Shahrokh Saei
* Canadá, Australia y Gran Bretaña reconocen el Estado palestino en medio de una creciente presión pública.
Teherán – El reconocimiento de Palestina como Estado independiente por parte de varios países occidentales marca un hito significativo, que subraya la resiliencia y la firme resistencia del pueblo palestino ante la brutalidad israelí. Sin embargo, este cambio diplomático parece estar impulsado menos por una genuina preocupación humanitaria y más por la creciente presión nacional e internacional.
El domingo, Canadá, Australia y el Reino Unido reconocieron formalmente a Palestina como Estado soberano e independiente.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, declaró en X: «A partir de hoy, domingo 21 de septiembre de 2025, la Mancomunidad de Australia reconoce formalmente al Estado independiente y soberano de Palestina».
El primer ministro canadiense, Mark Carney, anunció también que Canadá ahora reconoce al Estado de Palestina, de acuerdo con la llamada solución de dos Estados.
Estas medidas se coordinaron con el Reino Unido, donde el primer ministro Keir Starmer declaró que su país reconocería formalmente a Palestina poco después. Expresó que dicho reconocimiento «reavivaría la esperanza de paz para palestinos e israelíes, y una solución de dos Estados».
Reconocimiento de Palestina: ¿Una ofensiva de encanto o un auténtico cambio?
A pesar de estos anuncios, el reconocimiento por parte de estas potencias occidentales parece ser más bien una respuesta a la creciente indignación pública y las protestas por su presunta complicidad en los crímenes de guerra de Israel en Gaza. El presidente Donald Trump expresó abiertamente su desacuerdo con el reconocimiento durante su reciente visita de Estado al Reino Unido, lo que pone de relieve la naturaleza polémica y dividida de las respuestas internacionales.
El cambio de postura del Reino Unido hacia el reconocimiento de Palestina se produjo después de que en julio manifestara una disposición provisional a abandonar su tradicional postura de esperar a ver qué pasaba, supeditada a que Israel pusiera fin a su guerra en Gaza, se comprometiera con la paz y permitiera un aumento de la ayuda humanitaria. Sin embargo, las condiciones en Gaza no han hecho más que deteriorarse desde entonces, con la intensificación de la campaña militar israelí y la profundización de la crisis humanitaria. Cisjordania también ha experimentado un repunte de la violencia letal, lo que ha exacerbado el conflicto.
Contexto histórico y complicidad
El reconocimiento formal de Palestina por parte del Reino Unido se produce más de un siglo después de la Declaración Balfour de 1917, que prometía un «hogar nacional para el pueblo judío» en Palestina. Esta declaración se considera ampliamente un factor clave en la limpieza étnica y el desplazamiento de los palestinos en 1948, conocida como la Nakba, y añade una gran ironía histórica a este acontecimiento.
La facilitación por parte de Gran Bretaña de la inmigración sionista durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial y el continuo apoyo militar del país a Israel lo han implicado en la devastadora guerra en Gaza, que se ha cobrado más de 65.000 vidas palestinas desde octubre de 2023. A pesar de la creciente evidencia de organizaciones internacionales e investigaciones de la ONU que sugieren que se está cometiendo un genocidio en Gaza, el gobierno británico ha seguido armando y financiando a Israel durante este conflicto de casi dos años.
La presión internacional impulsa la acción
El reconocimiento de Palestina el domingo es parte de un esfuerzo más amplio y coordinado internacionalmente.
Se espera que el número de países que reconocen a Palestina supere los 150 para finales de la próxima semana, durante la próxima Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York. Francia tiene previsto reconocer al Estado de Palestina el lunes.
La medida del Reino Unido es prometedora, pero está claramente impulsada por el aumento de las protestas y la indignación pública por su apoyo a Israel. El temor a fallos de tribunales internacionales contra la participación británica en los crímenes de guerra israelíes probablemente contribuyó a este cambio de política. De igual manera, Canadá y Australia —firmes defensores de Israel desde hace mucho tiempo— parecen haberse visto obligados a reconocer este hecho en medio de la creciente disidencia interna y las protestas antiisraelíes, una dinámica que también se manifiesta en Francia, un aliado occidental clave de Israel, que experimenta un aumento de las protestas antiisraelíes en sus ciudades.
Otros países europeos como España, Irlanda y Noruega ya han tomado medidas similares a raíz de la guerra de Gaza.
Una vez que Francia finalice su reconocimiento, Estados Unidos será el único miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU que se niega a reconocer la soberanía palestina.
Alemania sigue resistiéndose, aduciendo condiciones no cumplidas para el reconocimiento.
Simbolismo vs. sustancia
A corto plazo, esta ola de reconocimiento podría ser en gran medida simbólica. Todos los territorios palestinos permanecen bajo la letal ocupación militar israelí, e Israel sigue justificando su devastadora campaña en Gaza como «autodefensa». Esto ha provocado una inmensa muerte y destrucción, agravando una catástrofe humanitaria.
Si bien estos reconocimientos podrían marcar el inicio de un nuevo capítulo en la diplomacia internacional respecto de Palestina, sin una presión sostenida para poner fin a la guerra de Israel y levantar el asedio a Gaza –donde la gente enfrenta la hambruna y una amenaza genocida– el gesto corre el riesgo de ser recordado como poco más que una ofensiva simbólica de encanto.
No obstante, este reconocimiento demuestra cómo la fuerza persistente y la resistencia decidida del pueblo palestino han obligado incluso a los aliados occidentales tradicionales de Israel a producir resultados diplomáticos significativos, a pesar de la continua opresión israelí.