María Luisa Ramos Urzagaste | Sputnik
Para el año 2040 la población mundial superará la barrera de los 9.000 millones de habitantes. Esto implicará un incremento de más del 25% de la actual demanda energética.
Mientras el presidente Donald Trump se burla del cambio climático y nos distrae con sus ‘payasadas’, el Gobierno de EEUU y sus empresas han emprendido una agresiva agenda para acaparar los recursos energéticos necesarios para enfrentar la creciente demanda, los efectos del cambio climático y mantener su dominio mundial.
«La era dorada de la energía estadounidense ya está en marcha», así lo anunciaron Trump y la Casa Blanca al informar que la producción de petróleo crudo superó el récord del año 1970 y alcanzó los 10,96 millones de barriles por día y se ha convertido en el mayor productor de petróleo crudo del mundo.
Barack Obama encauzó su agenda energética sobre una amplia base de intereses y sectores empresariales. Trump ha resuelto continuarla, pero priorizando los combustibles fósiles.
Como resultado de esas políticas de ayer y de hoy, EEUU se ha convertido en un exportador neto de gas natural por primera vez desde 1957. Las exportaciones de carbón alcanzaron su nivel más alto en cinco años y a mediados de 2018 superó a Rusia en la producción de petróleo.
El Plan energético America First prioriza los intereses del ‘lobby’ petrolero-gasífero. En esas políticas ocupa un lugar preferencial el gas de pizarra o gas de esquisto, en inglés ‘shale gas’, que pertenece a la categoría de los gases naturales no convencionales.
Los principales inversionistas de gas de esquisto de EEUU incrementaron sus presupuestos de gasto de capital desde 2017 y se prevé que la producción crecerá a una tasa del 20% anual hasta el 2025. ExxonMobil, por ejemplo, anunció que asignaría el 50% de su presupuesto de perforación mundial al gas de esquisto en EEUU.
De este modo, el gas de esquisto será el mayor contribuyente al crecimiento proyectado de la producción de gas, que para el 2035 representará el 46% de la producción de gas natural en Estados Unidos.
El negocio en Latinoamérica
Un estudio realizado para evaluar recursos de gas de esquisto, técnicamente recuperables, evaluó 48 cuencas en 32 países. De estos países, nueve son latinoamericanos: Argentina, México, Brasil, Chile, Paraguay, Bolivia, Colombia, Uruguay y Venezuela, tomados en orden descendente.
Si se adicionaran estos recursos de gas de esquisto identificados a otros recursos de gas, se incrementarían los recursos mundiales de gas técnicamente recuperables en más del 40%. Esa es justamente su importancia.
Según la Agencia Internacional de Energía, las grandes petroleras incrementan cada vez más su perfil en el área del gas de esquisto. Las gigantes Halliburton, Chevron y ConocoPhillips por ejemplo, cuentan con contratos de exploración y explotación en varios países, incluidos los latinoamericanos.
En Argentina y Chile ConocoPhillips cuenta con contratos de exploración. La petrolera estatal chilena ENAP, firmó un acuerdo con ConocoPhillips para explorar y potencialmente producir gas de esquisto en la región de Magallanes.
En Argentina las empresas Total, Exxon, Shell y Vista Oil and Gas, Statoil y Petronas, tienen asociaciones y participaciones en desarrollos junto a operadoras locales.
El gas de esquisto necesita de una tecnología especial para ser extraído, pues no se encuentra accesible como el gas natural convencional, para ello se usa la tecnología del fracturamiento hidráulico o ‘fracking’, que utiliza enormes cantidades de agua y químicos para quebrar la roca y extraer el gas.
Para poder utilizar dicha tecnología en EEUU, las empresas necesitaron ser ‘absueltas’ del cumplimiento de normas. Ejerciendo su gran poder el año 2005, el entonces vicepresidente Dick Cheney se ocupó de que el Congreso norteamericano eximiera a dicha tecnología del cumplimiento de normativas ambientales.
Esta exención que ha sido bautizada como ‘Halliburton Loophole’ establece que las compañías de petróleo y gas son las únicas entidades de la industria a las que se les permite inyectar productos químicos peligrosos, ya sea directamente o cerca de los suministros de agua subterránea.
El fracturamiento hidráulico también está exento de otras regulaciones federales que protegen la calidad del aire, la infraestructura del tratamiento de agua y los derechos de los propietarios.
Cheney, vicepresidente de G.W. Busch, el mismo que dirigió la invasión de EEUU a Panamá y la invasión a Irak en la Operación Tormenta del Desierto, logró hacer aprobar dicha ley, favoreciendo a la empresa de la cual fuera director ejecutivo, la Halliburton.
Parte importante del ‘boom’ energético que se vive en EEUU es debido a que la tecnología del ‘fracking’ permite extraer el gas no convencional, que de otro modo no se lograría.
Este hecho hizo olvidar (al menos por ahora) a los hacedores de política energética el miedo al agotamiento del petróleo y el gas, la popularmente conocida teoría del Pico de Hubbert.
ConocoPhillps exige carta blanca para contaminar
Otra compañía dedicada al gas de esquisto, la ConocoPhillips, realiza actividades extractivas con la tecnología de fracturación hidráulica en 2.100 pozos en EEUU.
En su reporte anual de 2018, se quejaba que en «ciertos lugares, los Gobiernos han impuesto o propuesto restricciones a nuestras operaciones y las regulaciones de transparencia podrían requerir divulgar información sensible».
Agrega además que «una serie de leyes y regulaciones locales, estatales, federales y nacionales, que actualmente rigen, prohíben el ‘fracking’ en algunas jurisdicciones».
