
Shahrokh Saei | Tehran Times
* El impulso a la paz en Ucrania expone las fallas transatlánticas
Teherán – Tres días después de darle al presidente ruso Vladimir Putin una cálida y destacada bienvenida en Alaska, el presidente Donald Trump se reunió con el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky y otros líderes europeos en la Casa Blanca el lunes.
Entre los asistentes se encontraban el presidente francés, Emmanuel Macron, el presidente finlandés, Alexander Stubb, el primer ministro británico, Keir Starmer, el canciller alemán, Friedrich Merz, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte.
Proyectaron un sentido de unidad y parecían alineados en posibles medidas para frenar los combates entre Ucrania y Rusia, pero sus esfuerzos diplomáticos no lograron poner fin al conflicto.
Gran parte de la reunión se centró en las garantías de seguridad que Estados Unidos y las naciones europeas podrían brindar a Ucrania si Zelenski aceptaba un acuerdo para poner fin a los combates. Se hicieron evidentes ciertas diferencias, como el llamado de Merz a un alto el fuego antes de continuar las negociaciones con Rusia, sugerencia que Trump rechazó con sutileza.
Todos los participantes parecían estar de acuerdo en el plan de concertar conversaciones directas entre Zelenski y Putin. Trump también habló con Putin para explorar la posibilidad de una reunión directa entre ambos líderes.
Yuri Ushakov, asesor de política exterior de Putin, afirmó que los líderes ruso y estadounidense acordaron designar negociadores de alto nivel para llevar a cabo conversaciones directas entre Rusia y Ucrania, pero no indicó si Putin participaría. Si bien Putin no ha rechazado explícitamente una reunión con Zelenski, ha enfatizado que no considera al presidente ucraniano legítimo ni su igual.
Desde la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022, Estados Unidos y otros aliados occidentales han brindado un importante apoyo militar a Ucrania e impuesto sanciones a Rusia para presionar a Putin a poner fin a la guerra. Sin embargo, estas medidas no han logrado sus objetivos hasta la fecha. Frustradas por el limitado impacto de las sanciones y la presión, las partes ahora intentan lograr el fin de la guerra mediante el diálogo.
Garantías de seguridad significativas para Ucrania, como han exigido, probablemente requerirían tropas europeas en el terreno, una opción que Rusia muy probablemente no aceptará.
La cuestión de qué territorio tendría que ceder Kiev en un acuerdo de paz tampoco quedó clara tras las conversaciones del lunes. Ucrania se enfrenta a un dilema difícil: negarse a ceder territorio podría prolongar la guerra, mientras que aceptar ceder territorio podría interpretarse como una rendición a las demandas rusas; una situación típica de perder-perder. Esta situación refleja tanto la confianza de Ucrania en Occidente como la injerencia occidental en los asuntos internos de Ucrania, incluyendo los planes para incorporarla eventualmente a la OTAN.
Afifeh Abedi, investigadora y experta en política exterior, declaró al Tehran Times que, bajo la presidencia de Trump, Estados Unidos ha dado un paso atrás en su participación directa en el conflicto, un cambio con importantes implicaciones para Europa. Señaló que «desde que Trump asumió el cargo, Estados Unidos se ha mantenido significativamente distante de los acontecimientos en la guerra en Ucrania; una postura que se hizo aún más evidente tras reunirse con Putin en Alaska».
Abedi afirmó que este cambio pone de relieve que Europa ya no puede depender de Estados Unidos para intensificar los conflictos ni aumentar la presión sobre Rusia. Las reuniones en la Casa Blanca con varios líderes europeos subrayaron, en su opinión, «la debilidad estructural y la dependencia de Bruselas respecto a Washington en materia de seguridad y gestión de crisis en Ucrania». Describió la reunión como un claro esfuerzo de los líderes europeos para evitar una creciente brecha estratégica a través del Atlántico.
De cara al futuro, Abedi enfatizó la incertidumbre en torno a los próximos pasos de Europa. «Si los líderes europeos adoptan un enfoque pragmático y aceptan negociar con Moscú, podría surgir una vía hacia la paz y la reducción de las tensiones». Sin embargo, advirtió que, si Europa sigue insistiendo en una solución militar, la situación podría volverse cada vez más compleja y arriesgada.