Lawfare: jueces en vez de tanques

La vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, al momento de la entrevista con el expresidente de Ecuador, Rafael Correa.

 

Página 12 | Rafael Correa

*«Algunos quieren que desaparezca el kirchnerismo», comentó CFK, en relación a los discursos de odio que caracterizan a la oposición. La reivindicación de la lucha por los Derechos humanos, críticas al programa del FMI y una profundidad sobre el accionar del Lawfare: «Se sustituyeron los tanques militares por los jueces».

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner fue entrevistada por el exmandatario ecuatoriano Rafael Correa, y conversaron sobre la violencia que imperó en Argentina, a partir de los distintos golpes de Estado, el descalabro financiero que dejó la última dictadura militar y la emergencia de las nuevas fuerzas de derecha en América Latina.

Asimismo, también se refirió a la persecución judicial en su contra, que fue usada en la región para acabar con gobiernos progresistas, y la complicidad de los medios hegemónicos.

En una extensa entrevista -realizada días antes de la elección presidencial- que fue parte de la tercera entrega de Conversando con Correa. Golpes de Estado, la expresidenta hizo un repaso por los capítulos más tristes de la historia de nuestro país y aseguró: «La violencia ha sido una característica de la historia argentina, desde la muerte Dorrego, pasando por la masacre de los caudillos federales, de las tropas de Chacho Peñaloza, de Facundo Quiroga. Por eso creo que tenemos una historia no resuelta todavía los argentinos», reflexionó CFK en un revisionismo histórico.

Al ser consultada sobre el porqué de la inestabilidad política que se vivió en el país entre 1930, cuando hubo un golpe contra el presidente Hipólito Yrigoyen, hasta 1976, cuando una junta militar derrocó a María Estela Martínez de Perón, Kirchner delineó las características particulares de las derechas latinoamericanas, específicamente en Argentina.

«Hay una derecha argentina que no es como la derecha en Francia o en Italia, que podrá tener posturas con respecto a la inmigración, pero que no proclama la supresión del otro. No propone eliminar al adversario, que desaparezca el partido político», sostuvo y agregó: «Acá querían que desapareciera el peronismo, ahora quieren algunos que desaparezca el kirchnerismo», en relación a los discursos de odio que caracteriza a la oposición.

En ese mismo sentido, señaló que «en la Argentina el proceso iniciado en el ’76 fue de una virulencia tremenda», e incluso superior a lo que sucedió en el resto de Latinoamérica; y arremetió contra quienes cuestionan el número de desaparecidos durante la última dictadura cívico militar: “Me parece una frivolidad y una banalidad cuando se ponen a discutir qué número fue.

¿Qué le puede pasar a la gente en la vida para ponerse a discutir esas cosas? ¿Hay cosa peor que además de morirte ni siquiera te puedan enterrar y tengas una tumba donde tu madre, tu padre, tu hijo, tu abuelo, te vengan a llorar? ¿Hay algo peor que eso?”, se preguntó.

Por otra parte, la vicepresidenta se refirió al reconocimiento internacional de la Argentina en materia de derechos humanos tras la restitución de la democracia, y si bien destacó que «somos un modelo reconocido y admirado en el mundo», con figuras tales como el detenido desaparecido, «que me tocó firmar a mí la convención en París, conjuntamente con Abuelas y Madres de Plaza de Mayo» o la figura de la identidad, que se hace a partir de la lucha de las Abuelas por la recuperación de la identidad de los nietos robados, eso no la enorgullece.

«Ojalá no hubiera ocurrido nunca», dijo y remarcó que sin un sistema dictatorial probablemente no hubiera habido «tantas divisiones y odio». En ese mismo sentido, sumó: «Aunque la violencia contra el peronismo y contra los sectores populares, debo decirlo también, no solamente es del 24 de marzo del 76».

La dictadura y sus consecuencias económicas

Al analizar las consecuencias del golpe de Estado, más allá de la interrupción de un gobierno constitucional, la exmandataria argentina afirmó que esa acción cambió el «patrón de acumulación económica» en nuestro país debido a que dejó de concebirse el trabajo «como una forma en que una persona tiene movilidad social ascendente».

