La Guerra Política Electoral USA contra el FSLN (1823-2021)

Manuel S. Espinoza J.

A medida que se acercan las elecciones presidenciales en nuestro país, el intervencionismo norteamericano, en forma de guerra política electoral, se hace más claro por su desfachatez e impunidad. Éste ha iniciado abiertamente con clara urgencia de realizar “las acciones necesarias” financiadas por parte de los Estados Unidos para evitar a toda costa, que el FSLN gane en las elecciones del 2021.

Ningún partido en Centroamérica puede compararse con el partido rojo y negro. Con su nivel de apoyo popular. Con su grado de organización y disciplina. Ningún partido como el FSLN ha dado la batalla antimperialista en la región como el partido de A. C. Sandino y de Carlos Fonseca. Ningún partido en la región lucha por décadas contra el intervencionismo gringo como el FSLN.

Antecedentes del intervencionismo Político USA

Las premisas de la intervención yanqui en nuestro país siguen siendo las mismas que se establecieron en 1823 con la doctrina Monroe.

1. La presencia extra continental en nuestro hemisferio por parte de otras potencias de turno. Llámense España, Inglaterra, Portugal, Francia, Alemania, en aquel periodo o la URSS en tiempos de la Guerra Fría o Irán, Rusia o la República Popular China de estos tiempos.

2. La ruta canalera descubierta tras la fiebre del oro en 1848 y su deseo firme de no permitir la construcción de un canal interoceánico que no sea el de Panamá u otro construido, controlado y administrado exclusivamente por ellos.

3. El resto de dinámicas que la geografía y el territorio nicaragüense por sí mismo generan y que se pueden entender a través de la geopolítica y las acciones de política exterior norteamericana hacia nuestro país.

William Walker, el 12 de julio de 1856, se proclamó presidente de Nicaragua después de asesinar a liberales y conservadores. Después que decretó el inglés como idioma oficial y querer instalar el esclavismo; el gobierno en Washington lo reconoció inmediatamente como el presidente de Nicaragua.

1928, cuando los yanquis intervinieron por cuarta vez en Nicaragua, los norteamericanos, además de organizar las elecciones, fueron supervisadas por el General Frank R. McCoy. Este personaje encabezaba la Comisión Electoral Nacional, (el Consejo Supremo Electoral, que conocemos hoy) Esta estaba integrada por tres miembros: Uno del Partido Conservador, uno del Partido Liberal y un estadounidense. Los tres, sin embargo, debían ser nominados por el presidente USA. Las urnas y centros de votación eran atendidos por infantes de la marina USA y estos al final contaban los votos. Así decidían ellos a quién instalarían en la silla presidencial del gobierno nicaragüense.

Instalaron a Somoza García como premio por haber asesinado al General de Hombres Libres Augusto C. Sandino. Posteriormente Somoza dio un golpe de Estado en 1934 y su dinastía pasó a manos de su Hijo Anastasio Somoza y en forma de dictadura militar duró hasta ser derrocado por el FSLN en julio de 1979. Un régimen sangriento con las elecciones más viciadas de toda la historia nacional, pero nunca sancionado por Washington.

El poder gubernamental en Nicaragua se disputa desde 1961 entre el FSLN y el gobierno gringo de turno. Sobre todo, con el derrocamiento de la dictadura somocista en 1979 y con el triunfo de la Revolución Popular Sandinista (RPS). Olvidémonos de cualquier oposición política local. La oposición local sin el apoyo injerencista yanqui no es nada. Simplemente es un producto más “made in USA”. Por mucho que la oposición quiera demostrar un origen nacional, una fortaleza popular, no es más que el cúmulo del esfuerzo del poderío económico, paramilitar y psicológico yanqui contra la maquinaria política popular del FSLN.

