«Mi corazón está en Venezuela», dijo el inquilino de la Casa Blanca. «En Venezuela y en todo el hemisferio occidental el socialismo está muriendo y la libertad, la prosperidad y la democracia están renaciendo», subrayó Trump. «Pasando la página del socialismo […] no habrá vuelta atrás», añadió el mandatario estadounidense.
Trump acusa a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, de no ser un patriota de Venezuela, mientras tilda a varios miembros del Ejército venezolano de ser corruptos, asegurando que sabe «dónde están los millones de dólares que robaron».
«Pueden optar por aceptar la generosa oferta de amnistía de Guaidó. No deben seguir las órdenes de Maduro para bloquear la ayuda humanitaria», dijo el inquilino de la Casa Blanca, dirigiéndose a los oficiales del Ejército venezolano, a los que advirtió que si eligen el segundo camino «no encontrarán salida» y «lo perderán todo».
Por otro lado, explicó que desde Washington se busca una transición pacífica en Venezuela, si bien —aseguró— «todas las opciones están sobre la mesa».
La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) ha ratificado su lealtad al presidente Maduro y el respeto a los preceptos de la Constitución venezolana. En este sentido, el ministro de Defensa de Venezuela, Vladimir Padrino López, calificó la semana pasada de «craso error» llamar a la FANB a «irrumpir contra la legalidad, contra la Constitución».
«Eso es un acto de estupidez» e «infantilismo político», sostuvo.
El pasado 10 de febrero el diputado opositor Juan Guaidó hizo un llamamiento a los militares venezolanos para que permitan la entrada de la «ayuda humanitaria», uno de sus principales objetivos, que el presidente constitucional, Nicolás Maduro, califica de «show» destinado a vulnerar la soberanía del país.
«Si quieren ayudar a Venezuela, liberen el dinero que tienen les tienen bloqueado», aseveró el mandatario venezolano, planteando la posibilidad de que EE.UU. brinde esa ayuda al pueblo de Cúcuta (Colombia) —donde previamente llegó un envío de ayuda humanitaria solicitado por Guaidó—, que sufre preocupantes condiciones sociales y económicas.
Caracas acusa a la Casa Blanca de imponer sanciones contra Venezuela que han implicado pérdidas millonarias muy superiores a lo que ahora se pretende entregar.
El pasado lunes el líder opositor declaró que la primera parte de la llamada «ayuda humanitaria» internacional —por un valor de 20 millones de dólares— ya ha sido entregada. Posteriormente, el propio Guaidó anunció que el próximo 23 de febrero ingresará en Venezuela la «ayuda humanitaria «solicitada por la dirigencia opositora de ese país suramericano, invitando a los venezolanos a realizar una «caravana» en las zonas fronterizas para recibir la ayuda. Por el momento esta se encuentra en Cúcuta y Roraima (Brasil).
El 15 de febrero Washington envió, en aviones militares, un cargamento con «ayuda humanitaria» a una zona fronteriza entre Colombia y Venezuela. Un día después llegó a Cúcuta un camión de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) con el segundo lote de «ayuda humanitaria» para Venezuela.
Además, el domingo de la semana pasado Guaidó anunció la llegada a esa misma localidad de tres aviones de EE.UU. con «ayuda humanitaria para más de 25.000 venezolanos». Por su parte, el Gobierno de Venezuela sigue bloqueando el ingreso de la supuesta ayuda, señalando que es una provocación.
– La crisis política de Venezuela estalló después de que Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional —que se encuentra en desacato desde 2016 y cuyos actos son nulos, según varias sentencias del Tribunal Supremo de Justicia venezolano—, se autoproclamara «presidente encargado» de su país a finales de enero y fuera reconocido como tal por EE.UU. y otras naciones latinoamericanas y europeas.
– Por su parte, Caracas denunció que la oposición venezolana encabeza «un golpe de Estado» con el respaldo de EE.UU., y acusó a Washington de llevar a cabo «guerras injustas», así como de «arrasar con poblaciones civiles inocentes» y «bloquear economías».
