Jorge Capelán
* Asesinatos selectivos por razones de odio racial, religioso o personal. Balaceras inesperadas por doquier. Persecución gubernamental contra latinos y negros, torturas horripilantes como las que practican en Guantánamo; detenciones arbitrarias, desapariciones, confiscaciones, espionaje, humillaciones y un largo etcétera.
En la página web del Departamento de Estado de los Estados Unidos, se pueden leer las Recomendaciones sobre viajes a Nicaragua para ciudadanos estadounidenses, que ubican a nuestro país en el Nivel 3, según el cual se les aconseja reconsiderar su decisión de venir a Nicaragua.
El siguiente nivel, el 4, recomienda a los estadounidenses no viajar del todo. ¿Con qué argumentos busca el Gobierno de Estados Unidos que sus ciudadanos no vengan a nuestro país? ¿No tiene razones aún más fundadas el Gobierno de Nicaragua para pedir a sus ciudadanos que reconsideren sus planes de viajar a los Estados Unidos? Veamos.
Paramilitares violentos
El documento afirma que «En toda Nicaragua, policías uniformados armados y violentos o civiles que actúan como policías (‘para-policías’) continúan atacando a cualquiera que se considere en oposición al gobierno del Presidente Ortega».
Cualquiera que venga a Nicaragua podrá descubrir fácilmente el tamaño de semejante mentira, pero detengámonos a considerar el hecho de que en los Estados Unidos, individuos que generalmente simpatizan con las políticas del actual presidente Donald Trump han incrementado dramáticamente el número de asesinatos de extranjeros y de personas de minorías conocidos como “crímenes de odio” los últimos años.
Según el FBI, los reportes de crímenes de odio en Estados Unidos aumentaron por tercer año consecutivo el año pasado en la medida en que la acalorada retórica racial y las acciones han llegado a dominar las noticias. De los más de 7,100 crímenes de odio reportados el año pasado (en realidad, la punta del iceberg, porque la inmensa mayoría de esos crímenes no son reportados), casi tres de cada cinco fueron motivados por raza y etnia, según el informe anual de esa entidad. La religión y la orientación sexual fueron los otros dos motivadores principales.
Ser latino en Estados Unidos es muy peligroso, tal y como lo demuestran los tiroteos en masa de este último fin de semana, los más cruentos en lo que va del 2019, año en el que han ocurrido nada más ni nada menos que 251 crímenes de odio.
La mayoría de esos crímenes fueron cometidos por grupos del supremacismo blanco, que directamente señalan como enemigos de las personas de origen latino y que son animados, cuando no directamente apoyados, por la retórica xenófoba del presidente Donald Trump. Se trata de grupos bien armados, a menudo con estructuras verdaderamente paramilitares y una ideología fortalecida por los recurrentes tuits y declaraciones xenófobas del propio Trump.
O sea que ser latino en Estados Unidos y andar por la calle es exponerse a cualquier tipo de maltratos, desde verbales hasta físicos, llegando incluso al asesinato, algo que a todas luces no sucede a los ciudadanos estadounidenses (o de cualquier otra nacionalidad) que visitan Nicaragua.
¡¿Qué hace el Gobierno de Nicaragua, que no emite para sus ciudadanos una alerta de viaje hacia los EE.UU. sólo por esa razón?! ¡Si alguien está amenazado por algún tipo de paramilitarismo, esos son los latinoamericanos (entre ellos, los nicaragüenses) en Estados Unidos, no los estadounidenses en Nicaragua!
Detenciones arbitrarias
El Departamento de Estado acusa al Gobierno de Nicaragua de “Detener arbitrariamente a los manifestantes pro-democracia, con denuncias creíbles de tortura y desapariciones”, algo que también es más que discutible, porque lo que sí se sabe es que el Gobierno ha liberado a cientos de individuos calificados como “manifestantes pro-democracia” que en realidad son terroristas culpables de gravísimos delitos. También acusa a Nicaragua de “detener arbitrariamente a ciertos individuos con cargos infundados de terrorismo, lavado de dinero y crimen organizado”.
