Kazán 2024: ¿Es África la apuesta geoestratégica de los BRICS?

 

Beto Cremonte | Noticias PIA

Sin lugar a dudas muchas miradas e intereses geoestratégicos se posan en el continente africano. Países y sub regiones han adquirido relevancia gracias a su posicionamiento multipolar. Occidente ya no les puede ofrecer y encandilar con espejitos de color y muchos países africanos quieren un mayor protagonismo en las instituciones internacionales y en la formulación de políticas globales.

A través del BRICS, muchos países africanos ven la oportunidad de alinear sus intereses con otros mercados emergentes y tener una voz más fuerte frente a Occidente en temas como el cambio climático, la gobernanza global y la reforma del sistema financiero internacional.

Mientras se intensifica la geopolítica, los BRICS han priorizado la dimensión económica de sus operaciones, deseosos de diseñar los instrumentos necesarios para sustituir a los de organismos multinacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. En estrecha relación con esto están los préstamos para proyectos de inversión y los sistemas de pagos financieros. El análisis aquí se centra, por tanto, en la arquitectura económica de Etiopía, Egipto y Sudáfrica, miembros africanos de los BRICS.

Los BRICS se han consolidado como una asociación que persigue una cooperación integral y multidimensional. Además, en el curso de sus operaciones, han creado una plataforma para debatir temas importantes relacionados con el crecimiento económico, el desarrollo del comercio y los intercambios económicos, la garantía de la seguridad y la promoción de la educación y la cultura.

Según varios informes de cumbres anteriores, el poder económico se está desplazando de Occidente al Sur Global. Bajo la presidencia de Rusia, se ha suspendido la integración de nuevos miembros al BRICS, aunque la «expansión estratégica» fue considerada como un testimonio explícito del notable atractivo creciente de la asociación y su compromiso de remodelar el panorama económico global.

Un “banco” en contra de los bancos

El Banco BRICS, conocido formalmente como el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), es una institución financiera multilateral creada por los países miembros del bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Su principal propósito es financiar proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible en los países en desarrollo, con un enfoque en los mercados emergentes.

La idea de la creación del banco BRICS surgió como una «alternativa» geopolítica al FMI y al Banco Mundial. Los documentos de la cumbre contenían una explicación de los motivos, como «operar actividades financieras basadas principalmente en la no interferencia, la igualdad y el beneficio mutuo» entre los miembros y otros países en desarrollo.

La arquitectura financiera de los BRICS está formada por el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) y el Acuerdo de Reserva Contingente (CRA). Estos componentes se firmaron en un tratado en 2014 y entraron en vigor en 2015. El Nuevo Banco de Desarrollo, a veces denominado Banco de Desarrollo de los BRICS, es por definición «un banco multilateral de desarrollo» operado por los cinco estados BRICS.

En 2021, Bangladesh, Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y Uruguay se unieron al NDB. El principal foco de préstamos del banco son los proyectos de infraestructura con préstamos autorizados de hasta 34.000 millones de dólares anuales. En 2023, tenía 53 proyectos por un valor de alrededor de 15 mil millones de dólares.

La cuestión central era la participación financiera inicial. En julio de 2014, durante la sexta cumbre de los BRICS en Fortaleza, los BRICS firmaron el documento para crear los 100.000 millones de dólares como capital inicial y fondo común de divisas para el banco. China se comprometió a aportar 41.000 millones de dólares al fondo común; Brasil, India y Rusia, 18.000 millones cada uno; y Sudáfrica, 5.000 millones.

China, que poseía las mayores reservas de divisas del mundo y aportaba la mayor parte del fondo común de divisas, quería un papel de gestión más importante. China también quería ser la sede de la reserva, por lo que decidió que el banco tuviera su sede en Shanghái. También hay sedes menores en Moscú y en Johannesburgo. Claro que la presencia NBD es notoriamente menor en comparación con las numerosas oficinas de representación y el personal que poseen el FMI y el Banco Mundial en toda África.

En la cumbre de los BRICS de 2015 en Rusia, los ministros de los estados BRICS iniciaron consultas para un sistema de pagos que sería una alternativa al sistema SWIFT. El objetivo declarado era pasar inicialmente a liquidaciones en monedas nacionales. El Banco Central de Rusia destacó los principales beneficios como respaldo y redundancia en caso de que hubiera interrupciones en el sistema SWIFT.

