La escalada de tensión a la que asiste la Península de Corea se aceleró este lunes con el lanzamiento de cuatro misiles por parte de Corea del Norte en un hecho que coincide con las ingentes maniobras militares que realiza el Ejército de Corea del Sur y su aliado estadounidense.
Según un portavoz de Tokio, los cohetes fueron disparados a las 7.36 de la mañana desde una de las bases militares del oeste del país en dirección al Mar de Japón y tres de ellos cayeron en la Zona Económica Especial japonesa, un espacio que se extiende a unos 370 kilómetros desde las costas niponas.
«Los últimos lanzamientos demuestran claramente la evidencia de una nueva amenaza procedente de Corea del Norte. Es una clara violación de las resoluciones de Naciones Unidas y una acción extremadamente peligrosa», señaló el primer ministro Shinzo Abe en una declaración a la prensa.
Tanto Corea del Sur como Japón convocaron una reunión de emergencia de su cúpula militar para analizar el incidente.
Tokio estimó que los misiles recorrieron unos 1.000 kilómetros, mientras que un oficial del ministerio de Defensa surcoreano citado por Yonhap opinó que podría tratarse de un misil intercontinental «capaz de alcanzar el territorio continental de EEUU».
Salto en la capacidad militar
Esta última suposición -que no se ha confirmado oficialmente- tiene un enorme calado ya que implicaría un gran salto cualitativo en la capacidad militar de Pyongyang y desataría casi con toda seguridad una crisis de dimensiones impredecibles con Washington.
En su discurso de año nuevo, el líder norcoreano, Kim Jong Un anunció que su país estaba preparándose para realizar un ensayo de este tipo de armamento, que colocaría la costa oeste de EEUU bajo el rango de los misiles de la nación asiática.
«¡Eso no ocurrirá nunca!», le respondió un día más tarde el presidente Donald Trump mediante un tuit.
La zona desde la que se realizó el ensayo, el área de Dongchang-ri, es la misma desde la que Corea del Norte lanzó un cohete al espacio en febrero de 2016 con la pretensión de situar un satélite en la órbita terrestre.
Esta es la segunda ocasión en la que Corea del Norte dispara misiles desde que Trump accedió a la presidencia. El 12 de febrero, Pyongyang probó otro cohete que recorrió unos 500 kilómetros.
Las llamadas maniobras «Foal Eagle» comenzaron el miércoles pasado con la participación de cerca de 17.000 soldados estadounidenses y 290.000 militares surcoreanos, según Yonhap.
Los ejercicios incluyen el despliegue en la Península de armamento tan estratégico para EEUU como el portaaviones USS Carl Vinson, que llegará a Corea del Sur en los próximos días, o los aviones invisibles F-35B.
Los medios surcoreanos llevan días anunciando que la nueva administración norteamericana pretende realizar una exhibición de fuerza durante las Foal Eagle y las subsiguientes maniobras Key Resolve, que se extienden hasta finales de abril y que cada año provocan cuando menos una violenta reacción dialéctica de Pyongyang.
Siguiendo esta misma dinámica, el sábado un portavoz de Corea del Norte advirtió que su ejército se prepara para «lanzar una represalia despiadada ante cualquier provocación de los invasores».
El diario Rodong Sinmun había adelantado por su parte que se producirían otros lanzamientos de misiles y de «nuevas armas estratégicas, que surcarán el cielo de forma vigorosa mientras que los Estados Unidos y el régimen títere (referencia a Corea del Sur) sigan amenazándonos con sus armas nucleares y sus maniobras para invadirnos».