El Intervencionismo Electoral en la Década de los 80

Desde 1983, la Fundación Nacional para la Democracia (NED, por sus siglas en inglés), comenzó a desarrollar una nueva forma de intromisión política abierta, que en cierto modo sustituyera a la que venía realizando la Central de Inteligencia Norteamericana (CIA) de forma encubierta.

Prácticamente las batallas electorales presidenciales, a partir de 1984, se dan entre el candidato del FSLN y el nicaragüense seleccionado por la Casa Blanca. Ese año, en medio de la guerra de agresión, el pueblo votó masivamente por el FSLN y su candidato el Cmte. Daniel Ortega Saavedra.

Tras la firma de los acuerdos de Paz en la ciudad de Esquipulas en Guatemala, el 7 de agosto de 1987, la NED inicia a desarrollar todo un programa de desestabilización política para Nicaragua. La causa principal es el serio revés que la administración Reagan sufre en su guerra de agresión al gobierno sandinista en lo que conocimos como el “Conflicto de Baja Intensidad”. El objetivo principal era lograr generar el odio político entre los nicaragüenses.

Ante la sorpresa de la Casa Blanca y producto del anhelo de paz del pueblo nicaragüense, el gobierno sandinista firma los acuerdos de Paz mejor conocidos como Esquipulas II, lo que obliga a los EE. UU y sus aliados centroamericanos a comprometerse a cumplir con una serie de acuerdos, que prácticamente le cortan el brazo de la guerra a Reagan y que lo obliga a modificar su estrategia de agresión armada, cardinalmente en una dirección política y no militar.

Prácticamente el FSLN había creado un sistema de defensa nacional de la Revolución Popular Sandinista (RPS) de todo el pueblo. El proyecto “Contra” estaba en las ruinas con serias sanciones de suspensión de las asignaciones de fondos por parte del Congreso norteamericano y tanto los Contras como Reagan eran mal vistos nacional e internacionalmente. El apoyo mundial hacia la RPS era casi total. La derrota de los EE. UU en la Corte Internacional de Justicia en la Haya por su guerra terrorista contra Nicaragua y el escándalo Irán-Contra le pusieron un sello de final infeliz al proyecto de la “Contra”, llamado por la CIA como el “proyecto Nicaragua”. Además, el juego de oposición de demócratas y republicanos estaba en su punto por las elecciones presidenciales venideras.

El final de la “Contra” fue lógico, un día después de finalizar la operación DANTO 88, la “Contra” se sentó a negociar el primer cese al fuego en la ciudad de Sapoá en el departamento de Rivas, al sur de Nicaragua. Su final había sido sellado.

Los norteamericanos estaban claros de que tanto una victoria de la “Contra” o la invasión directa no resolvería el problema ya regionalizado. Si algo demostró la defensa de la revolución fue la posibilidad de extender el conflicto a nivel centroamericano. De ahí el cambio radical en su política exterior hacia Nicaragua, sobre todo en la forma de la guerra de agresión.

La triada diabólica del financiamiento abierto estaba compuesta por la Fundación Nacional para la Democracia (NED), el Instituto Nacional Demócrata para las relaciones internacionales (NDI), el Instituto Nacional Republicano para las relaciones exteriores (NRI) todos por sus siglas en ingles.

El papel de éstas sería construir una estrategia con acciones políticas, que logre el mismo objetivo que el proyecto “Contra” no logró: Derrocar al FSLN del gobierno a corto plazo, desmantelar a la RPS a mediano plazo y finalmente destruir como fuerza política al sandinismo a largo plazo. O sea, la continuación de la guerra en un frente mucho más amplio.
Objetivos, métodos y formas del intervencionismo electoral

Tras la firma de Esquipulas, el NDI lanzó el llamado “Programa para el Desarrollo Democrático”. Su presidente Bryan Atwood estableció, “que se disponían a unificar a la oposición y a orientar sus actividades antisandinistas”. Cabe destacar que el NDI, por ser demócrata y por estar en la oposición de una administración republicana, se oponía a la estrategia de “la Contra” de Reagan (republicano) y mantuvo relaciones con la oposición nicaragüense desde el inicio de la Revolución Sandinista. Su propuesta era crear un centro democrático o una tercera vía que se ubicara entre los extremos de “La Contra” y el FSLN.

