Bárbaro genocidio y nada más

 

Wesam Bahrani | Tehran Times

* 200.000 toneladas de explosivos fueron arrojadas sobre los 2,3 millones de residentes de Gaza, con resultado de unos 77.000 muertos o desaparecidos, entre ellos más de 20.000 niños, 12.500 mujeres y 1.000 bebés, entre ellos 450 recién nacidos. Pese a todo, Israel no logró erradicar a Hamás ni liberar a sus prisioneros.

Teherán – Más de dos años después del inicio de la brutal campaña militar israelí en la Franja de Gaza, un informe exhaustivo de la Oficina de Medios del Gobierno en Gaza ha puesto al descubierto el devastador costo humano, social e infraestructural infligido a la población del enclave.

Este informe, que abarca 735 días de bombardeos incesantes, hambruna y privaciones, declara el conflicto como una de las campañas genocidas más horrendas de la historia moderna. Sin embargo, a pesar de la catastrófica destrucción y la pérdida de vidas, Israel no logró erradicar a Hamás ni asegurar la liberación incondicional de los rehenes, mientras enfrentaba un aislamiento internacional sin precedentes.

Este resultado, marcado por un inmenso sufrimiento humano y consecuencias diplomáticas, pone de relieve un profundo error de cálculo estratégico.

Escalada y campaña militar

El conflicto se intensificó rápidamente después del ataque del 7 de octubre, lo que llevó al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, a declarar que los objetivos de la guerra se centraban en desmantelar las capacidades militares y de gobierno de Hamás, recuperar a todos los cautivos y garantizar la seguridad de Israel a largo plazo.

La operación, denominada «Espadas de Hierro», implicó extensos bombardeos aéreos, invasiones terrestres y la imposición de severas restricciones a la ayuda y la circulación. Para mediados de 2024, Israel había tomado el control de importantes áreas de Gaza, incluido el Corredor Filadelfia, a lo largo de la frontera con Egipto.

Entre los acontecimientos más importantes se encuentran la invasión de la ciudad de Gaza a finales de 2023, el bombardeo de zonas seguras designadas como al-Mawasi en más de 150 ocasiones y el cierre de cruces fronterizos durante más de 600 días, lo que agravó las crisis humanitarias. La guerra se prolongó durante 735 días, hasta que se aprobó un acuerdo de alto el fuego el 9 de octubre de 2025, lo que facilitó las retiradas parciales de Israel y la liberación de rehenes.

Costo humano e infraestructural

El informe de la Oficina de Medios de Gaza detalla el extremo costo humano e infraestructural de la campaña israelí, señalando que más de 200.000 toneladas de explosivos fueron arrojadas sobre los 2,3 millones de residentes de Gaza, y que el área de al-Mawasi, oficialmente etiquetada como «zona humanitaria segura», fue bombardeada más de 150 veces.

El informe describe esto como un ataque sistemático contra civiles, no accidental, que causó aproximadamente 77.000 muertos o desaparecidos, entre ellos más de 20.000 niños, 12.500 mujeres y 1.000 bebés, entre ellos 450 recién nacidos. Más de 39.000 familias quedaron devastadas, muchas de ellas completamente exterminadas.

El asalto se cobró la vida de 1.670 trabajadores médicos, 254 periodistas, 140 efectivos de defensa civil, así como más de 1.000 policías, trabajadores municipales y humanitarios, además de dejar 170.000 heridos, incluidos miles de heridos graves o amputados.

La infraestructura quedó devastada, con la destrucción de 38 hospitales, 670 escuelas, 165 universidades, decenas de centros de salud y 835 mezquitas, además de repetidos ataques a ambulancias. La oficina enfatizó que estos ataques buscaban erradicar la conciencia palestina al negar el acceso a la educación y la atención médica, lo que subraya el carácter sistemático y más amplio del impacto de la campaña.

La infraestructura civil sufrió graves daños, con un 90% de destrucción, incluyendo hospitales, escuelas y mezquitas. Si bien estas cifras requieren verificación independiente por parte de organizaciones como las Naciones Unidas o agencias humanitarias, coinciden con las evaluaciones de Amnistía Internacional y comisiones de la ONU que concluyen que Israel cometió genocidio en Gaza.

