Ante la abrumadora realidad y sin poder refutar lo hechos, el cardenal Leopoldo Brenes no pudo justificar lo injustificable al confirmar la autenticidad del audio en el que se escucha al obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio Báez, abogar por la desestabilización de Nicaragua para derrocar al gobierno sandinista.
Brenes, arzobispo de Managua y presidente de la Conferencia Episcopal, reconoció que Báez fue grabado durante una reunión privada y cuya intervención “desgraciadamente” alguien filtró.
No obstante, el prelado evitó ahondar en sus declaraciones y sostuvo que no ha escuchado muy bien el contenido del audio.
Asimismo, Brenes indicó que el papa Francisco es el único que puede decidir si Báez se va del país y no grupos de cristianos, ni ciudadanos particulares.
Por otra parte, el párroco Antonio Castro manifestó que la opinión del obispo Báez no representa el sentir de la iglesia como cuerpo colegiado.
La comunidad cristiana San Juan Pablo Apóstol reveló el audio de una reunión conspirativa entre el obispo auxiliar y campesinos, con el objetivo de desestabilizar al gobierno.
En la grabación, de poco más de cuatro minutos, Báez utiliza un duro lenguaje contra todo lo relacionado con el actual Ejecutivo y los que no apoyan a la llamada Alianza Cívica (de oposición).
Monseñor exhorta, según se escucha en el audio, a presionar al gobierno por medio de la reinstauración de los tranques (bloqueos de vías), que ocasionaron muertes, violaciones, desabastecimientos, entre otros males, todos calificados como actos terroristas.
“Se necesita presionar nuevamente al gobierno para que vuelva a pedir a la Conferencia Episcopal la reanudación del diálogo. Se ha pensado en la opción de volver a poner tranques…”, expresa Báez, quien desde el estallido de la crisis mantiene una labor activa en las redes sociales en contra del sandinismo.
Igualmente señala que la denominada Unidad Nacional Azul y Blanco debe incluir a todos los opositores al gobierno, “aunque haya sospecha de ser oportunistas, abortistas, homosexuales, narcotraficantes (…) para lograr el objetivo final”’.
Asimismo, reconoce que “la situación actual de la gran Unidad Azul y Blanco, como una primera etapa, no es la de un partido político, sino la de una unidad de toda la nación, de cara a quitar (derribar) el gobierno actual”.
En tanto, el obispo Báez no negó en ningún momento la grabación y su participación en dicha reunión, al contrario, escribió de forma cínica y descarada que “seguiré mi lucha desde Nicaragua, ya que es un deber que Dios me ha confiado”.