En octubre de 1987, el NDI realizó una encuesta de la cual se generó un informe interno de 16 páginas, que detalló la situación en Nicaragua y al final elaboró toda una agenda concreta para las acciones de intervención política en el país.

En el informe se detalla que en Nicaragua había un ambiente que favorecía a la oposición cívica. La economía en ruinas. La pobreza y la desesperación eran evidentes. El mal manejo sandinista era notable a lo largo y ancho del país. El país se bañaba en sangre a diario y la oposición política no tenía la imagen de muerte de la “Contra”. Tampoco se le acusa por el mal manejo y la situación deplorable de la economía. Había pues que UNIFICARLOS y CONSTRUIR la organización o coalición por excelencia, tal como se había creado a la “Contra”, con mandos y liderazgos verticales.

El cuadro disperso de la oposición se podía entender con la existencia de varios partidos en pugna, como el partido liberal, conservador y demócrata cristiano con diversas facciones en cada uno y otros como el social demócrata, el comunista y el socialista. A estos se les sumaban dos facciones de la unión centroamericana, así como otras tres organizaciones políticas en el extranjero.

En general existían dos grupos de alianzas de centro derecha y centro izquierda enfrentados entre sí, una alianza giraba en torno a la Coordinadora Democrática Nicaragüense (de extrema derecha) y otro alrededor de los partidos socialcristiano, liberales independientes, comunistas y socialistas. Ante ese cuadro de división, la estrategia era la UNIFICACION bajo un marco operacional que permitiera:

*Crear organizaciones políticas gradualmente, que pudieran enfrentar al FSLN por medio de su propia fortaleza y no por medio de la confrontación con éste.
*Proveer a la oposición de una definición política que fuera más allá de la vaga retórica antisandinista.
*Acuerparlo de contenido político.

La administración Reagan entendió la necesidad del cambio de estrategia e introdujo a su componente interventor plan antisandinista del NRI, que junto con el NDI y la NED ampliaran el programa de acción hacia Nicaragua. La fuente de financiamiento sería la NED con los primeros US$600.000, que serían utilizados en:

* Visitar a la oposición dentro y fuera del país.
*Informar a los países en la región para lograr el respaldo regional.

Organizar diversos seminarios para la oposición dentro y fuera del país, que incluyeran los temas y entrenamiento en:

* Formulación de estrategias organizacionales.
*Planificación de tareas tácticas de las actividades opositoras.
*Planificación partidaria.
* Creación y organización de las circunscripciones electorales.
*Formación de alianzas y coaliciones.
*Reclutamiento de adeptos.
*Elaboración y transmisión de mensajes coherentes.
* Identificación y expansión de la base de apoyo.
*Técnicas de comunicación compatibles con la cultura política del país.

En conclusión, PREPARACION, FINANCIAMIENTO con presión para que se unifiquen y ASESORAMIENTO. Para finales de 1987, los partidos políticos de oposición en Nicaragua comenzaron a agruparse alrededor, tanto del DNI como del NRI. Estos dos grupos por separado se hacían llamar el grupo de los siete y el grupo de los ocho.

En una reunión clave en Washington entre funcionarios de Departamento de Estado y la NED, establecieron que se debía de trabajar con el congreso para la ampliación del programa para Nicaragua y que al mismo tiempo cooptara a los demócratas. La medida estaba dirigida a lograr el apoyo del congreso que la administración Reagan no había logrado con el proyecto “Contra” desde su inicio en 1981.