En lo que va del año 2019, ConocoPhillips ha hecho ya una ‘inversión’ en cabildeo de 2,5 millones de dólares en el área gasífera petrolera ante instancias norteamericanas. Este cabildeo estaría dirigido a evitar cumplimientos ambientales e impedir restricciones legales a sus actividades.
Rechazo creciente al fracturamiento hidráulico o ‘fracking’
En países como Colombia, por ejemplo, hay un rechazo creciente e incluso la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales de ese país andino, negó a las multinacionales ConocoPhillips y Canacol Energy las solicitudes de licencia para realizar proyectos piloto de fracturamiento hidráulico.
Protestas en el Reino Unido por los peligros que trae dicha tecnología se han hecho escuchar con fuerza en la región del Gran Manchester, que declaró su oposición al ‘fracking’.
Los Mapuches denunciaron persecución por parte de Argentina y Chile por oponerse al ‘fracking’, mientras que el presidente de México, López Obrador, ha descartado el uso de dicha tecnología en su país.
Miles de firmas recolectadas por organizaciones sociales de distinto ámbito se movilizan en Latinoamérica contra dicha tecnología que genera fluidos de ‘fracking’ que contienen mezclas de cientos de químicos, además de envenenar acuíferos subterráneos de agua dulce, puede ocasionar desde sismos hasta terremotos.
Por su parte, las empresas se niegan a informar qué productos utilizan y argumentan que los productos químicos son secretos y que revelarlos «perjudicaría su competitividad».
Las comisiones de Energía y Medio Ambiente de la Comunidad Europea han reconocido el derecho de sus Estados miembros a decidir si explotan el gas de esquisto, pero advierten que en la perforación se necesita precaución y reglas estrictas para evitar dañar el medio ambiente.
Según el Parlamento Europeo, el problema radica en la gran cantidad de agua necesaria para proceder a su extracción, la contaminación de las aguas subterráneas que podría provocar, sus posibles efectos sísmicos y el riesgo de fugas.
Sobre los desastres ambientales y sociales que ocasionan las empresas norteamericanas petroleras lo saben por demás las comunidades ecuatorianas. Tal es el caso de la Texaco-Chevron que ocasionó el ‘Chernóbil amazónico’.
La petrolera Texaco fue acusada por habitantes amazónicos de Ecuador de contaminar su territorio y verter a los ríos petróleo y sustancias contaminantes, de arrojar crudo, aguas y lodos tóxicos en piscinas abiertas en medio de la selva, además de lanzar a la atmósfera gases contaminantes.
Tillerson exsecretario de Estado, exdirector de ExxonMobil
El índice Standard & Poor’s clasifica a ExxonMovil entre las 10 primeras empresas en el mundo. Tiene actividades en toda la cadena energética y realiza acciones que abarcan la exploración hasta investigación, como el programa de biocombustibles, donde se experimenta con síntesis genómica.
Una persona vital en los logros de dicha empresa es el exsecretario de Estado, Rex Tillerson, quien fuera director ejecutivo de la ExxonMobil entre 2006 y 2016.
La angurria de dicha compañía es tan feroz que ha dicho públicamente que está dispuesta a apoyar a Guyana en los gastos judiciales resultantes de una eventual controversia con Venezuela.
Venezuela y Guyana mantienen una disputa por el Esequibo, territorio que Venezuela reclama desde 1834. Pero fue ExxonMobil quien ha explotado nuevamente el tema, pues anunció el hallazgo de un gran pozo petrolero con crudo de gran calidad en la zona que históricamente reclama Venezuela.
Valga además decir que el Esequibo alberga oro, bauxita, diamantes, madera y petróleo.
El CIADI para defender sus intereses
Cuando las empresas transnacionales ven afectados sus intereses, cuentan con el Ciadi, Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, donde al amparo de los Tratados Bilaterales de protección de Inversiones demandan a países por miles de millones de dólares.
Mayormente los fallos del Ciadi han sido a favor de las transnacionales. Esto trae como consecuencia que el Estado hallado ‘culpable’ está obligado a pagar multimillonarias sumas de dinero que podrían destinarse al desarrollo. De ese modo, el interés de las compañías transnacionales se antepone al interés social.
Pompeo promueve el gas de esquisto
A la hora de promover sus empresas, el secretario de Estado, Mike Pompeo, no se inhibe. Durante su participación en CeraWeek2019 se jactaba al decir: «No solo estamos exportando energía estadounidense, sino que estamos exportando nuestro sistema de valor comercial a nuestros amigos y socios».
Su pasión por el sector no es casualidad, pues el secretario de Estado, quien antes se había desempeñado como director de la CIA, fue presidente de Sentry International, una empresa de fabricación, distribución y servicio de equipos para yacimientos petrolíferos.
Consultado sobre cuál es la nueva rivalidad mundial en el sector energético petrolero, el gurú de la energía Daniel Yergin responde: «Estados Unidos con el gas de esquisto por un lado y al frente Rusia, Arabia Saudita, OPEC y países NoOpec».
La geoestratégica de Estados Unidos utiliza y utilizará todos los medios para fortalecer su poder global y ahora suma otra herramienta: el ‘fracking’ o fracturamiento hidráulico.
Ahora van por Latinoamérica, donde se sabe que existen grandes reservas de gas de esquisto.
Como se ha visto, en el caso de Estados Unidos, la ‘flexibilización’ de las normativas ambientales fue clave para allanar el camino a dichas tecnologías. ¿Lo estarán haciendo ya en Latinoamérica?