El Pueblo Presidente se eleva frente al neocolonialismo unipolar

 

Xavier Díaz-Lacayo Ugarte*

La gobernabilidad soberana que distingue al FSLN en la conducción de la Revolución Popular Sandinista hacia el desarrollo integral de la Nación, se fundamenta en el rescate y restitución de las bases ideológicas de las luchas del pueblo nicaragüense a lo largo de su propia historia; en función de su independencia, bienestar y crecimiento socioeconómico.

La ideología sandinista fundamenta la Democracia Directa Participativa en el País con dinámicas que nutren la Comunicación Ciudadana para que la población descubra, participe y amplíe sus oportunidades de realización; también para que ejerza su derecho de Auditoría Social y opine, sobre la capacidad y sensibilidad de sus gobernantes, así como, que evalúe la confianza y esperanza que Daniel y Rosario inspiran a los nicaragüenses.

La mística revolucionaria mayoritaria ha demostrado un consenso casi absoluto para priorizar la defensa de la paz de Nicaragua, la calidad de vida y de convivencia entre semejantes, así como la unidad entre nicaragüenses para la erradicación de la miseria y la reducción de la pobreza.

Estos principios revolucionarios, evidenciados en los valores ciudadanos, refuerzan la identidad nacional en protección de la población frente al radicalismo unipolar y su decadente modelo de sometimiento financiero y militar; oscura fuerza que continúa buscando imponerse con mentiras, desestabilización, angustia y miedo, así como con la guerra, el genocidio y el terror.

Los enemigos de la humanidad siguen autodenominándose escogidos por la providencia para justificar su desprecio por la autodeterminación de los pueblos. Los generadores de miseria del planeta insisten conservar sus monopolios transnacionales con proteccionismos y especulación de mercados, así como con sanciones comerciales y políticas; también persisten en promover desestabilización social en las democracias legítimas de los pueblos y gobiernos, contando siempre con la acción corrupta de vendepatrias y traidores.

El Pueblo Presidente se eleva sobre el neocolonialismo moderno por la determinación con que en el presente reivindica las etapas históricas que han definido su connotación moral:

Desde 1492, la armonía de nuestros pueblos originarios fue violentada por el proceso forzado de invasión y usurpación del colonialismo medieval, que implantó en América y las Antillas un duplicado de las monarquías de España, Gran Bretaña, Francia y Portugal, entre otras.

Cada una de esas encontró en nuestras tierras los recursos que les demandaba su ambición, el amor al dinero y los vacíos de su decadencia moral. Entusiasmaron a cazarrecompensas con títulos de nobleza, concediéndoles parte del saqueo de metales preciosos y el sometimiento a los nativos a trabajos forzados, sustituyendo sus creencias ancestrales y cobrándoles tributo o encomienda.

La estructura ancestral de nuestras civilizaciones originarias sucumbió a la imposición colonial en una mezcla de culturas y razas como fenotipos de vergüenza, ya que la creencia europea sostenía dos aberraciones en su autoengaño de superioridad: primero, la racial, donde el blanco es puro y civilizado, y el nativo es impuro y salvaje; segundo, la religiosa, donde un dios castigador los había escogido para convertir a su cristianismo a los nuestros sin alma.

Desde entonces hemos cultivado atributos de identidad para heredar la ciencia y espiritualidad de los pueblos originarios en códigos de resistencia y dignidad; aunque en casos extremos, ésa honrosa resistencia de los nuestros se ha contrastado con cobardes genocidios y exterminios. Hoy en Nicaragua procuramos amor a todas las expresiones de vida y respeto en el uso de los recursos del planeta, en unidad indisoluble del ser humano con la naturaleza y su creador.

El Pueblo Presidente reivindica el aporte del General Sandino a la lucha de los pueblos oprimidos del litoral Caribe nicaragüense, así como la restitución de los derechos ancestrales; plasmando en su manifiesto: “(…) nuestro ejército está compuesto de negros, indios, blancos, etc., sin prejuicios de raza ni clase, está propuesto a implantar los principios de fraternidad humana (…)”.

Invasionismo yanki y el sueño de unidad latinoamericana

El colonialismo heredó voracidad y maldad en lo que hoy es EEUU, ya que desde1630 rezaba su Destino Manifiesto: “(…) por Autoridad de Dios somos nación elegida y destinada a expandirnos de manera manifiesta y certera como los israelitas; en caso que los nativos obraran injustamente, se tendrá derecho a guerra y a someterlos (…)”. Después de su independencia en 1776, se aprovecharon de la fragilidad de otras naciones que dejaban de depender y de ser protegidas por las monarquías.

Para1823, su Doctrina Monroe establece: “(…) cualquier intervención de los europeos en América sería vista como un acto de agresión que requeriría intervención de los EEUU (…)”. Así, invadieron México y le robaron el 55 % de aquel territorio: dos millones cien mil kilómetros cuadrados. Después ampliaron la doctrina a “(…) Si una nación demuestra que sabe actuar con eficacia razonable y con el sentido de las conveniencias sociales y políticas, no tiene por qué temer una intervención de los Estados Unidos que también, en contra de sus deseos, en casos flagrantes de injusticia o de impotencia, pueda ejercer un poder de policía internacional (…)”.

Frente a la geofagia yanki, Simón Bolívar idealizó en 1826 fortalecer la vulnerabilidad de las naciones emancipadas de España, convocándolas a la unidad en el Congreso Anfictiónico: “(…) es una idea grandiosa pretender formar de todo el Nuevo Mundo en una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene su origen, una lengua, unas costumbres y una religión (…)”.