Además, aun con todo el cuadro caótico que presentaba la situación en Nicaragua, por lo menos el 60% de la población se mostraba indecisa a votar a favor de la oposición. Urgía entonces la promoción de incentivos que atraerían el voto de los indecisos. Por eso se apresuraron a unificar a los cuadros de mayor y medio nivel de estos partidos en función de unificación de acciones en conjunto y unificación del objetivo final. ¡Un papel muy importante jugó el embajador norteamericano Richard Melton, quien promovía las acciones en las calles como marchas y caravanas al estilo ¡Nandaime va!

Como principal receptor y canalizador de los fondos se seleccionó al Grupo Financiero Delphi. Un viejo contratista de la Agencia Norteamericana de Información (USIA), la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) y posteriormente de la NED, que había participado en una operación de plebiscito en Chile. Este grupo tendría por objetivo “Construir a la oposición” en base a la implementación del “Programa Amplio de Coalición Nacional”.

Como el núcleo político de partida seleccionaron a la Coordinadora Democrática Nacional (CDN de extrema derecha). Para eso, a través de la concesión No. 88-524-P-039-57-2, se le entregaron US$44.000 en dos partidas. A fin de cumplir los objetivos, esta organización debía de:

*Abandonar y deponer sus posiciones extremas.
*Trabajar en pro de la unificación.
*Crear la oposición cívica.
*Promover cambios en la ley electoral.
*Crear líneas de contacto con los sectores privados.

En su informe final, el Grupo Delphi aseguró haber cumplido la misión. Para 1988, el NDI y el NRI lograron unir a la oposición nicaragüense en el grupo de los 14 partidos políticos.

Una vez alcanzado este nivel los nuevos objetivos eran:

* Crear el apoyo internacional a la oposición nicaragüense.
*Sobre todo, mediática y discursiva.
*Crear un cuerpo político de líderes civiles.
*Iniciar la creación del frente político.

Finalmente, de este grupo de 14 partidos surgió la Unión Nacional Opositora (UNO), la coalición contrincante del FSLN en las elecciones presidenciales del 25 de febrero de 1990.

Lo anterior es muy importante entender porque a partir de lo anterior descrito, toda retórica electoral como “elecciones democráticas”, “elecciones libres”, “elecciones justas y transparentes” “elecciones con supervisión extranjera”, “temores de fraudes electorales”, “respeto al voto ciudadano”, es mero ejercicio exógeno desde Washington y nada democrático, mucho menos nacionalista. Es un burdo disfraz de lo que persiguen, tanto los yanquis, como sus títeres peleles locales.

Para muestra un botón. Recordemos cuando en las elecciones presidenciales del 2001, el embajador norteamericano Oliver Garza hasta se metió dentro de las instalaciones del Consejo Electoral para supervisarlas y que con su influencia los magistrados del Consejo Supremo Electoral respetaran la decisión de Washington y ganara su candidato.

Analogía del financiamiento en las Elecciones del 1990 y el 2021

Actualmente, los EE.UU. están interviniendo electoralmente de la misma forma que lo hicieron en los 80 para llevar al poder a la Violeta Barrios de Chamorro. No es ni exageración, ni fantasía política.

En febrero de este año, Donald Trump declaró que Estados Unidos presupuestó más US$10 millones en donación para Nicaragua a fin de apoyar la lucha de la sociedad civil en materia de democracia para el año fiscal 2021. En otras palabras, para que de nuevo su candidato gane en las elecciones del 2021. El uso de esta asignación será a partir del 1 de octubre del 2020 al 30 de septiembre del 2021. Este monto deberá haber sido totalmente gastado faltando un mes para las elecciones presidenciales de noviembre del 2021.

En realidad, no solo es ese el monto que el gobierno USA viene asignando para la oposición antisandinista para este propósito. Ese monto aun no lo tocan. El que están usando es el del presupuesto para el año fiscal (octubre 2019 a septiembre 2020) que fue de US$6 millones, y para el año fiscal (octubre 2018 a septiembre 2019) fue de US$11. 61 millones. Mucho se especula sobre un monto mayor de más de 19 millones de dólares, que se han quedado en los bolsillos de dirigentes de mayor voracidad de la oposición.