China también lanzó su alternativa a SWIFT: el Sistema de Pago Interbancario Transfronterizo, que permite a las instituciones financieras de todo el mundo enviar y recibir información sobre transacciones financieras. India también tiene su sistema alternativo de mensajería financiera estructurada (SFMS), al igual que Rusia SPFS y Brasil Pix.

Es así que la “canasta de monedas” que ofrece el banco de los BRICS posibilita desanclar las economías del dólar, lo que permite cierto grado de “independencia económica y financiera”. Si bien los organismos de empréstito tradicionales a nivel mundial aún tienen mucho peso en las economías de los miembros BRICS, el horizonte no está claro para estos organismos, el crecimiento y fortalecimiento del NDB puede poner fin a una larga historia de usura.

BRICS-África, otro escenario posible

Los países africanos esperan atraer más inversiones de los países BRICS, particularmente en sectores como la infraestructura, la energía y la tecnología. Muchos países del continente desean diversificar sus relaciones comerciales más allá de los socios tradicionales como Europa y Estados Unidos, y los BRICS representan una oportunidad importante.

También esperan un incremento en las exportaciones de materias primas y productos agrícolas, beneficiándose de la creciente demanda de países como China e India. Otros gobiernos africanos ven en los BRICS una plataforma para contrarrestar lo que consideran una dependencia excesiva de Occidente. La idea es diversificar sus relaciones internacionales, reduciendo la presión de las instituciones occidentales y ampliando sus opciones estratégicas y económicas.

Con la incorporación de Etiopía y Egipto como miembros plenos a partir del 1 de enero de 2024, la incorporación de Sudáfrica ilustra la expansión de los BRICS desde el Magreb a través de África Oriental hasta África Meridional. Sudáfrica y Egipto son las potencias económicas, mientras que Etiopía ocupa el octavo puesto en el continente. Angola y Nigeria se sitúan por encima de Etiopía.

Pero la importancia de la incorporación etíope al bloque se entiende ya que su ubicación en el Cuerno de África es estratégica, conecta el continente africano con Oriente Medio y Asia, una región clave para el comercio internacional. Es la puerta de entrada y salida al continente desde el Mar Rojo. Además de ser la segunda nación más poblada de África después de Nigeria, Etiopía ha sido una de las economías de más rápido crecimiento en África en las últimas décadas, con tasas de crecimiento anual del PIB que en muchos años han superado el 10%.

Aunque en años recientes ha enfrentado dificultades económicas debido a conflictos internos y a la pandemia de COVID-19, sigue siendo un destino atractivo para la inversión extranjera en África. Este rápido crecimiento económico ha estado impulsado por la inversión en infraestructura, especialmente en proyectos de transporte, energía y telecomunicaciones.

Estos son sectores clave para los países BRICS, y Etiopía podría beneficiarse del financiamiento del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), particularmente para proyectos de infraestructura sostenible. La Gran Presa del Renacimiento Etíope (GERD), que promete ser una de las mayores fuentes de energía hidroeléctrica en África, es un claro ejemplo del financiamiento externo y el buen uso del mismo en los países africanos.

Proyectos de esta envergadura requieren inversiones sustanciales, y la colaboración con los países BRICS podría ser crucial para llevar a cabo estos proyectos de manera sostenible. La necesidad de financiamiento de infraestructura de Etiopía está alineada con los objetivos del BRICS de apoyar proyectos de desarrollo en los países en desarrollo, particularmente en África.

Los BRICS abogan por un nuevo orden mundial multipolar, donde los países en desarrollo tengan mayor voz y representación en la gobernanza global. Etiopía comparte esta visión, y su integración en el BRICS fortalece al bloque en su lucha por reformar instituciones globales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, asegurando una mayor representación para África y otras regiones emergentes.

Etiopía ha sido un firme defensor de la autonomía y soberanía de los países en desarrollo, lo que se alinea con la agenda de los BRICS de resistir las presiones políticas y económicas de Occidente.

Egipto, el otro BRICS

Situado en el extremo norte de África, a orillas del mar Mediterráneo, Egipto se considera parte del mundo árabe. La sede permanente de la Liga Árabe se encuentra en El Cairo y el secretario general del organismo ha sido tradicionalmente egipcio. Con aproximadamente 100 millones de habitantes, Egipto es el decimocuarto país más poblado del mundo y el tercero más poblado de África.

