Se cumplen 43 años desde que las dictaduras de Suramérica se unieron para exterminar a la izquierda de la región. Hoy, el Plan Cóndor vuelve a atacar a los Gobiernos progresistas.
En 2015 ya lo dijo el expresidente de Ecuador, Rafael Correa: En América Latina hay «todo un Plan Cóndor del siglo XXI (…) es un boicot a la integración regional, una arremetida feroz para destruir los movimientos progresistas». Y en 2016, su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, también lo mencionó.
Independiente de si se está o no de acuerdo con ambos líderes, lo cierto es que resulta difícil no reparar en la similitud de las maniobras contra los países latinoamericanos ejercidas por Estados Unidos (EE.UU.) en las décadas de los 70 y en los tiempos actuales. ¿Comparemos?
¿Qué fue el Plan/Operación Cóndor?
En las décadas de los años 70 y 80, las dictaduras de Suramérica se coordinaron en un plan de acciones y apoyo mutuo, organizado y liderado por EE.UU. para exterminar a la izquierda de la región.
Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y, esporádicamente, Perú, Colombia y Venezuela, se unieron para torturar, asesinar, detener y reprimir a los opositores en lucha contra el fascismo. Fue creado el 25 de noviembre de 1975.
Cinco prácticas del Plan Cóndor recreadas hoy en América Latina
1. Asesinatos de líderes y dirigentes políticos
Los crímenes homicidas contra el general chileno Carlos Prats (1974), el exministro del Gobierno de Salvador Allende, Orlando Letelier (1976) o el expresidente de Brasil João Goulart (1976) fueron parte de la operación Cóndor. Asimismo, el intento de asesinato de Bernardo Leighton y su esposa (1974), o la sospechosa muerte del expresidente chileno Eduardo Frei Montalva, quien falleció en extrañas circunstancias mientras se encontraba internado en una clínica.
Hoy, el exterminio de líderes, tanto cercanos a los Gobiernos progresistas, como de organizaciones sociales, forman parte de la agenda represiva con que EE.UU. intenta controlar la región.
En 2014 fue asesinado en Venezuela el joven político y líder del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), Robert Serra. Y en 2017, durante la escalada de violencia derechista en ese país, fue ultimado el dirigente estudiantil chavista Juan López.
Desde 2016 hasta la fecha, grupos de derecha han asesinado a 492 líderes sociales en Colombia; solo en 2018 ya van 187 homicidios en ese país. En 2016, 200 activistas ambientales de Honduras fueron asesinados, según cifras de Global Witness. Asimismo la ley anti-terrorista impuesta en Chile contra el pueblo Mapuche -varios dirigentes indígenas han sido asesinados- es también parte de la aplicación de una nueva Operación Cóndor.
2. Golpes de Estado
Los golpes de Estado armados contra Gobiernos democráticos fueron la herramienta para hacerse rápida y violentamente del poder en las décadas pasadas. Hoy, el objetivo es el mismo pero el modo de empleo varía.
Así, también de manera rápida y violenta, pero sin costos políticos ni derramamiento de sangre, en 2016 se ejecutó en Brasil un golpe parlamentario contra la presidenta democráticamente electa, Dilma Rousseff, siendo sustituida por el actual presidente de facto, Michel Temer.
Un caso similar sucedió en 2009 en Honduras, contra el presidente de izquierda Manuel Zelaya, quien fue apartado de su cargo en un movimiento liderado por parte del Parlamento del país. Y en 2012, el presidente paraguayo, Fernando Lugo, representante del pueblo popular, corrió la misma suerte bajo un operativo del senado.
3. Guerra Económica
Desde que Hugo Chávez asumió la presidencia en 1999, Venezuela ha sido blanco sistemático de las agresiones internacionales del imperialismo, sin embargo, tras la partida física del comandante y el triunfo electoral de Nicolás Maduro como presidente, los ataques se intensificaron, sobre todo a través de la llamada Guerra Económica.
Inflación de precios, desabastecimiento inducido, acaparamiento de productos y paros sistemáticos por parte de grupos económicos, son parte de la agenda contra Venezuela, fórmula casi calcada a la aplicada contra el Gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende, dio grandes resultados para la derecha.
Tanto en el Chile de 1970 como en la Venezuela de la actualidad se repitieron las colas para adquirir un producto de primera necesidad; asimismo, al igual que hace años atrás, los sectores pudientes pueden sin embargo consumir sin contratiempos los mismos alimentos que escasean.
El ataque a través de los medios de comunicación, con el objetivo de infundir el terror, generar caos e incentivar la presión social, también son parte de la re-implementación del Cóndor.
Comparación de los medios de comunicación de oposición durante el Chile de Allende y la Venezuela de Chávez y Maduro.
4. Detenciones arbitrarias, torturas y persecuciones: control social
Muchas de las víctimas de la represión en las dictaduras latinoamericanas no tuvieron, necesariamente, que ser asesinadas o desaparecidas para ser acalladas. Las detenciones arbitrarias, las torturas sistemáticas, el asedio en lugares públicos fueron un arma efectiva para generar el control social de muchos militantes o simpatizantes de izquierda.
Actualmente, las policías de los Gobiernos de derecha actúan con profunda violencia sobre los manifestantes. Si bien las organizaciones de derechos humanos internacionales y nacionales velan por la integridad de la ciudadanía, el abuso de poder permanece.
En 2017, en Perú, cientos de profesores fueron agredidos por protestar por un salario digno. En Colombia, seis campesinos fueron asesinados por la policía durante una protesta. En Chile, los niños Mapuche son constantes blancos de golpizas por parte de Carabineros.
En Argentina, la dirigente social Milagro Sala tiene 54 años, de los cuales casi dos los ha vivido detenida por causas que aún no son comprobadas. En Chile, la religiosa y médica mapuche, Francisca Linconao, de 62 años, permaneció casi un año encarcelada mientras duró la investigación que finalmente la declaró inocente de participar en el asesinato de una pareja de ancianos.