Castigar con masacre al pueblo que apoya al sandinismo

Ahí, en medio de ese pueblo que apoya al FSLN, soñaban con poner una bomba el asesino Gerardo Sánchez y uno de sus reclutas.

Sangre, mucha sangre, ríos de sangre sandinista es lo que le pedía un presunto adolescente al narcoestafador Gerardo Sánchez en 2013. Y el asesino confeso de una joven policía, el que asegura a los somocistas a los que saca dinero que todo lo hace por el pueblo, le respondió “nos estamos organizando, trabajando en esta tarea todos los días”.

¿Saben lo triste de todo esto? Kevin Olivar, el nombre del sujeto que comparte sus ideas siniestras con el narcoasesino que tiene un ejército en su laptop, confiesa que vive en un pueblito pacífico, Comalapa, en Chontales, aunque no le parece mala idea alterar la tranquilidad de la comunidad donde habita.

Kevin decía tener 15 años, y su mayor anhelo a esa edad no era tener amigos o flirtear con una cipota del pueblo. Vivía obsesionado con poner una bomba en la Plaza 19 de Julio durante una celebración del triunfo revolucionario, a fin de causar una terrible mortandad.

Apoyan al FSLN porque no han sufrido

Quería una acción criminal que golpeara al pueblo indiferente, porque según él, la gente en Nicaragua no había sufrido nada y por eso apoyaban al sandinismo. “Es cierto, la gente es miedosa”, le confirma el asesino de muchachas policías.

Kevin Olivar no muestra ningún escrúpulo por el posible asesinato de niños, mujeres, ancianos y hombres inocentes. Un año después de la petición de Olivar al narco-guerrillero Sánchez, ocurrió la criminal emboscada del 19 de Julio de 2014, cuando fueron cobardemente masacrados cinco sandinistas que regresaban hacia sus comunidades en el norte de Nicaragua. Otros 24 resultaron con heridas graves.

Aquí un extracto de la plática de estos dos asesinos: 

 

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