Nicaragua, una revolución de amor y razón

 

Germán van de Velde

Es complicado gobernar un país cuando hay que enfrentar las constantes agresiones de parte del gobierno de Estados Unidos y sus aliados, expresiones visibles del imperialismo yanqui. Si bien existe una larga lista de países agredidos directa o indirectamente por Washington, hoy remarcamos el papel de Nicaragua en el contexto de este nuevo mundo multipolar.

En Nicaragua, la Revolución Popular Sandinista triunfó el 19 de Julio de 1979. El pueblo, con el Frente Sandinista a la vanguardia, venció y se liberó de una de las dictaduras más crueles y sanguinarias de América Latina.

Apenas triunfó la Revolución Popular Sandinistas, la política nacional e internacional evidenció una profunda transformación, pues pasó de un modelo capitalista libero-conservador-somocista que defendía los intereses extranjeros, a un modelo socialista, más humano y cooperativo, que defendía los intereses del pueblo, su dignidad, soberanía y autodeterminación.

Con el triunfo revolucionario, miles de nicaragüenses aprendieron a leer y a escribir con la Gran Cruzada Nacional de Alfabetización, realizada en el año 1980.

“Aprendimos a leer nuestra propia gloria, nuestro propio vigor, y el deber, la responsabilidad que tenemos de seguir construyendo el porvenir, defendiendo todos los días, la paz, la libertad, los derechos de todos, el bienestar de las familias nicaragüenses”. (Compañera Rosario Murillo)

También, muchos obreros/as y campesinos/as recibieron tierras mediante la Reforma Agraria. Esta idea contempló la necesidad de transformar las estructuras de tenencia de la tierra, conceder crédito, asistencia técnica y servicios sociales al campesinado, uno de los sectores más explotados durante la dictadura somocista.

La Reforma Agraria en Nicaragua fue una acción promovida y dirigida por el Frente Sandinista, que la asumió como concepción programática desde 1962, cuando resurge el sandinismo como movimiento armado revolucionario, dando continuidad a la lucha contra el imperialismo norteamericano, encabezada por el General Augusto C. Sandino.

A nivel internacional, Nicaragua perteneció al grupo de los países no alineados, en solidaridad constante con la Unión Soviética (URSS), Irán, Cuba, Palestina, entre otros, naciones agredidas por el imperialismo norteamericano. A nivel internacional, se promulgó una cultura de paz y respeto al derecho internacional.

“Los Pueblos del Mundo tenemos el derecho de ejercer nuestra Soberanía Nacional, Independencia, avanzando en la construcción y desarrollo de nuestro propio Modelo de Desarrollo Político, Económico, Social y Cultural, libre de injerencias o intervenciones, amenazas o agresiones extranjeras.”

Estas ideas revolucionarias no fueron bien vistas por el gobierno de Estados Unidos, el cual emprendió una feroz guerra psicológica contra el pueblo de Nicaragua. Washington creó, financió y armó la contrarrevolución en Nicaragua, que dejó un altísimo número de víctimas mortales y provocó la derrota electoral del sandinismo en el año 1990. Durante 16 años, Nicaragua sufrió políticas neoliberales-somocistas que incrementaron, por supuesto, la pobreza general y extrema en el país.

Sin embargo, todo cambió cuando el comandante Daniel Ortega ganó las elecciones presidenciales celebradas en el año 2006. Poco después, durante la toma de posesión, el Gobierno Sandinista decretó la educación y la salud pública como los primeros derechos restituidos para el pueblo. Ahora, en un nuevo contexto de paz, las esperanzas fueron creciendo.

Las buenas políticas públicas a nivel nacional implementadas por el sandinismo, permitieron la creación de nuevas condiciones de vida para la población en general. De esta manera, hoy las/os nicaragüenses gozan de un sinnúmero de programas sociales en pro de una vivienda (programa Bismarck Martínez) y transporte público digno (renovación de flota de transporte público en cooperación con China), seguridad (Policía y Ejército del Pueblo luchando contra el narcotráfico), acceso a servicios básicos a nivel nacional (agua, luz eléctrica y saneamiento), desarrollo a nivel de infraestructura (carreteras, puentes y puertos), construcción de hospitales y escuelas para fortalecer la atención en salud y educación gratuita con calidad, entre otros.

A nivel internacional, Nicaragua continúa implementando una política exterior caracterizada por el respeto al Derecho Internacional, defensora del principio de la no injerencia en los asuntos internos de los Pueblos. En este sentido, cada vez que ocurre una injusticia con las naciones que defienden su soberanía y autodeterminación, Nicaragua alza su voz en los organismos internacionales, siendo las Naciones Unidas, la Corte Interamericana de Justicia, la CELAC, el ALBA, el Foro de Sao Paulo y el Movimiento de los Países no alineados los principales púlpitos para poner en alto la voz de los Pueblos oprimidos del mundo.

Nicaragua condena el genocidio perpetrado por el gobierno israelí contra el pueblo palestino; Nicaragua condena el feroz bloqueo económico y financiero que durante más de 60 años está sufriendo el pueblo cubano; Nicaragua muestra el inquebrantable respaldo al pueblo de Venezuela, que lucha heroicamente contra las acciones guerreristas del gobierno de Estados Unidos y sus aliados terroristas.

Nicaragua reconoce y respalda las acciones del pueblo de la Federación de Rusia en esta lucha contra el resurgimiento del nazismo en Europa y la OTAN, brazo armado del gobierno de Estados Unidos en Europa; Nicaragua reconoce la lucha del Pueblo Saharaui, en su histórica lucha de proclamar la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) contra la ocupación marroquí.

Nicaragua es solidaria con la República de Irán, Revolución hermana, que también lucha frente a las acciones injerencistas y guerreristas del gobierno de Israel en complicidad con el gobierno de Estados Unidos; Nicaragua es solidaria con la causa del pueblo y Gobierno de la República Popular China en el principio de que China es una sola. Finalmente, Nicaragua está en solidaridad permanente con los Pueblos del mundo que luchan por una vida y un mundo mejor.

A nivel nacional, Nicaragua ya creó las bases para seguir venciendo la pobreza. Con mucho amor, se siguen restituyendo los derechos del pueblo digno y victorioso. A nivel internacional, existen miles de razones para seguir promoviendo una política de respeto entre las naciones, condenando la injerencia y la violación del derecho internacional por parte de los imperialistas de la tierra.

Por esto y más, en contra de cualquier adversidad, Nicaragua es y seguirá siendo una Revolución de Amor y Razón, que avanza ¡Siempre Más Allá!