La economía de Egipto depende principalmente de la agricultura, las exportaciones de petróleo, el gas natural y el turismo. También hay más de tres millones de egipcios trabajando en el extranjero, principalmente en Libia, Arabia Saudita, el Golfo Pérsico y Europa. Egipto es miembro de la Asociación de Estados Árabes y de la Unión Africana (UA).

Su relevancia económica, geopolítica y cultural, tanto en África como en el mundo árabe, lo colocan en una situación muy valiosa en el bloque, ya que junto al ingreso de los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí fortalecen al bloque, tanto financiera como económicamente dadas las firmes economías de los países petroleros, sobre todo en este camino hacia el despegue del patrón dólar en el que está inmerso el mundo multipolar.

Además, Egipto está ubicado en una de las posiciones más estratégicas del mundo, conectando África, Asia y Europa. Controla el Canal de Suez, una de las rutas marítimas más importantes a nivel global, que es crucial para el comercio internacional, especialmente para los países BRICS, en particular China e India, que dependen de esta vía para el tránsito de mercancías.

Tener a Egipto como miembro de los BRICS fortalece la influencia estratégica del grupo en el comercio global y les permite asegurar rutas comerciales clave y ganar mayor presencia en el Mediterráneo y el Mar Rojo. Egipto es una de las economías más grandes de África y el mundo árabe, con un PIB significativo y una población de más de 100 millones de personas. Es un mercado clave para la inversión extranjera, especialmente en sectores como la infraestructura, energía, agricultura, turismo y tecnología.

Los países BRICS, especialmente China y Rusia, ya han estado invirtiendo en proyectos clave de infraestructura en Egipto, y la membresía de Egipto en el BRICS amplió las oportunidades de inversión y comercio bilateral. Por ejemplo, Egipto ha recibido inversiones sustanciales para desarrollar su Nueva Capital Administrativa y modernizar el sistema ferroviario y los puertos con fondos chinos (estatales y privados).

Por otra parte, Egipto es un importante productor de energía en África, especialmente en términos de gas natural y petróleo, y ha emergido como un centro de energía en la región del Mediterráneo. Su importancia aumentó después del descubrimiento del yacimiento de gas Zohr en el Mar Mediterráneo, uno de los más grandes de la región.

China es uno de los mayores inversores en Egipto, y Rusia está colaborando en la construcción de la planta nuclear de El Dabaa, un proyecto clave para el futuro energético de Egipto. Dado que los BRICS tienen un interés creciente en energía renovable y seguridad energética, Egipto puede jugar un rol clave como un proveedor de energía para los países BRICS y como un socio en proyectos de energía renovable, como la energía solar y eólica, que son áreas de enfoque para Egipto en su transición hacia una economía verde.

Egipto ha estado buscando diversificar sus socios comerciales y fuentes de inversión para reducir su dependencia de las economías occidentales y del Golfo. La integración de Egipto en los BRICS le otorga al país la oportunidad de acceder a nuevas rutas de comercio e inversión con economías emergentes en Asia y América Latina.

Sudáfrica, la S del bloque

Casi desde el origen del bloque, Sudáfrica se sumó a este proyecto de sopeso a los bloques económicos y financieros de raigambre occidental y con un claro dominio unilateral de los EEUU. Ciertamente, aquella Sudáfrica no es la de hoy, de hecho el resultado de las últimas elecciones presidenciales no ofrece un panorama muy claro para la “nación multicolor” con la que soñó Mandela.

Su lejanía de la mayor parte de Europa, América del Norte y el este de Asia, donde se encuentran sus principales socios comerciales lo convierte en el país más meridional del continente africano. Según el censo de 2023, la población de Sudáfrica era de unos 62 millones de personas de diversos orígenes, culturas, idiomas y religiones. Sudáfrica tiene una economía mixta, de mercado emergente y de ingresos medios altos, uno de los ocho países de este tipo en África.

También es uno de los países más desiguales del continente. El apartheid no logró terminar de fondo con la desigualdad entre sudafricanos blancos y sudafricanos negros. El país tiene una ventaja comparativa en la producción de productos agrícolas, mineros y manufactureros relacionados con estos sectores. Varios informes indican que, en principio, sus principales socios comerciales internacionales (además de otros países africanos) incluyen a Alemania, Estados Unidos, China, Japón, Reino Unido, Bangladesh y España.

