Nicaleaks
La directiva de la golpista Unidad Nacional Azul y Blanco, UNAB, envió una carta el pasado 24 de abril al presidente del Banco Mundial, David R. Malpass, “preocupada” por la oportunidad que tiene Nicaragua de acceder a un financiamiento de 12,000 millones de dólares que la entidad internacional anunció destinaría para ayudar a países pobres afectados por el coronavirus.
Desde el 21 de diciembre de 2018, nueve meses después del fallido golpe de Estado contra el gobierno del presidente Daniel Ortega, la administración de Donald Trump aprobó la ley conocida como Nica Act, que prohíbe fondos económicos para Nicaragua, salvo en situaciones de emergencia humanitaria.
Tras conocer que nuestro país aplicó para los fondos previstos por el Banco Mundial a fin de enfrentar el coronavirus, los opositores golpistas se apresuraron a tratar de dejar mal parado al país, señalando que –pese al éxito obtenido hasta el momento-, no se ha manejado la emergencia de la pandemia a como es debido.
Los de la UNAB, aliados del gran capital nicaragüense, insisten con el Banco Mundial en el tema de que se permita a hospitales privados -donde de seguro desean ir ellos si resultaran enfermos-, realizar las pruebas y atender a los pacientes de coronavirus. Igualmente insisten en se decrete cuarentena, dejando paralizado el país.
Inusitadamente, demandan a la entidad bancaria que el gobierno les rinda cuenta también a ellos de cómo se gastarán los fondos.
Por mandato del gobierno gringo, el Banco Mundial está obligado a ejercer un estricto control sobre el dinero destinado en este caso para el coronavirus, a fin de que no sea desviado para otros proyectos, por lo que resulta sobrancera la petición de estos perversos golpistas, que en lo más profundo de su ser desean que Nicaragua no reciba ni un centavo.
Cabe recordar que la Nica Act, que aprobó primero el Congreso norteamericano y después refrendó Trump, se hizo realidad gracias al cabildeo ejecutado, ex profeso, por dirigentes del MRS y de dueños de varias ONG antisandinistas que hoy conforman la UNAB.
Vean qué interesante lo que planteó el Banco Mundial después del fallido golpe de Estado de abril de 2018:
“Nicaragua mantuvo un buen ritmo de crecimiento de 4.6 y 4.7 por ciento en 2016 y 2017, respectivamente. Pero, debido a los disturbios sociales y políticos que el país ha experimentado desde abril de 2018, la economía se contrajo un 3.8 por ciento en 2018. Según los últimos pronósticos, para 2019 se espera que el crecimiento caiga a -5.0 por ciento, y se recuperaría lentamente a 0.6 por ciento para 2021.
“La violencia del último año, la pérdida de empleos y una caída en la confianza de los consumidores y de las empresas, sumado a un declive en sectores como turismo y construcción, han tenido un alto costo social y económico, amenazando los amplios esfuerzos realizados para reducir la pobreza”.
Y los opositores no se atrevieron a contradecir al Banco Mundial sobre los daños que ocasionaron al país, porque el director, el señor Malpass, fue Subsecretario del Tesoro para Asuntos Internacionales de los Estados Unidos, y tampoco lo pueden acusar de cómplice del presidente Daniel Ortega, como acostumbran hacer con todo el que reconoce la buena labor del gobierno del FSLN.
La UNAB pretende cogestionar la pandemia en Nicaragua a fin de poder incidir en las decisiones del gobierno, muy acertadas hasta el momento, pese a que desde que se anunciaron las primeras medidas intentaron boicotearlas valiéndose de la complicidad de su equipo de medios y periodistas que a diario lanzan decenas de noticias falsas en busca de aterrorizar a la población.
¿Tienen alguna incidencia los de la UNAB en el pueblo de Nicaragua como para ser oídos y tomados en cuenta por el gobierno?
En una reciente encuesta realizada por uno de los organismos norteamericanos que ha venido financiando a la oposición de Nicaragua y que por supuesto costeó el frustrado “golpe suave”, el FSLN le saca más de 40 puntos de ventaja al más popular de los aspirantes a la Presidencia por la UNAB. Trataremos de conseguir el documento más adelante.
Esta es la carta que la UNAB envió al Banco Mundial, en inglés, el idioma oficial de los vendepatria.
