¿Qué le pasó al “obispo en jefe” Silvio Báez? Ante sus subalternos en el fallido golpe de Estado sigue presentándose como “il capo di tutti capi”, pero al filtrarse sus confesiones trueca su capa de “jefe de jefes” por la sotana y se convierte en un pobre religioso acosado, perseguido y vilipendiado, según se ha quejado en las redes sociales.
Obviamente, estamos en presencia de una transmutación operada a conciencia. Es en realidad el “aguerrido” hombre de Dios que frente a su maligna tropa ordena tocar a rebato ante las autoridades que buscan poner el orden, el que aposta francotiradores en los campanarios, el que llama a levantar tranques, el que ve con indulgencia y hasta beneplácito los asesinatos, violaciones, robos y vejaciones de sus sicarios.
Es el mismo sujeto que le da visto bueno en el nombre del Creador al terrorismo, que se exhibe orgulloso como “Il Padrino” de la Cosa Nostra, pero que al verse descubierto trata de poner distancia de por medio y se escuda en su Iglesia, que lo ha venido apoyando sin mucho disimulo desde el 18 de abril pasado, cuando se lanzaron con todo a la destrucción de Nicaragua.
El inmenso ego del tamaño de las dos catedrales de Managua, hizo que Báez admitiera ante sus incondicionales seguidores que él es en realidad “the boss of the bosses” y que hasta tiene ganas de asesinar al presidente Daniel Ortega. Luego, ante la presunta delación de uno de ellos, admite sin confesar ni arrepentirse que es culpable, pero que a la vez es víctima.
Una trama compleja que también se parece al drama del “Extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, donde un personaje con trastorno disociativo de la identidad, en este caso dos en uno, pretende ser a la vez ángel y demonio.
Ignoramos todo acerca de cómo el obispo Silvio Báez llegó a alzarse con la jefatura del golpe de Estado, habida cuenta de que la conspiración empezó hace algunos años, hasta donde sabemos, por parte del MRS, las ONG opositoras que le son fieles y los medios de comunicación de la familia Chamorro, entre otros.
Aunque todo hace indicar que Báez y socios que operan como capos intermedios de la mafia política que echó a andar la maquinaria terrorista en Nicaragua, surgieron por decisión de los financistas de Estados Unidos como USAID y NED, claros desde hace mucho de que no existe en la oposición al FSLN una figura con arrastre popular.
La investidura de Báez tuvo que venir de muy arriba en la cadena de mandos proveniente del exterior (USA), como para que el verdadero jefe de la Iglesia Católica en nuestro país, el cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano, aceptara pasar a ser una suerte de “consigliere” de la actual estructura golpista que aún opera en Nicaragua, pese a estar derrotada.
Por la forma en que actúa el imperio norteamericano, consideramos que la violación de la confidencialidad por parte del religioso Silvio Báez al exponer sus planes inmediatos y asumir que es el “jefe de jefes”, no le traerá muchos problemas dentro de la estructura golpista.
Lo importante en este tipo de organizaciones es demostrar que se está dispuesto a todo con tal de lograr los objetivos, y el Don (Báez) y su tropa mafiosa han hecho hasta de más: traicionar a su país, matar, violar, robar, humillar, profanar cadáveres y un montón de etcéteras capaces de dejar estupefacto a cualquiera.
El obispo auxiliar de Managua ni siquiera se molestó en fingir un acto de contrición. Lo único que le molestó, al igual que a sus lugartenientes Abelardo Mata y Rolando Álvarez, y al consiglieri Brenes, fue que los consagrados sicarios violaran su promesa de lealtad e hicieran pública la confesión y los planes de “il capo di tutti capi”. Eso sí que será un grave contratiempo.
¿Cómo logrará ahora, que sus propósitos han sido develados, que el gobierno ruegue a los obispos golpistas agrupados en la Conferencia Episcopal que vuelvan como “testigos y garantes” a la reanudación del diálogo nacional?
Aunque hasta hace poco se desconocía su calidad de “jefe” de los golpistas y de su intención de volver a colocar tranques en el país –son su genial invento, según admitió-, ya la población había cerrado filas en torno al gobierno del comandante Daniel Ortega con la decisión de no permitir que los golpistas pongan ni un solo obstáculo en las calles.
Volviendo con las figuras del Dr. Jekyll y Mr. Hyde que parecen habitar en el obispo Silvio Báez, la intención del autor Robert Louis Stevenson fue mostrarnos que en todas las personas coexisten el bien y el mal. Jekyll personifica al bien y Hyde, al mal. Este último simboliza todo lo perverso y por lo tanto, al igual que el “capo jefe de capos” resulta repugnante a todo el que lo ve.