La expulsión fallida y la resistencia de Hamás

Un factor central del fracaso de Israel es el objetivo incumplido de expulsar por la fuerza a los palestinos de Gaza. Los planes iniciales, discutidos en círculos israelíes y reportados en medios como Associated Press, contemplaban reasentar a los palestinos en países como Sudán del Sur o concentrarlos en campos de internamiento similares al sur de Gaza, como las ruinas de Rafah.

Un informe de la ONU destacó la intención de Israel de ejercer un control permanente y de impulsar cambios demográficos para establecer una mayoría judía en los territorios ocupados. Sin embargo, a pesar de controlar más del 80% de Gaza en algunos puntos y desplazar a casi dos millones de personas a tiendas de campaña improvisadas, la expulsión masiva no se materializó.

La presión internacional, incluida la de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que ordenó la prevención de actos genocidas, y la resistencia sobre el terreno frustraron estos esfuerzos. La retirada parcial del alto el fuego subraya este revés, ya que los palestinos permanecen en Gaza mientras continúan los llamamientos para la reconstrucción.

Igualmente, incumplido fue el objetivo de destruir completamente a Hamás. Las autoridades israelíes afirmaron que para 2025 la estructura militar del grupo estaba desmantelada, y el exministro de Guerra Yoav Gallant afirmó que el ejército había logrado todos los objetivos. Sin embargo, análisis de ACLED y Al Jazeera indican que Hamás conserva capacidad operativa, habiendo reclutado hasta 30.000 nuevos combatientes y adaptándose a través de redes clandestinas.

Lejos de eliminarse, la campaña, sin querer, elevó la causa palestina a la fama mundial. Las protestas en todo el mundo, desde ciudades occidentales hasta capitales árabes, aumentaron en solidaridad, y el Foro Sharq observó un colapso de las narrativas y cambios de políticas a favor de los derechos palestinos. La globalización de las protestas se debe a la cobertura mediática del sufrimiento civil, que amplifica los llamados a una solución de dos Estados y a la defensa de los derechos humanos.

Repercusiones diplomáticas y condena mundial

La operación ha generado una profunda vergüenza y censura internacional para Israel, erosionando su prestigio diplomático. La indignación mundial se intensificó, con CNN informando sobre una disidencia generalizada incluso en las fronteras de Gaza y expertos de la ONU criticando el apoyo occidental en medio de hallazgos genocidas.

Las consecuencias diplomáticas incluyeron el aislamiento en la ONU, donde las islas del Pacífico brindaron un respaldo excepcional en medio de una condena generalizada. Las medidas provisionales de la CIJ y los informes de Amnistía Internacional enmarcaron los hechos como si fueran genocidio, lo que provocó boicots y tensó las alianzas.

«Los métodos de guerra de Israel en Gaza son consistentes con las características del genocidio», afirmó un Comité Especial de la ONU, destacando las bajas masivas y las condiciones que amenazan la vida.

La negativa de Hamás a liberar a los cautivos incondicionalmente pone de relieve aún más los reveses de Israel. De los cautivos originales, las liberaciones se produjeron esporádicamente mediante negociaciones, que culminaron en el acuerdo de alto el fuego de 2025, que intercambiaba cautivos por prisioneros palestinos. Este marco condicional, más que una rendición unilateral, refleja la persistente influencia de Hamás a pesar de la presión militar.

En síntesis, estos fracasos han reconfigurado la dinámica regional, fortaleciendo la movilización palestina a través de una mayor conciencia global y debilitando la posición de Israel en medio de demandas de rendición de cuentas.

El informe anual del Comité de Derechos de los Palestinos de la ONU exige investigaciones y reconstrucción, instando a un cese genuino que aborde el bloqueo y la dignidad. Mientras Gaza enfrenta pérdidas por 70,000 millones de dólares y un abismo humanitario, el legado del conflicto advierte sobre los peligros de una guerra prolongada sin horizontes políticos viables.