O sea, que en total, desde octubre 2018, tras su fallida estrategia de derrocar al gobierno vía “Golpe Suave” de Gene Sharp, hasta noviembre del 2021, el gobierno norteamericano habrá invertido durante estos tres años US$ 27.1 millones de manera abierta para procurar la derrota electoral del FSLN e instalar a su vasallo de turno.

El actual programa «Gobierno Justo y Democrático», con un financiamiento de US$4,065,179, comprende los siguientes «componentes»:

*Programas de liderazgo democrático – con US$ 970,000.
*Partidos Políticos – con US$ 415,179.
* Supervisión de la aplicación de los programas –US$ 102,821.
* Participación Cívica/Gobiernos Municipales, US$1, 500,000.
*Construcción de capacidades para defensa de la Sociedad Civil – con US$ 600,000.
*Programa de Fortalecimiento para la Prensa Independiente – con US$ 580,000.
*Diseño de Programas para aprendizaje – con US$ 50,000.
*Apoyo al Programa de Aprendizaje con US$ 102,181.
*Promoción del Desarrollo Económico y Social /FUNIDES – con US$ 834,421.
*El sitio web Confidencial, recibió donaciones de Open Society Foundations, por la suma revelada de US$175, 000 dólares.

Nicaragua ya experimentó una agresión política similar desde 1987 hasta 1990 con esa misma cantidad de financiamiento. En esos dos años y medio, el gobierno norteamericano invirtió (según su informe de octubre 16, de 1989, el Boston – based group Hemisferic Initiatives, que se inscribió como observador ante el Consejo Supremo Electoral en las elecciones del 90), US$ 26.5 millones en financiamiento abierto y clandestino que se invirtieron en las elecciones nicaragüenses. Otras fuentes aseguran que fueron unos 30 millones de dólares.

Y no solo es el monto de los US$30 millones que usaron para financiar las elecciones de 1990 lo que hace repugnante la acción de política exterior, sino la desfachatez con que el Congreso, durante semanas debatió sobre cuál sería la mejor estrategia para que a través de la Agencia para la Promoción de la Democracia (NED) y la Agencia internacional para el Desarrollo (USAID), invirtieran US$9 millones en la campaña electoral nicaragüense tras la solicitud que en septiembre de 1989 hiciera la administración Reagan. En todo caso no es la soberanía de Nicaragua lo que valoraban, si no cómo eficazmente lograr su intervencionismo con el triunfo electoral sobre el gobierno sandinista.

Ese monto se destinó para crear todo el andamiaje electoral para la oposición antisandinista. Unos US$ 5 millones serían administrados por el Instituto Nacional Demócrata para las relaciones internacionales (NDI) y el Instituto Nacional Republicano para las relaciones internacionales (NRI). Unos US$ 2.9 millones fueron utilizados a discreción por la NED y 1 millón de dólares para el pago a los grupos de observadores internacionales entre los más destacados, como el Centro Carter y el Centro Allen Weinstein para la Democracia. La Freedom House con US$ 358,000 dólares y la Delphi Internacional Group con otro tanto. Al final, los EE. UU., solo a través de la NED, invirtieron US$12.5 millones en las elecciones de Nicaragua.

La AID no se quedó atrás. Le entregó US$ 4.166.000 millones a la iglesia, provenientes de un fondo que estaba destinado a los “Contras” para ayudar a su desmovilización y gastos médicos y que fueron redirigidos a la iglesia para apoyar la elección de la Violeta Chamorro.

Lo importante de esa operación lesiva de nuestra soberanía era cómo enmascarar todo el flujo de dinero que recibirían los partidos y organizaciones cívicas y políticas de la oposición. Para tal propósito se creó el Instituto para la Promoción y la Capacitación Electoral (IPSE) con una junta de directores como Alfredo César, quien era consejero del jefe de campaña de la UNO, (yerno de Doña Violeta), Luis Sánchez (vocero oficial de la UNO) Guillermo Potoy, Silviano Matamoros (líder del PSD) y Adán Fletes (líder del PND), todos miembros de la coalición de la UNO.