Aparte de la falsedad de esos cargos, las detenciones arbitrarias son un serio problema en los Estados Unidos. En este sentido, el informe del Equipos de Trabajo de Naciones Unidas sobre detenciones arbitrarias tras su visita del año 2017 a ese país no hizo otra cosa que constatar que “existen graves problemas relacionados con la privación arbitraria de libertad en los Estados Unidos en el contexto de la inmigración, la justicia penal, la reclusión relacionada con la salud y la situación en la Bahía de Guantánamo”.
Entre muchas otras cosas “El Grupo de Trabajo identificó problemas sistémicos en el sistema de justicia penal que exponían a los acusados a un alto riesgo de detención arbitraria, entre otros: La detención preventiva prolongada; la falta de representación legal efectiva; las prácticas discriminatorias hacia los acusados indigentes y aquellos con perfiles raciales particulares; las sentencias cada vez más duras y desproporcionadas.
El uso generalizado y discrecional de la segregación administrativa y la vivienda restrictiva durante períodos prolongados; el trato de los delincuentes juveniles como adultos; el alojamiento de los reclusos con discapacidades psicosociales en las cárceles; y la alta tasa de encarcelamiento en los Estados Unidos”.
¿Qué autoridad moral tienen los Estados Unidos sobre este punto? ¿Quién corre más riesgo de sufrir una detención arbitraria, un estadounidense en Nicaragua o un nicaragüense en Estados Unidos?
Partidismos aparte, si algún gobierno ha implementado las detenciones arbitrarias contra ciudadanos latinoamericanos (y nicaragüenses) es el de Estados Unidos con su política migratoria bajo la administración Trump, en particular sus políticas de: a) Expulsiones ilegales masivas de solicitantes de asilo en la frontera con México; b) miles de separaciones ilegales de familias y “malos tratos que han llegado al grado de la tortura” y c) detenciones cada vez más arbitrarias e ilimitadas de migrantes. No lo digo yo. Lo dice Amnesty.
Estado Policial
Si es por lo del número de presos por cada 100 mil habitantes, el líder mundial son los EEUU con 655, según un estudio del 2018. Nicaragua le sigue muy de lejos con 238, un poco más de la tercera parte. Recordemos además que la inmensa mayoría de presos por delitos federales en Estados Unidos son de hecho latinos. Según datos de 2015, el 90% de los detenidos por el Servicio de Inmigración (ICE, por sus siglas en inglés) son latinos. La tendencia actualmente es hacer cáceles segregadas, solamente para latinos e inmigrantes. Las condiciones en esas cárceles son incluso peores que las que rigen para el resto del sistema penitenciario estadounidense.
Tortura
Si es por lo de la tortura, se debe decir que los Estados Unidos son uno de los principales productores y compradores de implementos para esas prácticas condenadas por la comunidad internacional. Sus condiciones de reclusión de máxima seguridad son abiertamente calificadas como de tortura. No hace poco, se supo que sobre tortura, Niels Meltzer, advirtió a varios gobierno europeos que “si el señor (Julian) Assange tuviera que ser extraditado a Estados Unidos, estaría expuesto a un riesgo real de tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes”.
Pero la tortura en Estados Unidos no solo se aplica solo contra gente como Assange, los miembros del Estado Islámico o los de Al Quaida presos en Guantánamo, sino contra toda la población penal en su conjunto. Por ejemplo, en promedio en Estados Unidos uno de cada 20 reclusos es sometido a condiciones de aislamiento, pero en el Estado de Florida con presencia latina mayoritaria, esta cifra es de uno de cada 10. Ni los niños escapan de horribles tratamientos en los Estados Unidos de Donald Trump. Cualquier latino (y nicaragüense) que visite Estados Unidos correrá grave riesgo, no solo de ser detenido, sino además torturado. ¡¿Qué hace el Gobierno de Nicaragua que no alerta de este peligro a sus ciudadanos que piensen visitar Estados Unidos?!
