, a nombre del humor y una supuesta empatía, son en verdad portadoras de contenidos de odio y degradación hacia un otro que puede ser sujeto femenino, de alguna diferencia de orden sexual, o reunirlas todas. Es así que el insulto o la ofensa racial no deben ser analizados «solo a partir de la motivación del acusado, sino también del daño causado a la víctima». 

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