Traicionó al FSLN y a Sergio Ramírez

Dora María Téllez orientó y supervisó las acciones criminales cometidas durante el fallido y sangriento golpe de Estado de 2018 en Nicaragua, con resultado de más de 200 personas muertas, centenares de heridos y graves daños a la economía del país.

* De las filas revolucionarias saltó a la extrema derecha, obsesionándose con la destrucción del FSLN. Un hecho poco conocido u olvidado: se enredó sentimentalmente con la hija de su principal aliado en el MRS, lo que le trajo problemas. Fue figura clave en los asesinatos de 2018 en contra de la población indefensa.

De Dora María Téllez Argüello, conocida generalmente como Dora María Téllez, dijo una vez en privado uno de sus aliados de entre los fundadores del MRS: “Me alegro de que haya quedado en el bando que escogí, porque tenerla como rival es jodido, esa mujer tiene temperamento de loca, no permite que nadie le gane una discusión y peleará a muerte por probar que tiene la razón, aunque no la tenga. ¡Ni quiera Dios tenerla de enemiga!”.

La Dora, como se refiere a ella la militancia sandinista, es el personaje del que se ocupa Nicaleaks ahora. Una mujer a punto de cumplir 67 años de edad, con una marcada obsesión por destruir el partido revolucionario al que una vez perteneció y del que abjuró al regresar a sus orígenes burgueses por parte de madre, consolidados por la unión de hecho con su actual pareja, Ana Margarita Vijil Gurdián, de 44 años.

Dora María Téllez es protagonista de una de las traiciones más grandes en la historia en contra del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).

De privilegiada durante la revolución…

En los años ochenta la dirección revolucionaria le asignó el cargo de ministra de Salud, y en 1995, tras renegar del FSLN, fundó el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), junto con Sergio Ramírez Mercado, Henry Ruiz Hernández, Jorge Hugo Torres Jiménez y Víctor Hugo Tinoco Fonseca, organización que tuvo como fin socavar las estructuras internas del FSLN.

Desde entonces, ese ha sido el leitmotiv de su existencia. De manera frenética y casi demencial busca destruir al FSLN, a su dirigencia y a su militancia, a como quedó demostrado con los asesinatos que los golpistas que ella preparó, financió y dirigió desde la sombra, cometieron en 2018 contra policías y personas que consideraron afines al partido rojinegro.

Lamentablemente para ella y resto de traidores de 1995, los cálculos les fallaron y las bases sandinistas a las que intentaron atraer con un falso discurso nacionalista al inicio, y uno de ultraderecha abiertamente proimperialista después, nunca los consideraron una opción.

El affaire con María Ramírez

Es por eso que, ante la imposibilidad de competir de tú a tú con sus antiguos compañeros, se alió a lo peor de la derecha oligárquica de Nicaragua, y al no lograr tampoco sus propósitos, recurrió a alimentar sucias campañas mediáticas que para su mala suerte tuvieron magros resultados.

La última carta que la Dora consideró ganadora, fue una intervención norteamericana en Nicaragua, que derrocara al FSLN y le entregara el poder al MRS, el que primero tendría que disputar con la clase oligárquica y burguesa, que en el fondo los detesta y los ve como tontos útiles.

Un asterisco poco conocido en el currículum de esta traidora, fue el serio conflicto que tuvo en el MRS con Sergio Ramírez Mercado, cuando éste se enteró que tenía una relación sentimental con su hija María Ramírez, quien fue obligada por su padre a abandonar el país una vez que la noticia se conoció en los corrillos políticos y saltó después hacia la población.

USA la declaró terrorista

La fama de Dora María Téllez surgió en 1978, cuando la dirigencia del FSLN la escogió para participar en la “Operación Chanchera”, dirigida militarmente por Edén Pastora Gómez, y que consistió en la toma del Palacio Nacional con el fin de exigir la liberación de militantes sandinistas que tenía presos la Guardia Nacional de Somoza, y propinar a la vez un golpe moral a la dictadura.

A partir de dicho operativo, en el que también resultaron golpeados los padrinos de Anastasio Somoza, es decir, los gringos, el gobierno de los Estados Unidos le suspendió la visa y la incluyó en la lista de terroristas internacionales.

Todavía en 2005, cuando fue invitada para impartir una cátedra en la Universidad de Harvard, se le negó la entrada a los Estados Unidos por su participación en el asalto al Palacio Nacional de Nicaragua en la “Operación Chanchera”.

Este mismo año, junto a Herty Lewites y los fundadores del MRS, instrumentalizaron una alianza electoral con Alternativa Cristiana y con el Movimiento por el Rescate del Sandinismo, que tenía como fin impulsar la candidatura presidencial de Lewites en las elecciones del 2006, y dividir el voto del FSLN.

Lucha irracional contra el sandinismo

Como es conocido, la estratagema falló y el comandante Daniel Ortega fue electo presidente a partir de 2007. Eso provocó un renacer de su virulencia antisandinista y al año siguiente, en 2008, realizó una presunta huelga de hambre en las inmediaciones de la catedral de Managua como método de protesta, teniendo todas las intenciones de generar un detonante para desestabilizar al gobierno.

Esa acción fue respaldada por organizaciones de la autodenominada sociedad civil como el Movimiento por Nicaragua, Coordinadora Civil, Movimiento Autónomo de Mujeres (MAM) y Grupo CINCO, todas dirigidas por disidentes sandinistas afiliados al MRS tras acostumbrarse a vivir con privilegios en el periodo revolucionario.

Durante el desarrollo del fallido y sangriento golpe de Estado de 2018, Dora María Téllez fungió como coordinadora nacional de seguridad de las acciones vandálicas y criminales que realizaban sus aliados territoriales de las organizaciones de la sociedad civil.

“A rajar cabezas…”

La Dora ejecutaba monitoreo constante en los tranques de la muerte y barricadas establecidos a nivel nacional, orientándolos al desarrollo de acciones que hicieron proliferar las actividades delictivas.

Si sabía que estaba siendo grabada, la Dora bajaba orientaciones con menos desparpajo, no obstante, era claro el mensaje cuando entre otras cosas les decía: “A rajar cabezas si tienen que rajar cabezas”, lo que efectivamente hicieron a balazos y garrotazos con los ciudadanos que cayeron en sus manos y con los 22 policías asesinados en 2018.

A la par del trabajo personal que desarrollaba, esta traidora al sandinismo mantenía un equipo de monitoreo de redes de comunicación y plataformas sociales que promovían el odio y actividades de violencia contra los órganos de seguridad pública e instituciones estatales en las principales cabeceras departamentales.

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