En las últimas décadas, Sudáfrica también se ha consolidado como un destino turístico popular. Además, es el único país africano que es miembro permanente del grupo G20 y es miembro de la Comunidad de Desarrollo de África Austral (SADC) y de la Unión Africana (UA). Sudáfrica desempeña un papel fundamental dentro de los BRICS por varias razones estratégicas, económicas y políticas.

Desde su incorporación al grupo en 2010, ha sido un socio clave que aporta al bloque no solo su peso económico en el continente africano, sino también su influencia diplomática y geopolítica. Es la mayor economía industrializada de África y actúa como un puente entre los países BRICS y el continente africano.

Aunque no es la economía más grande del continente en términos de PIB (Nigeria la supera en este aspecto), Sudáfrica es el país africano más desarrollado en términos de infraestructura, sistema financiero, y redes comerciales.

Al ser parte de los BRICS, Sudáfrica facilitó el acceso de los otros miembros del bloque al mercado africano, que es uno de los más dinámicos y prometedores del mundo, con más de mil millones de habitantes y un crecimiento económico significativo en muchos de sus países.

Estando en soledad dentro del bloque, Sudáfrica ayudó a dar voz a los países africanos en discusiones globales importantes sobre la economía, el comercio y el desarrollo, y actuó como un representante de África en el bloque, asegurando que los temas africanos, como el desarrollo sostenible, el cambio climático y la desigualdad, estén en la agenda del BRICS.

Sudáfrica ha sido uno de los principales beneficiarios del financiamiento del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), la institución financiera creada por los BRICS para apoyar proyectos de infraestructura y desarrollo sostenible en los países miembros. Este banco ha financiado proyectos clave en Sudáfrica, incluidos proyectos de energía renovable, infraestructura de transporte y desarrollo urbano.

El financiamiento del NBD, al ser una alternativa más flexible que las instituciones financieras occidentales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, le permitió a Sudáfrica expandir su infraestructura y abordar problemas socioeconómicos como la alta tasa de desempleo y la desigualdad.

Sudáfrica es un actor importante en el suministro global de recursos naturales y minerales estratégicos. Es uno de los mayores productores mundiales de metales preciosos como el oro, el platino y los diamantes, que son fundamentales para la tecnología, la industria automotriz y otros sectores clave en las economías BRICS.

Esta riqueza en recursos naturales refuerza el atractivo de Sudáfrica para los BRICS, que están buscando asegurar suministros estables de materias primas para sus propias industrias. Además, Sudáfrica es parte de la iniciativa energética dentro del BRICS, donde se está colaborando para desarrollar fuentes de energía renovable y mejorar la seguridad energética del grupo.

Kazán 2024 en el horizonte africano

Para la reunión de los BRICS en Kazán en 2024, Egipto, Sudáfrica y Etiopía tienen expectativas específicas que están alineadas con sus intereses económicos, políticos y estratégicos. Como nuevos miembros plenos, Egipto y Etiopía van a Rusia con muchas expectativas de ver las oportunidades que el bloque ofrece.

Tanto Egipto, Sudáfrica como Etiopía comparten el interés de que los BRICS promuevan la reforma del sistema financiero global, con una mayor representación para los países en desarrollo en instituciones como el FMI y el Banco Mundial. Los tres países buscan un sistema más inclusivo y justo que refleje el poder económico emergente del Sur global.

Los tres países ven en el BRICS una oportunidad para aumentar el comercio con las principales economías del bloque. Además, esperan que los BRICS faciliten el acceso de productos africanos a los mercados de los países miembros, promoviendo una mayor integración comercial entre África y Asia, así como entre África y América Latina.

También buscan apoyo del BRICS en cuestiones de paz y seguridad regional. La estabilidad en África, en particular en regiones como el Cuerno de África, es clave para el desarrollo y la cooperación económica. Sudáfrica, como líder regional, también podría buscar la colaboración en la lucha contra el terrorismo y los conflictos locales.

Kazán 2024 se presenta como una nueva estación en el largo camino hacia la multipolaridad y África acude con sus propios temas de agenda que, al contrario de los otros bloques internacionales, los BRICS se ofrecen como un interlocutor válido y solidario con las necesidades africanas. Una vez finalizadas las rondas de reuniones de los diferentes grupos que llegarán a Rusia, iremos viendo los resultados y las metas futuras. Sin dudas África está expectante a estos resultados.