El Pueblo Presidente celebra la unidad de identidad y complementariedad entre los pueblos, bajo el precepto del respeto a las soberanía de sus decisiones y prioridades en sus respectivas estrategias de desarrollo; cumpliendo compromisos en el SICA, ALBA, Petrocaribe y CELAC.

La ruta del tránsito de los filibusteros y la solidaridad regional

En 1854, el Gobierno conservador de Fruto Chamorro Pérez, de Granada, fue desconocido por los liberales de León y estalló una guerra nacional. Los leoneses buscaron ayuda de EEUU y en 1855 llegó un grupo de filibusteros al mando de William Walker, quien tras la victoria militar traicionó su contrato, se autoproclamó presidente de Nicaragua, oficializó el idioma inglés, la esclavitud y su interés por construir un eventual canal interoceánico. EEUU lo reconoció, pero todos los gobiernos conservadores de Centroamérica mandaron tropas para derrocarlo. Posteriormente fue ajusticiado como presagio de las derrotas norteamericanas en nuestro país.

El Pueblo Presidente creció en respaldo local y regional por manejar la crisis del injerencista intento de golpe de Estado en 2018, derrotando a nuevos filibusteros yankees y a vendepatrias.

El protectorado yanke en nicaragua de Zeledón a Sandino

En 1880, respecto que el Caribe y Centroamérica conformaban “(…) la esfera de influencia exclusiva de los EEUU (…)” se unió un corolario a la doctrina Monroe: “(…) Para evitar la injerencia de imperialismos extra continentales en América, los Estados Unidos debían ejercer el control exclusivo sobre cualquier canal interoceánico que se construyese”.

Dejaban las bases para la apropiación del canal de Panamá con el Plan Garrote o Big Stick, tendencia de relaciones diplomáticas para negociar con países en conflictos locales, con la posibilidad de una intervención armada para resolverles sus asuntos; y después saquearlos.

En 1912, Adolfo Díaz Recinos, presidente conservador de Nicaragua, tuvo que enfrentar la rebelión de los generales Luis Mena y Benjamín Zeledón, en una corta guerra que contó con el apoyo de marines que ocuparon el país a su solicitud y provocaron el Tratado Bryan-Chamorro en 1914, que sentenciaba: “(…) el gobierno nicaragüense concede a perpetuidad al Gobierno de los EEUU, libre en todo tiempo de toda tasa o cualquier otro impuesto público, los derechos exclusivos y propietarios, necesarios y convenientes para la construcción, operación y mantenimiento de un canal interoceánico por la vía del Río San Juan y el Gran Lago de Nicaragua o por cualquier ruta sobre el territorio de Nicaragua (…) cuando EEUU notifique a Nicaragua su deseo o intención de construirlo. (…)”.

El Pueblo Presidente ha reivindicado la acciones heroicas nacionalistas y anti imperialistas de Zeledón, cuya gesta influenció Sandino para cuando en 1926, que Adolfo Díaz trajo nuevamente a los marines al país para resolver asuntos militares, nuestro héroe los combatiera y derrotara (militar y moralmente) y expulsara, como lección de dignidad a la humanidad.

El Pueblo Presidente también reivindica dos premisas de la ruta interoceánica por Nicaragua: primero, la interpretación que Sandino hace del Supremo Sueño de Bolívar de abolir la doctrina Monroe y sus vergonzosas pretensiones; segundo, el Programa Histórico del FSLN que abolió el tratado Chamorro-Bryan y sus indignas condiciones. Actualmente hay factibilidad soberana de construir este Gran Proyecto de Inversión de Capital con la complementariedad técnica y financiera de nuestras relaciones de igualdad con las revoluciones de Rusia, China e Irán.

La moral como lección a la decadencia unipolar

La herencia moral de estos argumentos son los conceptos constitucionalistas de un Estado de Derecho que restituye permanentemente a las minorías y a los menos favorecidos por la misma historia de dominio explotador imperialista, mismo que afortunadamente decae frente a las naciones que representamos la autodeterminación democrática con respaldo popular.

Por considerarnos un obstáculo para la globalización radical de su modelo, seguimos constituyéndonos en los objetivos de la destrucción unipolar; con bloqueos a Venezuela, Cuba, Nicaragua y otras naciones del planeta; así como otras maniobras para lucrarse de los términos de intercambio de nuestros insumos y bienes para la comercialización en la cadena de valor.

Por su torpeza decadente y la fidelidad a su ambición, son infaliblemente desenmascarados, evidenciados, avergonzados y reiteradamente vencidos moral y políticamente; aunque su mayor derrota es la caída del capitalismo como modelo de desarrollo y también la devaluación del dólar como término de intercambio global.

Poco a poco muere el sueño americano y volviéndose realidad el de Bolívar, Martí y Sandino en la felicidad de los pueblos cuyas revoluciones siguen lideradas por Chávez, Fidel y Daniel. Lo principal es que la historia demuestra que Jesucristo está a favor de la sencillez con que interpretamos su mensaje de amor, reconciliación y esperanza en una mejor humanidad; una inclusiva, incluyente, complementaria y solidaria; con fortaleza multipolar.

* A la memoria de Aldo Díaz Lacayo. Prócer de la Identidad Nacional de Nicaragua, en ocasión de su 88 aniversario de natalicio.