Desapariciones
En lo que a desapariciones respecta, los Estados Unidos sí tienen miles de casos creíbles en su cuenta. Son los de migrantes centroamericanos con rumbo a ese país. Según datos de la prestigiosa ONG Colibrí, hasta el año 2017 unos 3,500 migrantes habrían desaparecido al intentar cruzar la frontera hacia los Estados Unidos. Las cifras de desaparecidos aumentaron considerablemente en el período de 2000 a 2017 coincidiendo con el reforzamiento de la seguridad en la frontera, donde se registró un promedio de 157 muertes anuales de migrantes. Otra razón más para que el Gobierno de Nicaragua desaconseje a los nicaragüenses viajar a ese país, especialmente sin papeles.
Según el Departamento de Estado, en Nicaragua se “impide a ciertas personas abandonar el país por tierra o por aire”. Habría que ver qué quiere decir con eso, ya que una prerrogativa de cualquier Estado es el ejercer el control sobre sus fronteras y decidir a quién se permite o no ingresar al país o abandonarlo.
Hasta donde sabemos el último año solo ha habido un caso de un ciudadano estadounidense que fue efectivamente detenido por participar en actos terroristas con gente armada en Nicaragua. Las pruebas del accionar de este individuo fueron las abundantes fotos que se tomó y publicó en las redes sociales durante su estadía en el país. A diferencia de lo que habría hecho el Gobierno de Estados Unidos con un nicaragüense involucrado en actos terroristas en su territorio, Nicaragua decidió liberar a ese sujeto y enviarlo de regreso a Estados Unidos.
Confiscaciones
Otra de las afirmaciones del Departamento de Estado es que en Nicaragua se “confisca propiedad privada”. Lo dice un Gobierno que rutinariamente les quita las propiedades a los inmigrantes que son deportados del país. Los organismos de defensa de migrantes aconsejan a las personas indocumentadas en riesgo de ser detenidas por el servicio de migración que vendan todos sus bienes y que transfieran todo su dinero a cuentas de su país de origen para no perderlos en caso de deportación.
De hecho, una fuente de ingresos nada despreciable para las agencias estaduales y locales en los Estados Unidos son las confiscaciones de bienes a transgresores de la ley, aún por crímenes leves, bajo la figura de “embargo civil”, que en el año 2018 llegaron a sumar 400 millones de dólares.
En síntesis: Con o sin papeles, los ciudadanos nicaragüenses de visita en Estados Unidos deben tener mucho cuidado con sus pertenencias, ya que las pueden perder habida cuenta de que, como latinos, corren más peligro que nadie de ser puestos tras las rejas y acusados de cualquier cosa. Otra razón más para evitar los Estados Unidos.
Espionaje
El siguiente punto se lleva el premio a la hipocresía: Los Estados Unidos acusan al Gobierno de Nicaragua de “registrar arbitrariamente en teléfonos y ordenadores personales en busca de contenido antigubernamental”.
Aparte de la falsedad de semejante afirmación, espiar a la propia población y a los extranjeros es la práctica más extendida del Gobierno de los Estados Unidos. A estas alturas ya todos sabemos lo de su sistema de espionaje global a través de la Agencia Nacional de Seguridad revelados por Edward Snowden. También sabemos acerca de que las autoridades fronterizas de Estados Unidos a placer revisan las computadoras, lo teléfonos y hasta las redes sociales de las personas que entran al país.
Por último, también sabemos que la famosa pregunta de “¿Es usted miembro del Partido Comunista?”, sigue estando entre la lista de preguntas estúpidas que deben contestar los extranjeros antes de aterrizar en los Estados Unidos. En resumen, no hay Gobierno más vejatorio en su trato a los extranjeros que el de Estados Unidos. Por eso mucha gente evita siquiera pasar por ese país.
Conclusión
En resumidas cuentas, este tipo de “recomendaciones” de viaje, aparte de dañar el turismo hacia nuestro país, en el fondo dañan el respeto hacia el propio Gobierno de los Estados Unidos, ya que la hipocresía de sus acusaciones es evidente para amplios sectores de la opinión mundial. No se puede tapar el sol con un dedo. Todo el mundo sabe que los Estados Unidos son un país violento y peligroso para sí mismo y para el resto de la comunidad internacional, y en realidad no hace falta que el Gobierno de Nicaragua emita una alerta de viaje a ese lugar para sus ciudadanos.