A partir de ese momento, según explicó, se produjo una reforma en el sistema financiero argentino y la «financiarización del proceso capitalista con un patrón de acumulación de deuda privada y estatal». En 1983, cuando retorna la democracia al país, ya estaba instalado un proceso de endeudamiento «vertiginoso» que se caracterizó por la estatización de la deuda privada, recordó CFK.

Macri, endeudamiento y FMI

La expresidenta también comparó los indicadores económicos entre su gobierno y la llegada de Mauricio Macri (2015-2019) al poder y aseveró que hasta 2015, según el índice de Gini, la Argentina fue la sociedad más igualitaria. Además, recordó que entre 2002 y 2012, según el Banco Mundial, el país duplicó su clase media.

Para Fernández, con la presidencia de Macri «se inició el periodo de endeudamiento más vertiginoso, superior al de la dictadura por el escaso tiempo». En 2016, continúo Cristina, Argentina fue el país en el mundo que «más deuda externa, en moneda dura tomó» hasta que en 2018 «termina llegando el Fondo Monetario Internacional con el préstamo más alto de la historia de la humanidad, 57 mil millones de dólares, de los cuales desembolsaron 45 mil ″.

«Fue un préstamo político puesto por (Donald) Trump para dos cosas: en primer lugar, ayudar a un gobierno amigo a ganar las elecciones. Lo cual no ocurrió. Y en segundo lugar, permitir que los fondos de inversión que habían venido a hacer el carry trade, durante 2016, 2017 y parte de 2018, pudieran retirarse. Esa es la verdad de la milanesa», subrayó la vicepresidenta.

«Golpes blandos»

Durante la charla, el expresidente ecuatoriano se refirió a los llamados «golpes blandos» y puso como ejemplo el uso del ‘lawfare’ –definido como el uso de instrumentos jurídicos para perseguir e inhabilitar a un adversario políticos– en contra de los mandatarios progresistas de la región, entre los que se incluyó él y la exmandataria argentina. Un proceso en el que, según coincidieron ambos, juegan un rol clave los medios de comunicación hegemónicos.

«Se sustituyeron los tanques militares por los jueces”, expresó CFK, y explicó que el sistema de ‘lawfare’ opera de la siguiente manera: «Describen cosas que no existen en los medios de comunicación, y escriben la sentencia en el sector judicial y condenan».

Por su parte, Correa sumó que, en su opinión, en América Latina aún no se ha construido una «verdadera democracia» porque, a pesar de que se realizan elecciones libres, hay manipulación mediática y no existe una verdadera separación de poderes que, en su punto de vista, ocurre entre público y lo privado. Ante esta afirmación, la vicepresidenta remató que «los poderes judiciales en América Latina, de lo único que son independientes, es de los reyes de España».

La democracia económica

Hacia el final de la entrevista, CFK aseveró que existe «una suerte de insatisfacción democrática en la sociedad porque, a su modo de ver, «no hay una democracia económica». En ese sentido, ejemplificó que en Argentina, tras haber contraído «una deuda brutal con el Fondo Monetario Internacional», el organismo «ha tomado el timón de la economía».

«Entonces, digo, no hay democracia en Argentina, porque en un gobierno democrático quien gobierna la economía del país es el presidente que ha resultado electo en comicios libres y sin proscripciones. Cuando el FMI desembarca en un país, el presidente o presidenta se limitan a aprobar el programa financiero que fija el organismo. Por lo cual, la democracia económica no existe.

Finalmente, la democracia social, esa movilidad social ascendente que ha sido un paradigma para nosotros los peronistas, comienza a degradarse y a deteriorarse», explicó. En esa línea, sumó: «Hoy tenemos un fenómeno inédito en Argentina que es trabajadores registrados, formales, que son pobres. Esto convive con un muy bajo índice de desocupación y un alto índice de pobreza.

Esto genera la insatisfacción democrática, lo cual es peligroso, porque la gente comienza a enamorarse de voces o ideas que poco tienen que ver con la democracia, porque esa democracia de votar, elegir a alguien, no le da las respuestas que esperaba a sus problemas».

«Me da la impresión de que es un fenómeno que no está sucediendo solo acá sino también en Europa, donde vemos el surgimiento de derechas, como tal vez no se ha visto en otras oportunidades. Es un llamado de atención», concluyó.

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