Socialismo” y “comunismo” estuvieron entre las palabras más repetidas por el presidente Donald Trump en su discurso de este lunes en Miami, lugar que utilizó de plataforma para incitar la sublevación de los militares en Venezuela y demostrar el supuesto fracaso de las ideas progresistas en el mundo entero.
En total el presidente mencionó “socialismo” en 29 ocasiones y “comunismo” seis veces, en una intervención de menos de cerca de 30 minutos, lo que resulta inusual desde el fin de la Guerra Fría.
Antes de dirigirse al auditorio, Trump saludó especialmente a los senadores por la Florida Marco Rubio y Rick Scott, al representante Mario Díaz-Balart, al Embajador en la OEA Carlos Trujillos y su asesor de Seguridad Nacional, John Bolton.
Durante los últimos meses, ese grupo ha convencido al presidente de asumir una postura más agresiva hacia América Latina, en particular contra Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Al parecer, lograron instalar en la mente de Trump la idea de que poner fin a la oleada de transformaciones progresistas y de izquierda en América Latina luciría bien en el currículum de política exterior de un presidente señalado por su falta de experiencia e incapacidad para conducir los asuntos globales.
Trump fue a Miami a darse un baño de retórica anticomunista y antisocialista que recuerda mucho las posiciones reaccionarias de Bolton y de Rubio, dos republicanos que han hecho carrera en Washington con una política de línea dura contra la Revolución Cubana y todos los gobiernos que se oponen al dominio estadounidense.
Trump repitió varias de las tesis que defiende Bolton desde hace años, como que la Revolución Bolivariana se sostiene exclusivamente por el apoyo de Cuba y no por el respaldo de millones de personas que fueron beneficiadas por los cambios introducidos desde el ascenso del Comandante Hugo Chávez al poder en 1999.
También dijo que Maduro, quien obtuvo más de seis millones de votos en las pasadas elecciones presidenciales, era una “marioneta cubana” y no un “patriota venezolano”, categoría que reservó para militares traidores que incumplieron su deber constitucional y atentaron contra la población civil.
Trump presentó en medio del discurso a Aminta Pérez, la madre del policía sublevado Óscar Pérez, quien fue ultimado junto a otros seis integrantes del grupo Resistencia en El Junquito, a 40 minutos de Caracas, donde hizo una fuerte resistencia armada y se negó a entregarse.
Aprovechó también para hacer un nuevo llamado a los militares que se mantienen leales al gobierno constitucional para que se subleven.
“Hoy tengo un mensaje para todos los funcionarios que están ayudando a mantener a (el presidente Nicolás) Maduro en el cargo. Los ojos del mundo están sobre ustedes”, dijo.
“Pueden elegir entre aceptar la generosa oferta de amnistía del (autoproclamado) presidente Guaidó y vivir su vida en paz con sus familias y sus compatriotas, o pueden elegir el segundo camino: seguir apoyando a Maduro. Si eligen este camino no encontrarán un refugio, no habrá una salida fácil. Lo perderán todo”.
Como parte de las amenazas, dijo que prefería “una transición pacífica”, pero no descartó la posibilidad de emplear una opción militar contra Venezuela.
Reportes de fuentes públicas y medios de prensa confirman que EEUU despliega fuerzas militares en puntos fronterizos con Venezuela,bajo el supuesto paraguas de una acción de envío de “ayuda humanitaria”, a pesar de que es Washington quien mantiene bloqueado los ingresos venezolanos para comprar medicinas y alimentos esenciales para la mayoría de la población.
Prometió que “se avecina un nuevo día para América Latina” y arremetió contra lo que llama “el eje del mal”: Caracas, Managua y La Habana.
Aprovechando su presencia en Florida, uno de los Estados clave para las elecciones presidenciales del 2020, Trump asoció el supuesto desastre económico en los países socialistas de América Latina con las ideas que defiende un sector del partido Demócrata y aseguró una vez más que “Estados Unidos nunca será socialista”.