Para que su junta quedara autorizada por la Casa Blanca fueron invitados a Washington D.C a un supuesto “Entrenamiento Internacional de Actividades Política-Electorales”, donde la realidad era patentizar la firma que les convertiría en los receptores de los fondos del NDI y el NRI, que tanto la NED como la AID les entregarían durante la campaña electoral. Ese viaje fue financiado por la Freedom House con un monto de 10,900 dólares.

Era tanto el afán de controlar el financiamiento por parte de la elite que estaba alrededor de doña Violeta, que las escuadras de contadores de la empresa Price Wate-House que vinieron desde Washington a verificar el movimiento y la entrega de los fondos, no podían comprender cuando el dinero iba al IPSE o a los directivos de la UNO. Pero se hicieron de la vista gorda con tal de alcanzar el objetivo. Siempre hubo dinero para todos.

Una vez unificada la oposición en 14 partidos que integraban la Unión Nacional Opositora (UNO), con doña Violeta Barrios de Chamorro como candidata escogida por el Departamento de Estado, su vicepresidente, Virgilio Godoy, tuvo que ser elegido en una reunión en la embajada norteamericana tras una serie de encuentros fallidos de los líderes de la oposición para ponerse de acuerdo si debería ser Enrique Bolaños o Godoy. Se asegura que en esa reunión cada líder de partido salió con US$ 10 mil para comprar las voluntades de aquellos que apoyaban la candidatura de Bolaños y aceptar a Godoy.

Lo escalofriante es que en esos 3 años (1987, 1988 y 1989) que antecedieron a las elecciones de 1990, el monto de US$ 26.5 millones incluía el financiamiento abierto y el clandestino. La pregunta del millón ahora es cuál es el financiamiento clandestino ahora, si hasta ahora el monto asignado de manera abierta (oficial) para el mismo propósito desde el 2018 hasta el 2021 será de 27.1 millones de dólares, es casi igual que en los 80?

La agresión yanqui y las elecciones de 2021

En mayo de 2020, la Agencia Norteamericana para el Desarrollo Internacional (USAID y sucesora de la AID) elaboró el documento RFTOP No. 72052420R00004 sobre la “Asistencia Sensible en Nicaragua” (Responsive Asistance in Nicaragua – RAIN). Se ha difundido pública y masivamente la Sección “C” de este documento titulado “Declaración del trabajo”.

Ahí se describe bien, sin ningún respeto a la soberanía nacional, los pasos a seguir en el cumplimiento de la “Misión del objetivo marco estratégico”, que no es más que la construcción de la unidad opositora, que al igual que en los 80 se encuentra dispersa y dividida como fuerza política, la construcción y selección de su liderazgo político y los candidatos presidenciales y organizaciones que derroquen al FSLN en noviembre del 2021.

Para este propósito, el Programa RAIN contará con un financiamiento de US$ 540 mil, que es parte de una suma total que se desconoce y está destinada a la desestabilización del país o lo que en el documento se menciona como “crear el AMBIENTE para la transición democrática”. “Para la creación de las CONDICIONES propicias”, el RAIN proveerá de manera rápida, sensible y relevante la asistencia necesaria.

