Edgard Romero G.
Históricamente, EE.UU. ha estado inmiscuido en intervenciones, guerras o golpes de Estado en diferentes países. Cada presidente estadounidense tiene en su haber la promoción o impulso de algún conflicto de esta naturaleza.
Durante el mandato de Bill Clinton, presidente de 1993 a 2001, por ejemplo, EE.UU. intervino militarmente en Somalia, Haití, Bosnia y Herzegovina, Sudán, Afganistán y Yugoslavia.
Durante el mandato de George W. Bush, quien presidió desde 2001 hasta 2009, Washington estuvo involucrado en las intervenciones y golpes en Afganistán, Venezuela, Filipinas, Irak, Haití y Somalia. Mientras que en el mandato de Barack Obama, quien gobernó de 2009 a 2017 y recibió un premio Nobel de la paz, hubo invasiones y derrocamientos en Honduras, Libia, Yemen, Pakistán, Somalia, Siria e Irak.
El actual mandatario estadounidense, Donald Trump, ha perdido un poco el interés en Siria e Irak, donde combaten al Estado Islámico (EI), y se ha enfocado en tres países de América Latina y El Caribe: Venezuela, Nicaragua y Cuba, lo que su asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, ha denominado como «la troika de la tiranía».
«El fin del socialismo llegó a nuestro hemisferio», dijo Trump, durante un discurso en la Universidad Internacional de la Florida, el pasado 18 de febrero, donde señaló que «cuando Nicaragua, Cuba y Venezuela sean libres», América será «el primer continente libre del mundo».
Uno a uno: «Estamos tratando con Venezuela ahora»
«Estamos tratando con Venezuela ahora […] pero estas otras dos patas de la troika de la tiranía (Nicaragua y Cuba) permanecen en nuestras mentes», mencionó Bolton a principios de febrero, en una entrevista con el programa de radio conservador de Hugh Hewitt.
Esa declaración revela el programa que tiene EE.UU. respecto a estos tres países. Actualmente el enfoque mayor está sobre Venezuela, en el que se han concentrado desde el pasado 23 de enero.
Ese día, en el país suramericano, el diputado de la Asamblea Nacional (parlamento local) Juan Guaidó se autoproclamó «presidente encargado». El Gobierno estadounidense fue el primero el reconocerlo como «el mandatario legítimo».
Desde entonces, Washington inició una presión internacional para el reconocimiento de Guaidó, con pronunciamientos de Trump, Bolton, así como el vicepresidente, Mike Pence, y el secretario de Estado, Mike Pompeo. Los funcionarios, además, han sido explícitos en los mensajes enviados al presidente venezolano, Nicolás Maduro, para que abandone el poder.
Bolton, por ejemplo, instó al dignatario a renunciar antes de «acabar en otra zona playera como Guantánamo». Aunque previamente le había deseado «una larga y tranquila jubilación, viviendo en una bonita playa en algún lugar lejos de Venezuela».
Además, EE.UU. ha emitido sanciones contra Caracas, entre otras, congelaron unos 7.000 millones de dólares en activos a la estatal Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA); además, entregaron el control a Guaidó de los activos del Gobierno venezolano en los bancos en territorio estadounidense.
Trump ha dicho que buscan «una transición pacífica, pero todas las opciones están abiertas» para Venezuela.
El «show» para la intervención
El próximo paso de Washington en Venezuela ha sido el envío de una presunta «ayuda humanitaria» que fue solicitada por Guaidó.
La ayuda se encuentra acopiada actualmente en el municipio colombiano de Cúcuta, fronterizo con Venezuela, y el diputado ha señalado que intentarán ingresarlo a territorio venezolano el próximo sábado 23 de febrero.
Guaidó, e incluso las autoridades estadounidenses, incluyendo al mismo presidente Trump, han tratado de persuadir a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) para que acepten al «presidente encargado».
En su discurso del pasado lunes, Trump dijo que los militares «pueden optar por aceptar la generosa oferta de amnistía de Guaidó» y «no deben seguir las órdenes de Maduro para bloquear la ayuda humanitaria» porque de lo contrario —señaló— «no encontrarán salida» y «lo perderán todo».
Caracas ha calificado el tema de la ayuda humanitaria como un «show» que forma parte de las acciones para justificar una intervención militar en Venezuela y derrocar a Maduro.
Este jueves, el mandatario venezolano ordenó el cierre de la frontera terrestre con Brasil, por donde pretendían ingresar otro grupo de insumos y señaló que evalúa cerrar el límite con Colombia.
Además, responsabilizó a su homólogo colombiano, Iván Duque, aliado de EE.UU. y quien también ha reconocido a Guaidó, de lo que pueda suceder en la frontera colombo-venezolana.
«Días contados para Ortega»
Mientras avanzan las acciones contra Venezuela, este miércoles, 20 de febrero, en un mensaje en Twitter, Bolton dijo que «los días de (presidente de Nicaragua, Daniel) Ortega están contados y el pueblo nicaragüense pronto será libre».
En el mismo mensaje, el funcionario estadounidense criticó la condena que recibieron líderes de protestas en Nicaragua, Medardo Mairena, Pedro Mena y Luis Icabalceta, a quienes se les acusa de estar implicados en la muerte de cuatro policías y un maestro de primaria en el municipio de Morrito del departamento de Río San Juan, en el sureste del país centroamericano, durante las manifestaciones violentas del año pasado. Bolton responsabiliza directamente a Ortega de estas sentencias.
En un discurso a principios de noviembre del año pasado en Miami, Bolton acusó al Gobierno nicaragüense de reprimir las protestas violentas. Señaló que la demanda de EE.UU. para Ortega es la celebración de nuevas elecciones para «restaurar la democracia» en ese país.
A finales de enero, Bolton informó que las sanciones tomadas contra PDVSA recayeron también sobre la empresa Alba de Nicaragua S.A. (ALBANISA), compañía que denominó como el «fondo fangoso del régimen corrupto de Daniel Ortega».
Relación en retroceso con Cuba
Cuando Obama entregó el poder a Trump le dejó, entre otras cosas, el camino iniciado para normalizar las relaciones entre EE.UU. y Cuba.
El restablecimiento de las relaciones comenzó en 2014. Quince meses después de dar el primer paso, hubo un encuentro entre Obama y su entonces homólogo cubano, Raúl Castro, en La Habana.
Pero Trump decidió echar por tierra este avance. A la decisión de Washington «de imponer o decretar un retroceso en la política de los EE.UU. hacia Cuba, se ha sumado una escalada de declaraciones y acciones que endurecen el bloqueo y que redoblan la hostilidad» contra La Habana, expresó Johana Tablada, subdirectora general de la Dirección de EE.UU. del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, en un texto publicado en Cubadebate.
En su discurso a principios de noviembre de 2018 en Miami, Bolton dijo que el nuevo régimen de Miguel Díaz-Canel, quien asumió la presidencia de Cuba en abril del año pasado, es «una dictadura brutal bajo la fachada de una nueva figura, que sigue socavando las instituciones democráticas y encarcelando y torturando a los opositores».
«Solo haremos tratos con un gobierno cubano que esté dispuesto a realizar reformas necesarias y tangibles […] un gobierno que respete los intereses del pueblo cubano», dijo en esa oportunidad.