La presencia del secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, en la Asamblea General de la OEA en Lima, trae consigo el interés de Washington en discutir el conflicto en Ucrania y sus consecuencias para la región, además del posicionamiento respecto a Nicaragua, Venezuela y los fenómenos migratorios.
La 52° Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) reúne a más de 30 delegaciones al más alto nivel político-diplomático, bajo el lema «Juntos contra la desigualdad y la discriminación», en la capital peruana entre el 5 y el 7 de octubre.
La cumbre busca reafirmar el compromiso de los países de la región con la democracia, los derechos humanos, seguridad y desarrollo sostenible, entre otros temas planteados. Sin embargo, estará marcada por los movimientos de la diplomacia estadounidense relativos al posicionamiento del país en la región.
Durante su gira por Sudamérica en el marco de la asamblea, el secretario de Estado Antony Blinken se reunió con los mandatarios de Colombia, Chile y Perú —»socios de toda la vida» de EEUU según la prensa peruana—, tres Gobiernos que viraron recientemente a la centroizquierda y en un contexto de importantes inversiones chinas en la región.
Ned Price, portavoz del Departamento de Estado de EEUU, sostuvo que Blinken presidirá el Grupo de Revisión de la Implementación de las Cumbres para «tratar la aplicación de los compromisos asumidos en la Novena Cumbre de las Américas y reafirmar el papel importante de la OEA en la promoción de la democracia, los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la cooperación en materia de seguridad en el hemisferio occidental».
El subsecretario de Estado estadounidense, Brian Nichols, afirmó en conferencia de prensa que el acercamiento a Colombia, Chile y Perú no está determinado por su postura ideológica, como tampoco por el avance de la influencia china en la región.
«No juzgamos a los países en función de su posición en el espectro político, sino en función de su compromiso con la democracia, el Estado de derecho y los derechos humanos», señaló Nichols, encargado de América Latina en el Departamento de Estado.
«Nunca antes habíamos tenido una relación tan fuerte con la región. Hemos redoblado los esfuerzos y la asistencia para ayudar a los países a lidiar con los problemas migratorios proporcionando cientos de millones de dólares», destacó.
No obstante, la agenda de Blinken para la 52º Asamblea de la OEA, contempla el debate y la condena a la operación militar especial rusa en Ucrania y los referendos de adhesión de regiones ucranianas a la Federación Rusa.
«Esperamos un fuerte apoyo de todos los estados miembros de la OEA en la resolución sobre Ucrania, sobre Haití, Nicaragua», dijo Nichols a la prensa.
Washington presionará a los países latinoamericanos en la condena al Gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, que abandonó la OEA en 2021, luego de que el organismo condenase el proceso eleccionario presidencial y las supuestas violaciones a los derechos humanos en el país.
La agenda estadounidense también contempla discutir la situación de los derechos humanos en Venezuela, miembro escindido de la OEA en 2019, luego de que el presidente Nicolás Maduro acusara de intervencionismo al secretario general del organismo, Luis Almagro, a raíz de la crisis política venezolana de 2017.
La asamblea limeña será la primera oportunidad, luego de tres años, en que no habrá representación de la oposición venezolana, liderada por Juan Guaidó.
Otro de los asuntos que marcará la agenda estadounidense en Lima será la promulgación de una agenda orientada a asumir el desafío de la migración latinoamericana hacia los EEUU y las crisis humanitarias que acarrea.
Otro de los temas a tratar será la elección de un nuevo presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), luego de la destitución de Mauricio Claver-Carone por violar el código de ética del organismo financiero.