Lista de mentiras

El documento de la USAID en ningún momento incluye un escenario donde el FSLN gane por elecciones justas, libres y trasparentes con reformas a la ley electoral en acuerdo con la OEA. Solo brindan tres escenarios, donde los únicos ganadores deben ser los opositores, de lo contrario serán invalidadas. Para cumplir con el plan inmediato del documento, la primera mentira es:

a) Crear la imagen de una enorme crisis que vive el país y que es agudizada por la pandemia del Covid-19, sobre la que los norteamericanos proponen a la oposición agarrarse como excusa central para iniciar el levantamiento que genere violencia y caos a nivel nacional y la presión internacional, donde la OEA, la Unión Europea y los países vecinos en la región jugarán un papel importante.

b) Que producto de la crisis creada, la oposición tenga fuerza para demandar la renuncia del presidente y el desmantelamiento total del gobierno, con la promesa de elecciones adelantadas.

Es muy peligroso para la estabilidad económica, social y política de todo el país, lo que en el penúltimo párrafo de la página 7 y el primero de la página 8 se anuncia. En general se habla de servir para “realizar cambios abruptos”, “tener la habilidad de responder rápidamente a las nuevas demandas” y “responder rápidamente en el periodo más cercano a lo inmediato”. Será tan violento el “ambiente” que crearán en el periodo de elecciones que se avecinan, que visualizan varios escenarios caóticos, que hasta incluye la necesidad posterior de reconciliación en todo el territorio nacional al final.

Según Ben Norton, periodista de Grayzone, ESTADOS UNIDOS INTENTARA OTRO GOLPE DE ESTADO EN NICARAGUA… … Norton anota, que el director de la USAID, John Barsa, es hijo de inmigrantes cubanos… en coordinación con el Secretario de Estado y el ex Director de la CIA Mike Pompeo, Barsa ha convertido a USAID en un arma de presiones e injerencias, financiando abiertamente los esfuerzos de golpe contra los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua…

Su fin justifica sus medios de guerra

En la revista Visión Sandinista del mes de mayo del 2020, No. 301, se publica un artículo del periodista Fabrizio Casari “Nicaragua y el virus del golpismo”, que aporta parte de la posible estrategia golpista. Sin embargo, a las luces de la urgencia de crear toda una situación de crisis a favor de la oposición, se debe partir que están en los planes de agresión acciones mucho más agresivas.

Cabe subrayar, que RAIN en inglés se traduce como lluvia y solo Dios sabe que lluvia de drones y cohetes atacarán objetivos claves políticos, como la Secretaría del FSLN en El Carmen, los cuarteles y casas de los mandos militares del Ejército y la Policía u objetivos económicos de infraestructura y comunicaciones (puertos, puentes, edificios hospitales nuevos) y religiosos (iglesias, imágenes religiosas, la vida de sacerdotes opositores) acciones de secuestro en fin, que logren incitar al levantamiento en función del derrocamiento del gobierno. Puede ser el incendio de todo un hospital o mercado completo, una planta eléctrica o de agua potable. Solo recordemos que para ellos “el fin justifica la forma y los medios”.

Veamos el caso de la explosión en Beirut, capital del Líbano, de 2,750 toneladas de nitrato de amonio que generó un cráter de 43 metros de profundidad y tuvo la misma intensidad que un sismo de magnitud 4.5 en la escala de Richter. Se compara con un 10% de la bomba en Hiroshima. Arrasó a barrios enteros dejando a más de 300 mil personas sin hogar y causó más de 200 muertos, 6 mil heridos y decenas de desaparecidos.

Hasta el más ingenuo sabe que eso fue un ataque provocado planificado y dirigido desde el exterior, que al final logró que la oposición se agarrara de ese tema y lo capitalizara con protestas de calle a pesar del estado deplorable de la crisis económica y los daños de la explosión. Las protestas no cesaron hasta que lograron que el gobierno dimitiera. Para los que técnicamente asesoran las transiciones en función de cambios de régimen, ésta es una operación exitosa.

Recomendaciones de más guerra

Aunque se desconoce qué organización dirigirá el programa RAIN para la USAID, que se anuncia en el documento RFTOP, el American Enterprise Institute (AEI), ha estado publicando muchas recomendaciones nefastas de acciones de política exterior contra nuestro país en más de una docena de artículos escritos por Ryan C. Berg, Roger F. Noriega, Margatet Mccarthy y Jaime Daremblum, los analistas sabelotodo encargados de Nicaragua.

