La operación ‘Acoustic Kitty’: la CIA intentó espiar con gatos a la URSS

El primer ‘agente felino’ falleció en pleno acto de servicio y los servicios secretos estadounidenses nunca recuperaron la fe en la idea.

Los gatos frustraron una operación ideada hace décadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) para espiar a los diplomáticos soviéticos en EE.UU. Un breve documental publicado la semana pasada en el canal Weird History aporta algunos detalles sobre la inverosímil historia, que se dio a conocer en el año 2001, apenas se había desclasificado la carpeta correspondiente de los archivos del servicio secreto.

El programa arrancó en 1961, durante la presidencia de John F. Kennedy, en la etapa de la Guerra Fría marcada por la Crisis de los Misiles en Cuba, y fue denominado Operación Acoustic Kitty (Gatito Acústico en inglés). Su ejecutora fue la Dirección de la CIA para la Ciencia y la Tecnología y los felinos habían sido elegidos para portar el equipo de radio más avanzado de la época.

Básicamente, los agentes pensaban aprovecharse de la omnipresencia impune de gatos para interceptar las conversaciones hipotéticamente peligrosas del personal diplomático. Para conseguirlo fue necesario adiestrar a los felinos para que obedeciesen y fuesen a donde los mandasen. Y también hubo que manipular su anatomía mediante cirugía.

«Híbridos cíborg-felinos»

En declaraciones al diario The Telegraph hace casi dos décadas el exoficial de la agencia Victor Marchetti relata las «monstruosidades» que le hicieron a un felino del programa. «Los veterinarios de la CIA lo rajaron, le pusieron pilas y lo cablearon». «La cola hacía de antena», añadió.

Según el documental, los animales se convertían «esencialmente en unos híbridos cíborg-felinos». Los micrófonos se les incrustaban en el canal auditivo, las baterías, en el pecho, y los transmisores, en la base del cráneo. Dada la tecnología de la época, la carga de las pilas solo alcanzaba para asegurar misiones breves.

Fracaso en la primera misión

Tras las primeras pruebas quedó claro que el gato estrella de la CIA se distraía a menudo para buscar alimentos. Por ello, fue sometido a una intervención veterinaria para suprimirle la sensación del hambre. Nada debía fallar entonces.

El pretencioso proyecto se puso en práctica en el año 1966, cuando el manipulado y adiestrado durante años gato fue soltado cerca de la Embajada de la URSS en Washington, D.C. Su misión consistía en aproximarse a un par de presuntos espías soviéticos mientras se reunían durante el almuerzo en un parque próximo a la sede diplomática. El micrófono que tenía implantado debía registrar la conversación.

Sin embargo, apenas salió el gato de un vehículo de la CIA, un taxi lo atropelló fatalmente frente al parque. El costoso sistema técnico quedó desbaratado. Al menos diez millones de dólares gastados en vano. Todo un largo trabajo que se tornó en fracaso completo.

Meses más tarde la CIA decidió poner fin a la operación ante los elevados costes y los crecientes riesgos. Probablemente no todos los gatos murieron. El documental recoge el testimonio de un antiguo empleado de la CIA, que recordó cómo uno de estos conejillos (felinos) de Indias disfrutó de una «larga y feliz vida» tras haber sido nuevamente operado.

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