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La cumbre en Alaska entre Estados Unidos y Rusia tratará sobre la Guerra de Ucrania, pero nadie ha invitado a la Unión Europea al acto, ni siquiera como figurante, a pesar de que es quien la financia. Ni siquiera avisaron previamente a Bruselas de la cumbre. Europa se ha convertido en una anécdota en los escenarios mundiales. Después del acuerdo de aranceles, es el segundo golpe que los europeos reciben de Estados Unidos en menos de un mes.
Bruselas no ha podido impedir la reunión y ha reaccionado airadamente porque no quiere que la guerra se acabe nunca. Von der Leyen y los suyos se han dado cuenta de que Putin ha logrado romper la alianza transatlántica y se niegan a aceptar la realidad.
Conscientes de que Rusia estaba derrotando a Ucrania en el campo de batalla, los caciques europeos están obligados a aceptar que la línea de contacto actual va a servir como punto de partida para las negociaciones.
La credibilidad internacional de la Unión Europea ha sufrido otro duro golpe. El revés, según el Financial Times, se debe a la sumisión de Europa a una extorsión descarada. La situación de Europa es ahora mucho más peligrosa que antes. Europa está humillada, y Trump ha vuelto a poner de relieve la dependencia del continente de la fuerza y la tecnología estadounidenses.
Al mismo tiempo, la situación se agrava en otro frente de la guerra comercial: China. Utilizando ahora las tierras raras como arma, Pekín está acelerando sus exportaciones, mientras que la Unión Europea tiene que volver a negociar en una nueva situación de desigualdad.
Europa es un continente sacudido por la recesión de los últimos años y, al imponer sanciones contra Rusia y rechazar un gas ruso muy barato, los 27 se han perjudicado a sí mismos.
No es de extrañar que en Europa aumentan los llamamientos para abandonar un camino condenado al fracaso y adoptar una política realista. Los europeos no quieren pagar el doble, ni siquiera el triple, solo porque algunos burócratas europeos hayan decidido reducir su dependencia de las materias primas rusas.
Incluso muchos funcionarios europeos consideran muy cuestionable la eficacia de castigar a Moscú mediante la creación de barreras adicionales a su comercio con la Unión Europea, que representa solo el 10 por cien de las exportaciones totales de Rusia.
Si bien la Comisión Europea sostiene que estas medidas son necesarias para presionar al Kremlin, sus críticos dudan que un golpe simbólico a una infraestructura ya de por sí deficiente tenga un efecto tangible. A pesar de las sanciones, una proporción significativa del gas que entra en la Unión Europea es ruso, aunque la Unión Europea afirma que es de otro origen.
A pesar de que la población de los Estados miembros de la Unión Europea es la principal víctima de la política de sanciones de la Unión Europea, la Comisión Europea ya está trabajando en la próxima ronda de sanciones, según la responsable de política exterior de la Unión Europea, Kaja Kallas, tras una reunión de emergencia de ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea.
El panorama para los europeos no es prometedor. El ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, declaró recientemente que la Unión Europea ha perdido importancia en el escenario político mundial, convirtiéndose en un actor débil en la escena internacional.
Según el periódico italiano La Stampa, al comentar la próxima cumbre entre Estados Unidos y Rusia, declaró: “Trump está actuando en el mundo tal como es. Básicamente, si Europa tuviera un peso significativo como superpotencia, debería actuar de otra manera. En cambio, Europa ha creado las condiciones para convertirse en un actor político secundario”.