El AEI es un centro de investigación neoconservador, creado en 1938 para defender al “capitalismo democrático, el gobierno limitado, la empresa privada” etc. (imagínense cuál es su credo). Entre su staff profesional de política exterior han sido parte los halcones como Jeane Kirkpatrick, Elliot Abrams, Dick Cheney, Jhon Bolton, Paul Wolfowitz de quienes los pueblos nada bueno deben esperar. El AEI tiene un presupuesto anual de más de $ 80 millones de dólares y está cerca de la embajada nicaragüense no muy largo del DuPon Circle en Washington DC.

Después del documento RAIN de mayo; el AEI publicó el 14 de julio aparece un artículo titulado “The US is confronting Nicaragua’s dictator(s) without a game plan” (EEUU está enfrentando la Nicaragua de los dictadores sin ningún Plan de Juego” y el 28 julio un nuevo documento de 35 páginas más agresivo y lesivo a nivel de “recomendaciones” fue publicado con el título de “Restaurando la Democracia en Nicaragua” – (Aumentando los esfuerzos contra el Régimen Ortega-Murillo):

*Más sanciones económicas bien elaboradas por el tesoro norteamericano y aprobadas por el congreso norteamericano.
* P r e s i ó n i n t e r n a c i o n a l, instrucciones específicas a la OEA, una diplomacia USA más activa que genere alianza internacional contra el gobierno nicaragüense sobre todo de la Unión Europea.
*La instalación de un representante especial para Nicaragua que coordine las acciones entre la oposición anti-sandinista y el Departamento de Estado.
*El apoyo y presión especial a la iglesia y al COSEP para que se mantengan en la oposición.
* Medidas de desmantelamiento de la Policía Nacional y el Ejército nicaragüense.

En fin, unas elecciones con un gobierno made in Washington, de lo contrario no será ni legitimo ni mucho menos democrático.

Para estos y más fines en agosto se reunió la delegación opositora con subsecretario de Estado de Estados Unidos, Michael Kozak. Trasladando como propios todos los temas y propuestas que recogen los documentos de la USAID.

¿Y si no son solo sanciones?

Está muy fresca la forma en que la OEA logró quitarle la victoria electoral a Evo Morales en Bolivia y en estos días la están aplicando igual en las actuales protestas en Bielorrusia tras las elecciones presidenciales a favor de presidente Lukashenko. Tienen el mismo fin que la oposición en Bolivia, Beirut, Hong-Kong, Venezuela o Nicaragua. El lunes 17 su método esta puesto en marcha en Argentina. Simplemente es un nuevo formato de guerra política que les funciona por todo el mundo.

Recordemos que en la Orden Ejecutiva 13851, emitida en noviembre de 2018, el presidente Trump declaró que “la situación en Nicaragua era una amenaza para la seguridad nacional de Estados Unidos”. Y el nefasto John Bolton nos incluye en “La troika de la tiranía” en el hemisferio occidental. Bolton prometió que: “El régimen nicaragüense, como Venezuela y Cuba, sentirá plenamente peso del sólido régimen de sanciones de Estados Unidos”. ¿Y si no son solo sanciones?

En aquel entonces no conocíamos sus métodos y estrategias electorales. Ahora conocemos y estamos al tanto de las nuevas modalidades e instrumentos de guerra política. De sus planes y objetivos políticos y paramilitares.

En aquel entonces estábamos en zafarrancho de combate en la defensa militar de la Revolución. Hoy estamos dedicados al frente de lucha político por la victoria electoral sandinista por eso no podrán triunfar en el 2021.”¡Contra la Intervención yanqui electoral, Frente Sandinista de Liberación Nacional!”.

(*) Manuel Salvador Espinoza Jarquín. Especialista en Relaciones Internacionales.

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